Foto: KIKE TABERNER. VALÈNCIA. El antiguo edificio de Correos, ahora llamado Palau de les Comunicacions, despide este domingo la exposición De la foscor a la llum, una muestra que presenta en su totalidad la Colección Lladró antes de su integración en el Museu de Belles Arts de València. Las más de setenta piezas recalaron en febrero en el inmueble como parte de un doble movimiento desde Presidencia: por un lado, esta constituía la primera exhibición íntegra de la colección tras su adquisición por parte de la Generalitat, que la compró meses antes por 3,7 millones de euros; por otra parte, con ella se daba un uso más estable al edificio, adquirido en este caso a finales de 2021 por 23,9 millones de euros. Dos pájaros de un tiro.
La aventura acaba este domingo, último día para visitar la exposición, una salida de los fondos que apuntan también al cambio de ciclo. Y es que la salida de la Colección Lladró tiene también algo de simbólico, pues tras las elecciones municipales y autonómicas del pasado 28 de mayo el Palau de les Comunicaciones comenzará una nueva etapa. Desde que el inmueble fuera adquirido por la Generalitat ha funcionado en parte como espacio expositivo, con ejemplos como el de la Colección Lladró o las muestras Robert Capa. Retrospectiva y Letras por la libertad. Pero no solo. En estos meses también ha servido de escenario para distintos eventos de carácter más social, así como de punto de encuentro de la administración autonómica en Fallas, una suerte de ‘balcón alternativo’ al que ofrece el Ayuntamiento de València.
Con todo, todavía estaba pendiente la definición de un proyecto de futuro para Correos tras su adquisición. Cabe recordar que antes de su compra, el gobierno autonómico adjudicó un contrato menor a la empresa Interpreta Cultural Projects SL por 16.940 euros (IVA incluido) para "la elaboración de un proyecto básico de ideas para la conceptualización de una equipación cultural, social y económico” en el edificio. Posteriormente, se realizó una encomienda pública a Tragsa para que redactara el plan de usos y adecuación, un encargo para el que el plazo límite fijado era el pasado 31 de diciembre. El plan, sin embargo, no solo no se ha llegado a aplicar sino que Presidencia se ha resistido a hacerlo público.
El proyecto que pudiera haber para el Palau de les Comunicacions, en cualquier caso, quedará previsiblemente en un cajón, pues el inmueble ha protagonizado una de las propuestas centrales en materia cultural por parte del Partido Popular, una propuesta que tras las elecciones será realidad. El antiguo edificio de Correos será un nuevo Museo Fallero. De esta forma, tal y como anunciaron sus líderes, la Generalitat cederá el inmueble al Ayuntamiento de València para que este, ya bajo la batuta de la popular María José Catalá, desarrolle un museo festivo en el que el visitante podrá vivir la experiencia de una mascletà, una ofrenda o la cremà, mediante el sistema 4D y la Inteligencia Artificial, han anunciado. "Vamos a aprovechar la tecnología para que todos los valencianos y quienes nos visitan en cualquier momento del año, los 365 días, puedan experimentar todo lo que se siente al vivir una mascletá, el sonido, el olor o temblor, sentir el calor de una crema o que se siente al estar dentro de la Ofrenda la Virgen de los Desamparados", recalcó Catalá durante la presentación de la propuesta.
Este cambio de ciclo pasa también por el Museu de Belles Arts de València. Las piezas que componen la colección Lladró se trasladarán a partir de este lunes y durante varios días a la pinacoteca, que se encargará a partir de ahora de su custodia y gestión. Entre las obras que incluye destaca la presencia de Sorolla, autor representado en la colección con piezas tan relevantes como Labradora valenciana o Yo soy el pan de la vida. Estas pinturas no solo se integrarán en el museo, sino que formarán parte de una renovada Sala Sorolla que el centro prevé inaugurar a final de año en el marco de los actos por la conmemoración del centenario del fallecimiento del pintor.
Pero no solo Sorolla se integrará en las salas de la pinacoteca, pues la dirección del museo plantea exhibir la mayor parte de la colección, mientras que un porcentaje menor se custodiará en los almacenes. Para ello, tal y como avanzó este diario, el centro recuperará una sala de exhibición de grandes dimensiones que desde hace años no tiene un uso definido, un cambio de disposición que también servirá para ampliar su espacio expositivo donde más lo necesita, en el tramo del siglo XIX y XX. Ignacio Pinazo, José Mongrell, José Benlliure, Cecilio Pla o Julio Vila Prades son algunos de los autores que primero encontrarán acomodo en las salas de la pinacoteca, una recepción que, en cualquier caso, se ejecutará por fases.
