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LOS IMPULSORES DE LA INICIATIVA VUELVEN A LLAMAR A LA PUERTA DEL AYUNTAMIENTO

El proyecto de hotel en la Marina de València: seis años de espera

Foto: EVA MÁÑEZ
1/05/2022 - 

 VALÈNCIA. Los grandes proyectos puestos sobre la mesa en la última década para aumentar el atractivo y la funcionalidad de la Marina de València siguen en el aire. Aunque sí ha proliferado la instalación de compañías en las antiguas bases de la America's Cup con proyectos como el de Sesame, Innsomnia o Marina de Empresas, lo cierto es que todo lo que trascendía de la remodelación de espacios ha quedado estancado en la dimensión burocrática. Así ha ocurrido, en última instancia, con la Torre Eólica, que lleva dando vueltas por el Consorcio Valencia 2007 desde 2018.

Este ente -constituido en su momento por el Gobierno de España, la Generalitat Valenciana y el Ayuntamiento de València- se encuentra en un proceso de refundación después de la condonación por parte del Estado de la deuda de 400 millones de euros que arrastraba el órgano, lo que todavía dificulta más el avance de lo que había en marcha. Sin embargo, poca excusa queda para no haber abordado la situación del hotel de 30 plantas que, desde 2016, se planteó para su instalación junto a la antigua Estación Marítima. 

Ahora, los promotores de la iniciativa han vuelto a llamar a la puerta del Ayuntamiento de València para recordar la solicitud de la concesión del derecho de superficie sobre las parcelas donde se pretendía levantar la edificación, acción con la que pretenden volver a reactivar el proceso. Lo hacen tras no tener noticias desde prácticamente 2019 por parte de la institución y el ente consorcial, cuando todo parecía encarado para aprobar el proyecto, abrir un plazo para propuestas alternativas y sacar un concurso en el caso de que hubiera más concurrencia de proyectos alternativos. 

La iniciativa del hotel fue promovida por la sociedad Valencia New Investments SL, liderada por el Grupo Gheisa, dedicado a servicios turísticos y fundado por el empresario Juan Manuel Baixauli. A través de ésta se solicitó la concesión del derecho de superficie de la antigua Estación Marítima -finalmente destinada a un hub tecnológico- y la parcela anexa, donde se buscaría desarrollar el edificio. El proyecto planeaba un hotel de cuatro estrellas, con apartahoteles, coworking restauración y zona comercial. La idea poner en primer instancia el foco en los clientes náuticos y del polo de emprendimiento que dan uso a la dársena, además de ampliar la oferta de ocio y restauración. A partir de ahí, la propuesta pasaba por subarrendar a operadores especializados su explotación.

Foto: EVA MÁÑEZ

Reuniones con los partidos con interés por la propuesta

Los promotores del proyecto se reunieron en reiteradas ocasiones con el Consorcio Valencia 2007 y el Ayuntamiento de València, además de hacerlo con los diferentes partidos del consistorio. Todos vieron la propuesta con buenos ojos, menos València en Comú, que señaló al impacto paisajístico y urbanístico que un hotel de 100 metros de alto podría tener sobre Poblats Marítims. Un proyecto en el que se planeaba una inversión de 65 millones de euros en un edificio pensado para dividirse en dos bloques y que tendría aspecto de faro para los que lo vieran desde el mar y de vela si se divisaba desde la ciudad.

En todo caso, el periplo de los pliegos han sido patada hacia delante por parte de las administraciones durante años, y así hasta el momento. Inicialmente, desde las instituciones se esperaba sacar los pliegos entre abril y mayo de 2017, al estar desde Patrimonio elaborando las bases de la concesión. En estos meses, continuaron con las reuniones, que se alargaron hasta el secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer, quien también consideraba el proyecto un buen dinamizador del espacio. En todo caso, reuniones con Vicent Llorens, Joan Calabuig, Joan Ribó o Sandra Gómez no sirvieron para desbloquear el asunto.

En marzo de 2018 se aprobaba en una reunión del Consorcio Valencia 2007 llevar a licitación la parcela, con todos los votos favorables, menos el de la entonces concejala de Patrimonio, María Oliver, lo que les llevaba a presuponer que el concurso estaría próximo. En verano, se apunta que para finalizar el año ya estarán listos los pliegos. Sin embargo, el anterior director estratégico, Ramón Marrades, decidió lanzar un concurso de ideas sobre qué hacer en dicha parcela en el que también participaron los promotores para insistir en la idoneidad del proyecto. 

Desde prácticamente aquel momento, el proyecto - que pretendía convertirse en uno de los iconos de la Marina de València y crear 250 puestos de trabajo- quedó atascado en alguno de los puntos. Poca suerte había corrido también el edificio anexo, la antigua Estación Marítima, que hace escasos meses logró desbloquearse tras cuatros años desde que se inició su adjudicación, donde la polémica de la elección de empresas y su judicialización marcaron los retrasos de la puesta en marcha del espacio. 

La Torre Eólica y el atasco burocrático

Como se apuntaba, el otro gran proyecto todavía por aprobar y que también busca convertirse en icono visual del espacio es el de la Torre Eólica, cuyos promotores han cogido el atasco por la renovación del ente gestor de la Marina de València a causa de la condonación de los 400 millones de euros por parte de Estado, aunque el inicio del proyecto se remonta a 2018. En esta negociación, el problema se ha generado por los terrenos donde se quiere ubicar, pero que venían precedidos por cambios en el canon y otras cuestiones del mismo.

Mediante un convenio firmado en 2013, la Autoridad Portuaria de Valencia cedía gratuitamente por 35 años los terrenos que ocupa La Marina de València al Consorcio para que gestionara el recinto y pagara de esta manera la deuda originada por la celebración deportiva. Pagada ya la deuda, el Puerto ha dado por extinguido el acuerdo y ha comunicado su intención de dejar sin efecto la concesión a 35 años para ir renovándolo anualmente.

Esta renovación anual de la concesión dificulta mucho al ente la realización de nuevas inversiones y provoca inseguridad jurídica en la adjudicación de contratos y de concesiones por parte del consorcio, e incluso obstaculiza la llegada de fondos europeos para mejorar las instalaciones ocupadas por La Marina. La estabilidad jurídica de estos terrenos, donde se pretende ubicar la Torre Eólica, dificulta la aprobación definitiva de la iniciativa, que hace un par de meses se encontraba en avanzado estado de estudio técnico. Un problema que también afectaría al futuro hotel en el caso de que no se regularice la situación del ente gestor del espacio.

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