El PPCV baraja la solución de Sevilla para resolver el conflicto del congreso de Valencia

VALÈNCIA. El congreso provincial del PP de Valencia se ha convertido en la piedra en el zapato de la dirección regional del partido que lidera Isabel Bonig. El deseo de continuar al frente de la formación del actual líder, Vicente Betoret, frente a las aspiraciones de la portavoz en la Diputación, Mari Carmen Contelles, y la aparición de una tercera candidata, la ex alcaldesa de la Font de la Figuera María José Penadés, han complicado el escenario notablemente. 

Una situación de fractura que se evidenció en la traumática Junta Directiva Provincial (JDP) celebrada días atrás en la que no se pudo alcanzar un acuerdo ni siquiera para la composición del Comité Organizador del Congreso (COC), calendario y reglamento.

Ante esta situación, la dirección nacional del partido, en concreto Fernando Martínez Maíllo, llamó a capítulo a los protagonistas desde una posición favorable a Betoret, dado que trató de forzar la retirada de la candidatura de Contelles en favor de una lista única, algo a lo que la dirigente se opuso con el apoyo tácito de Bonig, que públicamente no se pronuncia pero que la apoya en la sombra. Tras el fracaso de esta vía, Maíllo llegó a amenazar con "intervenir" lo que fuera "necesario" para que no se presentaran diversos candidatos.

No obstante, en medio de este escenario de tensión, el PPCV trabaja en una fórmula para intentar contentar a todos los actores de esta película, desde candidatos hasta la propia dirección nacional. Así, una de las ideas que se estudia es aplicar para el cónclave de la provincia de Valencia una solución similar o incluso calcada a la que se ha adoptado en la provincia de Sevilla, donde también se presentaban dos aspirantes y la tensión ha propiciado la intervención de Génova.

Así, en ese caso, la fórmula adoptada es que ambos candidatos se presentarán en una primera vuelta en la que la militancia decidirá el vencedor, que será el elegido presidente provincial aunque la diferencia sea de un solo voto (no el 15% de distancia que prevén a priori los estatutos). 

El aspirante vencido tendrá derecho a ofrecer una terna de nombres para la Secretaría General del partido de la cual saldrá el número dos y, además, se producirá una integración dentro del Comité Ejecutivo Provincial por consenso, aunque algunas fuentes puntualizaban que según porcentaje de representatividad. Con este pacto, el candidato que saliera derrotado, se compromete a respaldar al vencedor y propiciar una imagen de unidad en el cónclave.

Una fórmula que el propio Maíllo, quien insistió este mismo jueves en que no habrá congreso en Valencia mientras no exista "un clima de acuerdo", se encargó de alabar al referirse ayer al acuerdo alcanzado en Sevilla: "Es importante no trasladar nuestros problemas a los ciudadanos; cuanta más unidad mejor, y en Sevilla se hizo un ejercicio de generosidad que espero tenga su traslación en el congreso", afirmó.

Unas palabras que, pese al tono de advertencia empleado sobre el cónclave valenciano, fueron bien vistas por la dirección regional del PPCV, que consideran que la fórmula aplicada en Sevilla podría encontrar una traslación en Valencia, apaciguando a Génova y a los distintas protagonistas. 

En este sentido, las fuentes consultadas señalaron que a través de esa vía se respetaría la participación de la militancia -uno de los objetivos principales de Bonig- permitiendo que se presenten varios candidatos pero, al mismo tiempo, con el compromiso de que posteriormente exista un pacto con una candidatura de integración que es la que acuda al congreso.

De la misma manera, los referentes nacionales podrían acudir con tranquilidad al cónclave sabedores de la unidad pactada y, además, la situación les permitiría visibilizar que sus intentos de evitar los conflictos han tenido una respuesta por parte de los protagonistas.