VALÈNCIA. El resultado de las elecciones andaluzas el pasado 2 de diciembre movió los cimientos del tablero político nacional. En la Comunitat Valenciana alejó la posibilidad de cualquier intención de adelantar las elecciones autonómicas, y la inquietud entre las fuerzas del Botànic hoy es manifiesta. Si hubo un momento en el que Cataluña lo eclipsó prácticamente todo, ahora, a cinco meses de que se produzca la cita en las urnas, Vox parece haber sustituido a este tema tan manido.
No en vano, se coló en el discurso de fin de año del president de la Generalitat (aunque sin mencionarlo); en la primera reunión de la Ejecutiva de Podem de este 2019 celebrada este mismo lunes; y ahora también parece que será el receptor principal de una Proposición No de Ley (PNL) en la que trabaja el PSPV y a la que, según el jefe del Consell, Ximo Puig, esperan que se sumen el resto de formaciones con representación en Les Corts para conseguir tramitarla antes de que termine la legislatura.
Aunque el contenido todavía esté por definir, el eje central es claro: que la lucha contra la violencia de género es una prioridad en la Comunidad Valenciana y en el resto de España. La intención, según aseguró el president de la Generalitat este lunes, es que Les Corts se manifiesten a favor de que las leyes y pactos firmados en la autonomía -como el Pacto contra la Violencia Machista y de Género- "hay que profundizarlos y darles mayor contenido".
Un mensaje dirigido al partido que preside Santiago Abascal, partidario de la supresión de leyes como la de la violencia de género. De hecho, Vox está supeditando su apoyo a PP y Ciudadanos en Andalucía para que estos puedan formar gobierno (sus 12 escaños les concederían la mayoría absoluta) a que ambos partidos eliminen las ayudas contra la violencia de género incluidas en el pacto de gobierno suscrito por ambas formaciones. Algo que, de momento, está bloqueando la negociación. Si bien los populares ya han movido ficha ofreciendo a la ultraderecha que los hombres reciban ayudas si son víctimas de violencia doméstica.
De esta forma, si Compromís y Podem se sumasen a esta iniciativa -que es lo más probable- sería un mensaje alto y claro al partido ultraderechista de cuál es la posición de los partidos progresistas respecto a esta lacra. Pero no solo eso, pues la elección del tema no es baladí. Más allá de la necesidad de manifestar el férreo rechazo del Botànic al "argumentario inmoral de aquellos que pretenden volver atrás" –en palabras de Puig–, conviene apuntar que precisamente esta cuestión, la lucha contra la violencia de género es la que a priori más aleja a PP y Ciudadanos del partido de extrema derecha. O al menos la que ha generado las primeras diferencias en el sur de la península.
Así, ante la posibilidad de que en la autonomía pudiera darse un tripartito de derechas que desbancara al Botànic a partir del 26 de mayo –si bien no son pocos los que reiteran que la Comunidad Valenciana nada tiene que ver con la comunidad andaluza (y en parte es cierto)–, que los populares y naranjas se posicionaran claramente ya sobre esta materia ahondaría la distancia entre las tres fuerzas políticas.
Por otra parte, otra lectura que podría hacerse de esta PNL es que si PP y Ciudadanos terminaran secundándola, pero tras las elecciones de mayo Vox fuera necesario para formar un ejecutivo y ambos partidos decidieran replicar el pacto andaluz de derechas, los partidos del Botànic podrían afear tanto a Isabel Bonig como al candidato de Cs que se diera apoyo a esta iniciativa antaño y sin embargo sacrificaran su contenido pactando con la extrema derecha con la única excusa de alcanzar el Palau de la Generalitat. Evitar que el modelo andaluz se exporte a territorios como el valenciano es una de las prioridades de PSPV, Compromís y Podem.