A menos de dos semanas para que comiencen los Juegos Olímpicos, el equipo de análisis de Robeco desgrana el impacto de los mismos sobre la maltrecha economía brasileña
VALENCIA (VP). La economía de Brasil es poco probable que gane la medalla de oro por acoger la Juegos Olímpicos ya que debe enfrentar problemas demasiado profundos, explican los expertos de Robeco a propósito de invertir en el país carioca.
Los Juegos de Río de Janeiro, del 5 al 21 de Agosto, deberían, normalmente, proporcionar un impulso económico gracias a nuevas infraestructuras, más turismo y mayores ingresos por televisión y otros derechos deportivos. Otros países han registrado un gran crecimiento económico debido a la celebración del evento cuatrienal, y Brasil podría haber disfrutado de un doble impulso después de acoger también la Copa del Mundo de Fútbol en 2014.
“El mayor crecimiento en el año de los Juegos Olímpicos era atribuible a una aceleración de las inversiones, pero no vemos que eso ocurra en Brasil", dice Daniela da Costa-Bulthuis, gestora de cartera en el equipo de mercados emergentes de Renta variable de Robeco. Esta firma de inversión gestiona alrededor de 1,6 billones de euros en renta variable y bonos brasileños, incluyendo 250 millones de euros dentro de su estrategia de renta variable emergente fundamental.
“El impacto positivo esperado de las inversiones en infraestructuras previas a la Copa del Mundo y los Juegos Olímpicos han decepcionado por una mala ejecución del plan de inversiones del gobierno y un entorno de inversión dificil, con excesiva interferencia del gobierno, una alta carga tributaria y la baja rentabilidad de los proyectos".
Daniela da Costa-Bulthuis menciona un estudio realizado por los patrocinadores olímpicos EY que estimaban que los Juegos crearían 1,79 millones de puestos de trabajo permanentes y temporales en Río y sus alrededores. "Si es verdad, no será suficiente para hacer frente a los actuales 11 millones de brasileños en paro, lo que representa el 11,2% de la fuerza de trabajo", dice.
“El país ha estado pasando por una crisis política y una recesión desde 2014, el año en que fue sede de la Copa del Mundo. Desde entonces, Brasil ha enfrentado protestas en las calles, una de las mayores investigaciones por corrupción involucrando empresas de propiedad estatal y políticos del gobierno, así como un proceso de destitución presidencial".
“Todo ello se combina con bajos niveles de inversión y crecimiento económico durante tres años consecutivos. Brasil ha sufrido su más profunda contracción del PIB en más de 20 años durante 2015, encogiéndose un 3,8%. Las expectativas para 2016 son de una nueva contracción del 3,5%. Los retos que enfrenta el país este año son mucho más grandes que cualquier efecto positivo que las Olimpiadas pudieran aportar. "Hay algunas señales de progreso dice Da Costa-Bulthuis, no todo es pesimismo durante los Juegos Olímpicos en Brasil, a pesar del inicio del proceso legal para destituir a Dilma Rousseff de su cargo por la manipulación ilegal de las cuentas fiscales".
“Cifras recientes demuestran que los negocios y la confianza del consumidor han mejorado ligeramente después de que el Congreso de Brasil aprobara un proceso formal de destitución presidencial en abril pasado,"añade. "El gobierno interino está presionando con medidas liberalizadoras y una agenda de recuperación del PIB. Hay conversaciones sobre posibles reformas estructurales despues del juicio de destitución presidencial - que se espera comience en la primera semana después de los Juegos Olímpicos".
“Así que, los Juegos Olímpicos podrían cerrar el capítulo de la crisis política en Brasil, y su éxito podría contribuir al máximo al ayudar a mejorar la confianza. Después, Brasil podría entrar en un momento de flujo de noticias positivas procedentes de ambos frentes, político y económico, que pueden marcar el inicio de la recuperación del PIB del país".
El fondo de deuda emergente de Robeco invierte en bonos del gobierno brasileño, que se han vuelto más atractivo en los últimos meses debido a la caída de la inflación y una apreciación de la moneda. "Sin embargo, para los inversores de renta fija los Juegos Olímpicos es la cara del espectáculo", dice el gestor de cartera Paul Murray-John.
“Por un lado, no somos insensibles a los beneficios que el impulso de los Juegos Olímpicos aportará al crecimiento. Por otro lado, la construcción de macro estadios es poco probable que mejore la productividad económica. Brasil sí ofrece valoraciones atractivas de bonos en este momento - estamos ligeramente sobre expuestos - pero sobre todo por otras razones, a saber, los altos rendimientos reales, la reducción de la inflación y un gobierno que tiene un plan para tratar la incontinencia fiscal de la presidencia de Rousseff".
“Si los Juegos Olímpicos dejan un legado de infraestructuras de transporte mejoradas, será más que suficiente para satisfacer a los titulares de los bonos a largo plazo.” Mucho dependerá de cómo la destartalada economía brasileña sea reformada, con o sin los Juegos Olímpicos, advierte el economista jefe de Robeco Léon Cornelissen. Se dice que los planes de sustitución temporal de Dilma como presidenta son ambiciosos, pero son necesarias medidas drásticas.
“Despues de 13 años de legado del partido de los trabajadores, el nuevo presidente interino Michel Temer ha hecho interesantes sugerencias para abordar reformas que gustan a los mercados”, dice. La más destacada es una enmienda a la constitución para congelar el gasto público en términos reales durante 20 años. Dado que la constitución y otras leyes blindan de recortes un 90% del gasto, esta iniciativa obligaría al gobierno a cambiar las leyes.
“El equipo de Temer está dirigido por un exgobernador del Banco Central, Henrique Meirelles, que quiere romper con las políticas anteriores en un amplio frente: el insostenible sistema de pensiones ha de ser reducido, y las onerosas regulaciones impuestas a las corporaciones tienen que ser levantadas, comenzando con el sector del petróleo y el gas. Las desfasadas regulaciones laborales y un sistema fiscal excesivamente complicado tienen que ser reformados".
“La privatización estará de nuevo en el orden del día. El presupuesto del próximo año tendrá que ser presentado al Congreso el 31 de agosto, y las elecciones locales se llevará a cabo en octubre. Será interesante ver qué reformas se dictarán en las próximas semanas y meses que ofrezcan esperanzas para los inversores de que la novena economía más grande del mundo se sitúe en una trayectoria sólida para salir del embrollo actual".