La primera edición del circuito urbano propone un heterogéneo cartel para repensar la ciudad desde un prisma musical, del 5 al 8 de noviembre
VALENCIA. “El arte está en la calle”, cantaban los franceses Diabologum hace algo más de 20 años. Era una banda de rock que siempre gozó de una aureola arty, lo que les permitía tomarse esas licencias, claro. Pero si hay que certificar que en Valencia se respiran aires nuevos para la creación cultural en su más amplio espectro, y para la musical en concreto, solo cabe esperar que iniciativas como el MUV! gocen del refrendo popular que sin duda deberían recabar. Y que el arte, el intercambio de ideas en torno a la cultura y la música popular, vuelva a estar en la calle.
Para ello cuentan con una importante ventaja dentro de la nutrida miríada de citas barriales que están dinamizando la vida cultural de la ciudad en las últimas temporadas, cuyo brote ha sido afortunadamente inmune al desdén institucional: su celebración en el bario de Russafa, emblema en los últimos años de la renovación urbanística y del florecimiento de nuevos negocios que han atraído para sí un activo sector de consumidores jóvenes (más allá del debate acerca de la gentrificación y el rampante hipsterismo inherente). La simple apelación al viejo slogan de Woody Guthrie (“This Machine Kills Fascists”) en la camiseta de uno de los personajes que aparecen dibujados en su cartel ya debería ser una señal fiel de por dónde van sus tiros (disculpen el chascarrillo fácil): la música como acicate para la reflexión, y no como un simple elemento decorativo.
La cita cuenta con quince enclaves repartidos por todo el barrio (Café Ubik, Sporting Club Russafa, Calypso, Sala Russafa, Bluebell Coffee Co., Hat Gallery, La Fusteria...), y con más de 50 músicos que mostrarán sus argumentos del 5 al 8 de noviembre, en un fin de semana de auténtico órdago, dando rienda suelta a una programación prácticamente pantagruélica, que se presentó el pasado jueves 29 de octubre con la exposición fotográfica Valencia, territorio musical, en el Café Ubik, y en la que se muestra el trabajo de José García Poveda “El Flaco”, Alejandro Sánchez, Iziar Kuriaki, Daniel García Sala, Javi Reaktiu, Liberto Peiró y Jose Antonio Gómez, profesionales que han plasmado con sus instantáneas parte del hervor musical de la ciudad en los últimos años, y cuyas fotografías podrán verse allí expuestas hasta el 1 de diciembre.
Jornadas de debate, talleres, exposiciones y actividades infantiles complementan la oferta de una cita aún novel pero con la firme intención de quedarse. Y que considera la música como una herramienta fundamental para el dinamismo urbano. Solo falta que el público responda (los precios son populares, y hay varios bonos disponibles), y que esa imbricación de los sonidos autóctonos -porque el cartel es enteramente valenciano- en el que debe ser su sustrato natural, nuestras calles (a veces tan hostiles hacia ella en los últimos años) y toda su pléyade de pequeños recintos, tenga un eco real y sólido. A continuación, el detalle de lo más granado de una programación prácticamente inabarcable, marcada por una encomiable variedad de estilos.
La faceta más rock del MUV! llega de la mano de tres músicos de rompe y rasga, de esos que se adaptan a cualquier formato porque están acostumbrados a lidiar con toda clase de enclaves, ya sea con el sostén eléctrico y amplificado de una banda o con la única compañía de su guitarra. Las limitaciones de espacio no son, pues, un problema para ellos. Johnny B. Zero es la banda de Juanma Pastor, un tipo acostumbrado a invocar los espectros del mejor rythm'n'blues desde una perspectiva contemporánea, en directos ardorosos y tremendamente solventes. Tres cuartos de lo mismo cabe decir de Aullido Atómico, el trío comandado por Don Rogelio J (Tracahombres, Tumba Swing), duchos en exponer una visión cruda del rock and roll y el blues, pasado en ocasiones por tamiz punk y con algunas esquirlas de cultura trash. Y es también ese el caso de Miquel Àngel Landete, o lo que es lo mismo, Senior, quien llega sin la compañía de El Cor Brutal (su banda), pero con las canciones de sus cuatro álbumes listas para ser destripadas con las cuerdas de su guitarra eléctrica.
El jazz estará representado, fundamentalmente, por el pianista valenciano Albert Sanz, un músico de extraordinaria proyección exterior (grabó con Al Foster, batería de Miles Davis, hace tres años), que ya dejó un excelente sabor de boca tras su paso por el Festival de Jazz del Palau de la Música en julio pasado. Y por el trío Jerez Texas, el proyecto más emblemático del siempre inquieto Matthieu Saglio, que pregona la fusión de jazz y flamenco a través de su amplia trayectoria. Ambos actuarán en el Espacio Loft Co-Social. El concierto de las Dómisol Sisters (escorado al swing de los años 20, 30 y 40), el de Versonautas (el dúo formado por Roqui Albero y Ana Sanahuja) o el de Lula Reyna y Miquel Pérez Perelló, así como una exposición de fotografías del Especial Canibaal de Jazz, del 5 al 24 de noviembre, o la actividad Jazzetjant amb xiquets, entre otros, que se suman a la querencia del MUV! por el jazz. Sin olvidar el homenaje a Nina Simone en un proyecto escénico (dirigido por la norteamericana Erin Corine) que promete ser uno de los puntos álgidos del festival.
En el terreno de la fusión y de la música de raíz, dos nombres sobresalen por encima del resto: Miquel Gil y Efrén López. El primero celebra sus 40 años ya de carrera con un espectáculo, Matèria, estrenado hace un año en el Auditori de Torrent, que aglutina reinterpretaciones de toda su trayectoria, tanto en solitario (la más aclamada), como al frente de Terminal Sur o formando parte de Al Tall. Un fructífero alto en el camino para uno de los músicos valencianos de referencia, que siempre ha hecho bandera de la recuperación del folk local desde una perspectiva global y contemporánea.
Efrén López, por su parte, volverá a destilar esa visión de la creación musical que ya fue enseña de L'Ham de Foc (el grupo que encarnaba junto a Mara Aranda), en la que los sonidos del Mediterráneo y los de Oriente Próximo son los dos polos de atracción entre los que se mueve su inagotable proceso de investigación, siempre tendiendo puentes entre la tradición medieval y sus vínculos en común con los acervos musicales de los países de cualquier orilla mediterránea.
Deslindar la oferta de cualquier cita entre lo que sería pop y lo que sería rock, en estos tiempos que corren, no deja de ser algo parecido a una majadería. Pero hagamos valer la simplificación para desgranar algunos de los nombres que, provistos de un ingente caudal melódico, habrían de hacer las delicias del público que se acerque a Russafa durante el fin de semana, diferenciados de aquellos que ya hemos detallado en el apartado del rock más ortodoxo.
Uno de ellos es Óscar Briz, quien presentará en solitario el contenido de ese espléndido álbum que es De llums i ombres (Mesdemil, 2015), recién salido del horno, el noveno ya desde que emprendiera carrera a su nombre, tras su paso por The Beat Dealers, The Whitlams o Banderas de Mayo. Otro de los nombres que brillará con luz propia es Mist, el elegante proyecto de pop preciosista y delicado del holandés Rick Treffers, quien debería refrendar el estupendo sabor de boca que dejó hace unos días en el Festival Deleste. Otro músico que también estará de estreno es Manolo Tarancón, con el flamante Historias Mínimas (La Viejita Música, 2015), uno de los mejores trabajos de su trayectoria, ya en capilla y con su contenido a punto de rodaje.
Y especialmente apetitosa se perfila la actuación de otro músico también presto a estrenar material nuevo, como es Damien Lott (Carlos Soler, para los amigos), por cuanto lleva ya demasiado tiempo alejado del foco principal de los escenarios, de tan inmerso como está en labores de producción para decenas de compañeros. Seis años han pasado ya desde que deslumbrara con su álbum homónimo: tiempo más que suficiente para que comience a presentar sus nuevas canciones, que se sustanciarán en un nuevo álbum a comienzos de 2016. El siempre singular Gilbertástico también se desmarcará, en su más puro estilo, con un concierto a modo de ópera folk, musicando con su piano la trama del cuento La Sirenita, de Hans Christian Andersen, en un show llamado Cola de Pez. Néstor Mir, por su parte, no se encuentra ahora misma desvelando material de nueva factura, pero su aportación cuenta ya con el suficiente bagaje -en prestaciones escénicas y en canciones- como para acaparar también la atención del público.
La ciudad que hace música, hace ciudad, es el título de la mesa redonda que se celebrará el sábado 7 por la mañana en la Sala Russafa, y en la que la concejala María Oliver, el profesor Pau Rausell, el músico Ramon Cardo y los promotores Luis Óscar García, Sergi Almiñana y Claudio Giust debatirán en torno al impacto económico y social de la música en un entorno urbano, así como su importancia simbólica, su valor diferencial y su potencial en el desarrollo de una marca urbana. Modera el periodista Xavier Aliaga. Un debate que, en esencia, remite al núcleo de intenciones que el MUV! pretende solidificar con su apuesta para un fin de semana que, dado lo ingente de su programación, resulta prácticamente inabarcable. Así que hay varias hojas de ruta posibles, y todas francamente aprovechables.