¡CÓMO ESTÁ EL BARRIO!

El peor bar de Cánovas


El peor bar de’ es democrático,

‘El peor bar de’ no entiende de clases. 

Todo vecindario tiene su bar con váteres pegajoso

| 16/09/2022 | 4 min, 38 seg

En la terraza del peor bar de la zona nacional, los mosquitos pican como en las terrazas de los establecimientos del otro bando. En sus intestinos, la sangre azul de los barones que quedan se mezcla con la de los nuevos ricos.   

No sé si estoy en el peor bar de Cánovas, porque huyo de quienes tienen la receta para el peor o mejor lo que sea. Quien cree tener respuesta sobre los grandes temas sin dejar espacios intermedios, me asusta. Ya sea sobre el amor y desamor, o sobre dónde comer los mejores zarajos de València. El mejor zarajo siempre está por descubrir. 

No estoy sola, a este puede que el peor bar de la zona noble, he venido con la compañía de El libro de los venenos de Antonio Escohotado, que he rebautizado como el Libro de todos los venenos, en homenaje a Agustín Fernández Mallo y su Libro de todos los amores

Amor - alcohol.

Amor - cacaos.  

El liberalismo libertario de Escohotado me parecía una buena idea para acompañar a esta cerveza con precio previo a la inflación. Acudo al índice del libro, editado por La Caja Books, y veo de dónde se sacó Rosalía lo de

A de alta, altura, alien

B de bandida

C de coqueta

D de dinamita

E de expensiva, emperatriz, enigma, enterada

F de Flux Aeon

G de guapa

En el ensayo de Escohotado, Escota para los amigos, en el índice, pone A de Alcohol, B de Benzodiazepina, C de Cocaína, D de Démeter, E de Energía, F de Fármaco, G de Guerras del opio. Voy a la página 19, la del alcohol: “Las plantas vinculadas a bebidas alcohólicas son prácticamente universales. Para conseguir una tosca cerveza, basta masticar algún fruto y luego escupirlo; la fermentación espontánea de la saliva y el vegetal producirá alcohol de baja graduación. Una tablilla cuneiforme, del 2200 a.C., recomendaba ya cerveza como tónico para mujeres en estado de lactancia”. 

No veo a ninguna mujer con pinta de dar el pecho. No veo a ninguna mujer salvo a una Geperudeta en un póster de papel.  

El otro día, entrevistando a Salva Albacar, hermano del fallecido y reconocido cocinero Tito Albacar, este me dijo que para ser buen camarero había que saber cortar el jamón y los pensamientos fúnebres del cliente. Que ahora dónde antes la gente hablaba, solo hay pantallas de móvil. En este, el peor bar de la zona nacional, apoyados en la barra o en la máquina tragaperras, el camarero da terapia a los parroquianos temporales —obreros y operarios de una obra cercana—. 

 
Escohotado fue condenado a dos años y un día de cárcel por hacer de intermediario en una venta de cocaína en la que participó coaccionado por los mismos policías que le terminaron deteniendo. Lo de esta ensaladilla que he pedido innecesariamente sí que es violencia privada. 

Levanto la mano para hacer el gesto universal de pedir cerveza, porque la mañana es corta, pero no tan corta como un artículo en el que hay más puntos y aparte que puntos de opinión. 

Punto y aparte.  

No es fácil encontrar el peor bar de Cánovas entre tanto proyecto de interiorismo hecho en el IKEA de los proyectos de interiorismo de hostelería. No sé dónde está ubicada esa tipología de IKEA, pero sé que no sabría salir del pasillo de los azulejos hidráulicos de pegatina. Sé que las parejas —socios, en este caso— discutirían en una sala de muebles de madera blancos, de paredes cubiertas de contrachapado blanco y entarimado del mismo color. Una sala en la que el horizonte se difumina entre sillas que imitan la Thonet. Algo así como cuando en una pista de esquí la niebla baja y la estación se convierte en un laberinto. 

Sobre laberintos dice Enrique Vila-Matas en Montevideo, su último libro, publicado por Seix Barral que “los caminos aleatorios son caminantes que deciden pasearse al azar en un laberinto dado. El tipo de pregunta interesante es: ¿vuelven siempre al punto de partida, o consiguen escapar?”. 

Los parroquianos de aquí no escapan de los carajillos que se sirven en este bar cuyo nombre no voy a revelar, y que no es el peor de Cánovas porque el peor bar de Cánovas, según Google, es el bar Coyote. De él, una reseña de una única estrella, dice: “¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡no existe!!!!!!!!!!!!!!!!”.     

Hubo un tiempo que en la zona nacional estaban los pubs con mejores nombres: Zorbas, Champagne, Cádillac, Dúplex, Mentiroso Yogui, Bebé a Bordo, Baños y Duchas, si escribo algo como Sanción Máxima, Limpieza Sin Rastros o Alivio Picaduras colará como nombre de local ochentero. 

En P de Psiquedelia, Antonio Escohotado explica que el término viene de psique y delos: ampliación de la mente. Concepto que Aldous Huxley lanzó tras su primera experiencia con mescalina. 

El dueño de este bar pidió una ampliación de la terraza, pero no se la concedieron. 

Cánovas es un estado mental. 

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