VALENCIA. La imagen de la persona que sostiene un dispositivo de click en la entrada de un gran evento está a punto de esfumarse. Al menos en el caso de festivales y otros espectáculos. A partir del próximo mes de septiembre, el recuento automático será de obligado cumplimiento para aquellos espectáculos cuyo aforo exceda las 2.000 personas. Esto quiere decir que nada de pulsaciones con espacio para el error humano. La práctica telemática aspira a ganar en precisión, acabar con la especulación y unificar la seguridad.
La normativa que regula el control de aforo no es de ámbito estatal, sino que corresponde a cada autonomía. La Comunitat se guía por el decreto 143/2015, aprobado por el Consell el pasado mes de septiembre. En concreto, el Artículo 185 especifica que los organizadores de eventos con más de 2.000 personas deben optar por “sistemas técnicos de cuenteo automático que computen con exactitud el número de personas que acceden y se hallan en un local”, una medida que hasta la fecha ni siquiera se contemplaba. Pese a que el reglamento ya está en vigor, su aplicación no es de obligado cumplimiento hasta septiembre de 2016, motivo por el que todavía muchas entidades rehúsan aplicarlo.
EL CUENTEO ELECTRÓNICO ERA UNA MEDIDA NO OBLIGATORIA HASTA LA FECHA, QUE AHORA ACOMPAÑARÁ A LAS GRANDES CITAS
Cabe recordar que el decreto afecta tanto a espectáculos públicos de carácter extraordinario, como a salas de fiestas, discotecas y pubs que estén ubicados en la Comunitat. Y da igual que la titularidad sea pública o privada. Solo quedan fuera los actos religiosos, políticos, deportivos y determinados eventos turísticos, regulados por otras normas. Pero se incluyen infinidad de eventos: desde los grandes festivales musicales –Arenal Sound, Low Festival, Mare Nostrum, Medusa… –, a los actos como Electrofallas, la Tomatina Sound y hasta las paellas de la Universidades.
Otra novedad esencial es la referida al personal de seguridad privada que se requiere. La tabla de porcentajes arroja datos inequívocos. De 501 hasta 1.000 personas, un vigilante; de 1.001 hasta 2.000, debe haber dos y, en adelante, un vigilante por cada tramo de 1.000 personas.