El ayuntamiento hace público el proyecto que se llevará a cabo y que tardará dos años en materializarse. Aunque el museo fue anunciado en 2016, las otras dos sedes proyectadas no tienen el camino empezado
VALÈNCIA. La Casa dels Bous de València, la primera de las tres sedes del proyecto del Museu del Mar, será realidad en dos años. Esos han sido los plazos dados por la concejala de Patrimonio Cultural del Ayuntamiento de València, Glòria Tello, en la rueda de prensa en la que se han dado los detalles del documento ganador del concurso público para recuperar el espacio, la cooperativa El fabricante de Espheras, representada por Pascual Herrero.
Ubicado en el barrio del Cabanyal, justo al lado de la Lonja de Peces (a pocos metros de La Fábrica de Hielo y solo a otros pocos de la playa de la Malvarrosa) el espacio será "un nuevo espacio cultural y museográfico y un nuevo punto de encuentro para los vecinos de esta zona de la ciudad", según reza un comunicado. El proyecto ha tenido un presupuesto de unos 60.000 euros, y la intervención en el complejo construido en la segunda mitad del siglo XIX añadirán otros 2 millones de euros al coste total de la recuperación de este espacio.
Este proyecto contempla también la recuperación para uso público del Jardín de Tenyidors, situado en la parcela contigua y que servirá como pulmón del proyecto, en diferentes sentidos. Primero, porque servirá para descentralizar las actividades previstas para el centro, y segundo, porque se trata en realidad de un espacio botánico muy singular (lleva abandonado décadas) y ocupará un espacio muy significativo sobre el plano final. Tello ha querido soñar con la cantidad y diversidad de actividades al aire libre que se podrían realizar, como un cine a la fresca o conciertos.
En cuanto a La Casa dels Bous, más allá de las oficinas y la gestión, la primera planta de las antiguas cuadras albergará la exposición permanente y la segunda las temporales. Además, se anexionará dos nuevos edificios: uno como espacio multiusos para talleres, presentaciones y similares (habitualmente estará a disposición del tejido social del barrio); y otro como restaurante/cafetería. El espacio ha sido recuperado tras extinguir una concesión del edificio a la Marina Auxiliant.
Pero también es útil poner en contexto el proyecto presentado. El mismo fue ya presentado en 2016, y hasta ahora, solo se ha conseguido licitar la puesta en marcha de una de ellas, la de La Casa dels Bous.
La verdad es que el proceso del futuro Museu de la Mar está resultando especialmente farragoso. Se proyectaron tres sedes: La Casa dels Bous, las Atarazanas y Varadero. De la primera habla este mismo artículo y estará terminada en 14 meses a partir de la resolución de la licitación. Este primer centro hablará desde la visión más etnológica del barrio, mostrando el arraigo y las tradiciones de la pesca en Poblats Marítims.
La segunda sede, Atarazanas, llevará el grueso del discurso expositivo. El espacio es de titularidad del Ayuntamiento, pero antes de licitar las obras y presentar un proyecto, hay que estudiar los problemas de climatización que podrían afectar a las obras que se expongan, y que necesitan unas condiciones concretas de temperatura y humedad. Resolver esto supondría una importante inversión de cerca de 1.500.000 de euros que el consistorio no está en disposición a pagar por ahora.
Finalmente, Varadero, en La Marina, tendría que adquirirse ya como fundación pública, intentando aunar las fuerzas de Diputación, Ayuntamiento, Marina y Conselleria. No está contemplado aún, a pesar de que ya lo posicionan como el lugar en el que tendría su museografía un carácter más archivístico. Además, Tello apunta a que le encantaría ver un barco real varado en este espacio.
Sin embargo, los sueños, sueños son. Y el proyecto que echa a andar con La Casa dels Bous sigue suscitando algunas preguntas. Por ejemplo: ¿quién y cómo se va a elegir a alguien para dirigirlo?; si el proyecto de rehabilitación también conlleva la confección museográfica, ¿no va a haber una coherencia entre los espacios? (si no sale el mismo resultado en los concursos públicos de las otras sedes, cada una tendrá responsables diferentes), ¿se está trabajando en la composición de la futura fundación?, ¿y en la construcción de las otras dos sedes?, ¿cuándo estará el Museu acabado en su totalidad?
Más allá de las burocracias y de lo que hace falta para cumplir la ley de museos, ayer el Ayuntamiento no estaba aún en posición de responder estas preguntas, sino de mostrar con ilusión sus primeros pasos. Mientras, el pañal sigue puesto y sin síntomas de poder quitárselo. La próxima fecha, dentro de dos años, demostrará si los sueños actuales son los hechos de entonces o qué.