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En primera persona / OPINIÓN

El nuevo municipalismo

22/09/2020 - 

Irrumpió sin piedad en nuestras vidas y hemos tenido que aprender a convivir con ella en casa, en el trabajo… Y también en las instituciones. La covid nos ha enseñado a protegernos y a proteger a los demás. Esto también lo hemos tenido que aprender las alcaldesas y alcaldes. Sin apenas tiempo, y con los pocos recursos y competencias de los que disponemos en los ayuntamientos, hemos tenido que aplicar medidas para proteger la salud de nuestros vecinos primero, y ayudar a las familias y empresas a salir adelante después.

Desde que la pandemia entró en nuestras vidas cada día esperábamos ver cómo se aplanaba la curva mientras trabajábamos para articular ayudas para las familias más afectadas por esta crisis social y sanitaria. Mientras esperábamos que mejoraran los datos sobre las altas hospitalarias tratábamos de adquirir mascarillas para ayudar a nuestros vecinos a protegerse. Informábamos a nuestros ciudadanos de las recomendaciones sanitarias que recibíamos mientras luchábamos a pie de calle contra el virus desinfectando los espacios públicos. Han sido meses de desvelo entre alcaldesas y alcaldes para articular redes de apoyo a los colectivos vulnerables, para ayudar a comerciantes y hosteleros, y recientemente para poner en marcha instalaciones y servicios con total seguridad o para colaborar con los centros escolares en esta atípica ‘vuelta al cole’.

En los ayuntamientos hemos trabajado sin descanso -y lo seguimos haciendo- para frenar el riesgo sanitario en nuestros municipios y para tratar de minimizar su impacto en la vida de nuestros vecinos y vecinas. De esto se ha hablado poco en estos meses, del esfuerzo del ‘mundo local’ para atender las demandas sociales y económicas derivadas de la covid. Y es de justicia reconocer el trabajo realizado por tantísimos compañeros y compañeras (concejales y alcaldes) al frente de sus ayuntamientos.

Han sido meses duros en los que al trabajo por frenar esta pandemia sumamos también el componente personal porque tras las frías cifras de contagios, fallecimientos y brotes hay personas, familias que en la mayoría de los casos conocemos. Tras las estadísticas hay personas con las que hemos compartido festejos, reivindicaciones o debates para mejorar nuestro municipio; vecinos con los que hemos compartido la antigua normalidad en nuestra ciudad.

En los ayuntamientos se ha realizado un gran esfuerzo por enfrentarse a una situación sanitaria sin precedentes y por las limitaciones de recursos que tenemos, que esta crisis ha agravado. La pandemia nos ha traído la urgente necesidad de aumentar la inversión social y sanitaria mientras ha minorado de forma grave los ingresos de los ayuntamientos.

Nuestro compromiso personal y político como alcaldes es mejorar la vida en nuestras ciudades, y desde hace meses eso implica proteger a nuestras vecinas y vecinos. Una protección condicionada de forma inexorable a poder disponer de todos nuestros recursos económicos para dedicarlo a lo que la ciudadanía necesita en estos momentos: políticas públicas que garanticen que nadie se queda atrás con esta crisis.

Y ante una necesidad inaplazable hemos sufrido un nuevo ataque del PP al mundo local. Era previsible que el PP quisiera mantener el ‘secuestro’ de los ahorros de los ayuntamientos que nos impuso con la Ley Montoro. Entonces el PP antepuso el interés financiero a las necesidades sociales. Hace unos días, con su rechazo al Real Decreto Ley 27/2020, el Partido Popular no ‘derrotó’ al Gobierno de España, atacó de nuevo a la autonomía local al negar a los ayuntamientos la posibilidad de gastar su dinero en las necesidades de sus vecinos y vecinas. Y si grave es su decisión, imperdonable es que celebren como una victoria cercenar el derecho de la ciudadanía a recibir la atención que merecen por parte de sus instituciones. 

Los ayuntamientos son la administración más cercana al ciudadano, el primer lugar al que acude una persona que necesita ayuda. También lo está siendo durante esta crisis sanitaria y social. Es nuestra obligación dar respuesta a esas demandas. Pero necesitamos -hoy más que nunca- recursos económicos para afrontar la reconstrucción económica y social. Por eso es incomprensible que el PP bloqueara en el Congreso el decreto que nos permitía disponer de nuestros remanentes. Y por eso es fundamental para los ayuntamientos el anuncio del Ministerio de Hacienda de suspender la regla de gasto y prorrogar el uso del superávit, porque nos permitirá aumentar los recursos disponibles para hacer frente a esta crisis

 No es tiempo de bloquear medidas con una mano y contar votos con la otra, es tiempo de dedicar todos los esfuerzos a la reconstrucción social y económica que requieren nuestras ciudades y nuestro país. A eso nos estamos dedicando los gobiernos, y a eso se debían dedicar los diputados del PP: a dejar atrás aquello de ‘cuanto peor mejor’ y pensar de una vez en el bien común.

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