el plan diseñado exigía un fuerte desembolso para las arcas de la generalitat

El proyecto oculto de Puig para el edificio de Correos costaba otros 20 millones de euros

28/11/2023 - 

VALÈNCIA. La compra del edificio de Correos situado en la plaza del Ayuntamiento de València por 23,9 millones de euros en diciembre de 2021 fue uno de los hitos del gobierno presidido por el socialista Ximo Puig dentro de su objetivo -para algunos discutible- de mantener en la esfera pública inmuebles emblemáticos. De hecho, este no fue el único adquirido por el Gobierno valenciano, que también invirtió en su mandato para hacerse con varios palacetes históricos y con otros edificios postales como los de Alicante, Castelló, Elche y Gandia.

Uno de los primeros pasos tras esta compra fue renombrar la instalación como Palau de les Comunicacions, dado que la idea inicial era convertir el recinto en un gran espacio para eventos relacionados con la prensa de la capital o para, al menos, compatibilizar este uso con otros. En este sentido, la utilización para actos organizados por medios de comunicación fue promovida desde Presidencia de la Generalitat, que otorgaba toda una serie de facilidades para el uso y aprovechamiento del histórico edificio, lo que conllevó que buena parte de las empresas informativas de la ciudad aceptaran celebrar sus eventos en el nuevo Palau de les Comunicacions.

 
Paralelamente, otro uso relevante se concentró en el mes de marzo con motivo de las Fallas. Las recepciones, especialmente a la hora de presenciar las mascletaes desde tan privilegiada ubicación, a comisiones festeras, asociaciones, colectivos, organizaciones empresariales, periodistas y otros actores de la sociedad civil, se sucedieron del 1 al 19 de marzo durante los dos años posteriores a la adquisición. 

Ahora bien, tal como informó Valencia Plaza, los meses pasaban sin que se llegara a concretar un plan concreto y detallado de los usos del recinto. Aunque la recta final de la legislatura se celebró la exposición De la foscor a la llum, una muestra que presentaba en su totalidad la Colección Lladró adquirida previamente por la Generalitat, la hoja de ruta a futuro, más allá de los comentarios o declaraciones, era una incógnita.


Inicialmente, antes incluso de formalizar la compra, desde Presidencia se adjudicó un contrato menor a la empresa Interpreta Cultural Projects por 16.940 euros (IVA incluido) para "la elaboración de un proyecto básico de ideas para la conceptualización de una equipación cultural, social y económica" en el edificio. No obstante, posteriormente, se realizó una encomienda pública a Tragsa para que redactara el plan de usos y adecuación, un encargo para el que el plazo límite fijado expiraba el 31 de diciembre de 2022. El proyecto, sin embargo, nunca llegó a hacerse público ni a revelarse su contenido, pese a la insistencia de este diario, que finalmente ha accedido al documento que, a lo largo de 262 páginas, detalla, tras un análisis del edificio -monumento de interés local-, las posibles modificaciones, normativas técnicas, obras y redistribución de espacios que deberían realizarse para cumplir con los objetivos marcados.

En él, se especifican una serie de actuaciones necesarias en el edificio para albergar los usos y actividades propuestos por la Generalitat que tendrían un coste de casi 20 millones de euros. Una obra compleja que no llegó a iniciarse: cabe recordar que el jefe del Consell, Ximo Puig, había recibido diferentes críticas de la oposición por la compra y uso del edificio de Correos, por lo que uno de los motivos por los que desde el Palau no se habrían decidido a comenzar el proyecto podría consistir en la propia proximidad de las elecciones. Si el PSPV hubiera mantenido la Generalitat, tal vez habría sido un buen momento para retomar esta actuación con la seguridad de una legislatura de cuatro años.

En cuanto al contenido del informe, se explica que en las reuniones mantenidas con los representantes de la Generalitat, se plasmaron tres ideas para el edificio: "Centro de Referencia de las Regiones de Europa, edificio de pública concurrencia y proyecto innovador y sostenible". A partir de ahí, se expone la posibilidad favorable de implantar aquellos usos que, además de dar "servicio como posible subsede del Comité de las Regiones de Europa, trasciendan más allá, generando interés y conocimiento por el sentimiento europeo, así como ser contenedor de exposiciones y eventos varios, que, a su vez, se hacen compatibles con eventos y exposiciones de carácter general".

En cuanto a la distribución de espacios, en el sótano se proponía habilitar como sala de exposición el local todavía ocupado por Correos, además de "hacer visitable" el refugio de la Guerra Civil existente con una exposición vinculada "que podría ser relativa al servicio postal de aquella época".

Respecto a la planta baja, la propuesta era desplazar los ascensores para hacerlos más visibles, instalar una cafetería-restaurante para fomentar el acceso al edificio y, eso sí, mantener el ágora para destinarla "a eventos y actos públicos", que ha sido el uso más reiterado para citas relacionadas especialmente con medios de comunicación.

 

En la primera planta, la idea era eliminar los forjados intermedios existentes "con el fin de recuperar la doble altura con la que fueron concebidos". Además, el proyecto apuntaba a que en el anillo exterior se implantara "un recorrido constituido por pantallas continuas de leds, en paredes, techo y suelo que, al recorrerlo, sumergiera al espectador en una experiencia de inmersión, con temas que se renovarían periódicamente, generando una reiteración de visitantes". En el documento apuntaban a contenidos "institucionales (Europa, Comité de las Regiones, Arco Mediterráneo, etc.)" o "culturales, en su sentido amplio (historia, fiestas, gastronomía, música, etc.)", además de complementarlos con una exposición conexa.

En cuanto a la segunda planta, la propuesta incluía la ubicación de seis espacios que pudieran alojar rotatoriamente "representaciones de otros países con ofertas turísticas, formativas, laborales, etc.". En este piso se situaría un salón principal de reuniones, zona de descanso, servicios administrativos del propio Palau de les Comunicacions y también del Comité de las Regiones así como un espacio para "asesoramiento a particulares y pymes en su salida a Europa y la función de apoyo a empresas extranjeras" que desearan ubicarse en la Comunitat Valenciana. Además, en esta planta también habría una sala de exposiciones, zona de coworking y espacio de reuniones para estos usuarios.

En el tercer piso, el proyecto apostaba por el uso del salón ubicado tras la vidriera escultórica de la fachada principal para actos protocolarios. Además, se habilitaría el espacio exterior alrededor de la cúpula para exposiciones al aire libre, "fundamentalmente de escultura". Otras modificaciones para mejorar el entorno completaban el uso propuesto para esta planta con un salón de actos, hemeroteca y comedor para el personal del Palau de les Comunicacions.

Respecto a la terraza superior, su destino era convertirse en cafetería-restaurante al aire libre, con una obra de sobreelevación para poder disfrutar de las vistas. Además, el plan incluía una "zona de huerto de cultivo de verduras y hortalizas para su utilización en el restaurante fomentando el producto local de kilómetro 0". En este punto, el informe de Tragsa subraya la necesidad de instalar en la terraza norte placas fotovoltaicas para "potenciar el autoconsumo y cumplir con las exigencias técnicas legales actuales". De hecho, en el análisis realizado se señala que el coste energético del recinto en 2021 ha supuesto un coste de 97.000 euros.

Un plan detallado donde también se incluía el coste de las diferentes actuaciones proyectadas. Así, en base a módulos de coste por metro cuadrado procedentes de la base de datos del Instituto Valenciano de la Edificación (IVE) para este tipo de intervenciones -actualizado a noviembre de 2022-, se estimaba un coste a 1.514  €/m2. De esta manera, el proyecto desgrana planta a planta el gasto hasta un total de 9,9 millones de euros, al que habría que añadirle 2,4 millones en mobiliario e interiorismo y los gastos generales y beneficio industrial del presupuesto de la contrata, además del IVA, lo que elevaría el total hasta 17,2 millones de euros. Contando la estimación de los honorarios profesionales (arquitecto, arquitecto técnico e ingeniería), el presupuesto manejado se elevaría hasta aproximadamente 19,5 millones de euros.


Un ambicioso proyecto que en Presidencia tuvieron meses en un cajón y que, tras la derrota del PSPV-PSOE en las pasadas elecciones de mayo, ya no verá la luz. Sobre esto, cabe recodar que la ahora alcaldesa de València, María José Catalá, anunció en su campaña electoral que el edificio sería reconvertido a Museo Fallero Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Un recinto el visitante podrá, aseguró, vivir la experiencia de una mascletà, una ofrenda o la cremà, mediante el sistema 4D y la Inteligencia Artificial. Un proyecto para el deberá coordinarse con la Generalitat -propietaria del edificio-, que preside su compañero de partido Carlos Mazón, y sobre el que todavía no se conoce presupuesto.
   

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