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Llimerá dibuja las prioridades de su mandato

El Palau de la Música señala la herencia recibida y saca pecho de triplicar abonados

11/10/2023 - 

VALÈNCIA. Tras haber hiperventilado para llegar en condiciones a la reapertura, el Palau de la Música puede respirar con normalidad y ahora sí empieza su nueva etapa de manera autónoma. La temporada, diseñada en gran parte por su anterior director, Vicent Ros, echará a andar el próximo día 18, y Vicente Llimerá, el nuevo máximo responsable, ya dibuja el camino que seguirá la institución a partir de ahora, con unos cambios profundos que se notarán a partir de 2024, y por supuesto, a partir de la temporada que viene.

Por lo pronto, ayer se realizó un desayuno informativo en el que se dieron datos de abonados. Primer cambio, ya que el anterior equipo de gobierno dejó de facilitarlos cuando se cerró el edificio del Paseo de la Alameda. No solo eso, sino que hizo caso omiso a las peticiones de la prensa, y este diario acabó consiguiéndolos a través del portal de transparencia. Llimerá se comprometió ayer públicamente a “rendir cuentas de todo, de lo bueno y lo malo”.

Ya bajando a las cifras, el Palau ha tenido que recalcular también las del año pasado, porque hasta ahora se contabilizaban los números de abonos pero no de abonados (es decir, si una misma persona compraba dos abonos para dos espacios diferentes, se contaban los dos). Habiendo cotejado estos datos, la vuelta al Palau de la Música deja una cifras impresionantes: se ha pasado de 345 abonados a 939, casi el triple respecto a la temporada pasada. De hecho, se supera la meta de Llimerá, que era la barrera de los 836 abonados de la última temporada con el edificio abierto, la 2018/2019. Más allá de la temporada de abono, estaca especialmente la subida del abono de la Orquesta de València, que pasa de 217 personas a 342, un hecho que refrendaría la apuesta por Alexander Liebreich y que “demuestra la aceptación de la programación de nuestra Orquesta”, en palabras de Llimerá.

Tras la publicación de este artículo, la ex-concejala de Cultura y ex-presidenta del Palau, Glòria Tello, ha puesto en duda el nuevo cálculo de la nueva gestión, recordando que la cifra oficial de abonos de 2022/2023 es 706, por lo que la cifra de abonos habría crecido apenas en 233 personas. Tello ha acusado a los nuevos responsables de la institución de "mentir" con las cifras en la mano.

Pero estas cifras no son el final. A partir del 2024/2025, se quiere llegar incluso más lejos, y para ello se va a apostar por tener una nueva política de precios que requiere un cambio normativo. Este permitirá que se puedan hacer descuentos del 50% a colectivos como jubilados, jóvenes o personas en situación de vulnerabilidad (ahora se hace con las entradas individuales pero no con los abonos). Con esto, se espera poder sumar 250 o 300 personas más abonadas al Palau, lo que les haría llegar al máximo que ha tenido la institución en su historia, 1200. También quiere Llimerá hacer menos conciertos de abonos (cerca de 38 en vez de los 44 de esta temporada), lo que permitiría reducir el coste de los abonos e incluso eliminar los tramos más caros. Por último, volverán los abonos trimestrales y se espera que, el hecho de presentar la temporada en mayo y no en septiembre, también rasque algunos abonados.

Foto: EVA MÁÑEZ

Datos dados, hay que decir que estos últimos años ha habido cierta fijación de la prensa por saber cómo evolucionaba el público del Palau de la Música. Pero desde la pandemia, los hábitos de consumo han cambiado radicalmente y el público prefiere ahora ir concierto a concierto. Por eso a pesar de los datos bajos de abonados, el Palau seguía teniendo una cuota de butacas llenas muy alta; por eso Llimerá también explicó ayer que ahora tocaba “atraer al público a cada concierto porque la venta de entradas es lo que llena realmente la sala”; y esto mismo ocurre en otros lugares, como el Palau de Les Arts, según contó el director artístico, Jesús Iglesias Noriega, en una entrevista esta misma semana.

Un Palau sin gestionar

Más allá de los abonos y las entradas, Llimerá quiere revisar de arriba a abajo qué mejoras necesita la institución para abordar una transformación acorde a la “prioridad” en la que la alcaldesa ha puesta al Palau, según afirmó el día de su reapertura.

Para empezar, según confesó ayer, quedan muchas cosas que solucionar de la gestión anterior. La más grave ya se sabe, las rehabilitaciones importantes que las obras recién entregadas no han abordado: goteras y filtraciones que afectan al edificio anexo, que no formaron parte de la macrolicitación y que afectan a estancias administrativas, cafetería, sala de ensayos de la banda, entrada, etc. Sobre eso, se ha realizado un contrato menor para realizar las catas arquitectónicas y poder licitar y empezar los trabajos “antes de verano de 2024”. Se hará por fases y no afectará a la programación, tal y como contó el concejal de Cultura, Jose Luis Moreno, en una entrevista a este diario.

Pero ayer Llimerá también levantó la alfombra y dejó ver algunos asuntos pendientes especialmente llamativos. Según explicó, al Palau aún le quedan muchas facturas que pagar. De hecho, se ha liberado recientemente casi un millón de euros para pagar facturas de hasta 2018. La situación financiera encontrada ha sido tal, que la reapertura de la Sala Rodrigo y el ciclo de órgano ha sido posible gracias a la cancelación del concierto de un gran solista, que liberó el presupuesto necesario.

Con esta situación, por supuesto, el Palau funcionará hasta final de año a través de contratos menores. Así pudieron poner a punto el órgano de la sala Iturbi. Lo que en una situación normal sería una licitación, acabó siendo un contrato menor porque hablando con los licitantes “entendieron” la situación y la urgencia. “Ahora mismo si hay que licitar algo, no llegamos hasta verano”, explicaba ayer Llimerá. Tampoco ha habido presupuesto para comprar los instrumentos que se llevan reclamando desde 2021, y solo a través de contratos menos se han hecho adaptaciones y se ha comprado un instrumento de cuerda.

Foto: EVA MÁÑEZ

Con todo esto, a lo largo del mes que viene se conocerán los presupuestos municipales, y el Palau de la Música ha pedido y se sabe que será muy mimado. Con ello, se busca completar las deficiencias actuales y poner en marcha varios proyectos de legislatura. El primero, “una administración ágil”, que pasa por reforzar “un departamento de contabilidad y administración bajo mínimos”.

En segundo lugar, y esencial también, convocar las plazas de la Orquesta de València. Una vez finalice el plan de estabilización actual, seguramente en verano de 2024, se convocarán las 15 plazas vacantes que lleva arrastrando desde hace años la formación. Con estas, la formación contará con 90 músicos, las plazas que ya están creadas. La meta de esta legislatura sería llegar a los 108 o 110 para que “la Orquesta pueda hacer frente a todos los repertorios”. Actualmente, para cada concierto, la formación tiene que contratar unos 20 o 30 músicos externos. Fuera del Palau, la Banda Municipal también tendrá un proceso similar. Llimerá condenó ayer todos estos lastres de la anterior gestión de manera clara: “no entiendo la falta de voluntad de querer poner las cosas a punto”.

Reforzar la Orquesta es un eje central del proyecto de Llimerá, que se apoyará en ella para atraer al abonado. Lo hará ampliando su repertorio. Liebreich, en la misma línea, apuesta por explorar el repertorio clásico y barroco. Menos conciertos de abono permitirán más tiempo para poder ensayar, y los grandes solistas y directores musicales de renombre quieren ser el reactivo para que la Orquesta brille.

También ha tenido lugar la primera reunión de coordinación Palau de la Música-Palau de Les Arts, en las que se ha llegado a un acuerdo que es poner en común los borradores de programaciones para evitar solapamientos y optimizar la agenda cultural. El Palau de la Música, por su parte, le ha garantizo a Les Arts que ellos harán “un par de óperas en concierto sin escenificación o con muy poca”.

La alianza inesperada es la de la Orquesta de València con el pop y el rock. Estos géneros musicales formarán parte del proyecto del Palau de la Música, pero no de la Sala Iturbi (“cada vez que se ha amplificado allí dentro ha sido un desastre”). Lo que propone Llimerá es que la formación sinfónica y “grandes grupos de pop y rock” hagan match en un concierto que, por qué no, podría aspirar a hacerse en el futuro Roig Arena.

Todos estos esbozos son el camino que marca el nuevo director, que tiene la certeza del apoyo y la implicación personal de la alcaldesa Catalá. Con esto, busca abrir una nueva etapa del Palau de la Música.

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