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tribuna libre / OPINIÓN

El que quiera conciliar se lo tiene que ganar

Foto: EVA MÁÑEZ

Conciliar supone encontrar un equilibrio entre la vida personal y profesional cumpliendo así los objetivos que nos trazamos en ambas áreas. Se trata de avanzar en tus retos profesionales mientras no descuidas la atención y el tiempo necesarios que requieren tus hijos, tu pareja o tus aficiones.

23/03/2018 - 

Para entender por qué nos sigue costando conciliar, es bueno que nos hagamos algunas preguntas fundamentales como: ¿qué asignatura hemos recibido en el colegio o en la universidad que nos enseñe a conciliar? ¿qué proceso interno reglado hemos aprendido en las organizaciones que facilite el conciliar, más allá de técnicas de relajación ante momentos de mucho estrés?

Nos encontramos en un momento, donde este objetivo no solo se ha convertido en prioritario para la mayoría de profesionales sino también para la mayoría de empleadores. Todas las organizaciones quieren fidelizar a su talento y saben que uno de los elementos claves para lograrlo, y que además adquiera mayor  compromiso con la organización, es que los trabajadores puedan mantener una vida equilibrada entre lo profesional y lo personal. Un estudio de la Universidad de Boston considera que dada la gran complejidad y exigencia profesional actual, mantener ese equilibrio es el reto más importante. Desde mi posición profesional, donde puedo observar muchas organizaciones cada año, intento analizar las distintas formas que tanto las empresas como las personas están llevando a cabo.

Las organizaciones quieren fidelizar a su talento y saben que uno de los elementos claves para lograrlo, es que los trabajadores puedan mantener una vida equilibrada entre lo profesional y lo personal

En primer lugar, a las organizaciones las podríamos clasificar en tres grupos. Un primer grupo al que podríamos denominar ‘retrasadas’, empresas que todavía permanecen ajenas a estas políticas e incluso valoran que sus empleados hagan el mayor número de horas posibles. Un segundo grupo que serían las ‘concienciadas’, éstas han empezado a tomar una serie de medidas para facilitar la conciliación, desde horarios flexibles a seminarios y formación en técnicas de mindfulness, relajación y nutrición. El tercer grupo lo forman las ‘avanzadas’, en este tipo de organizaciones además de realizar acciones como las del grupo anterior, consideran que deben hacer un esfuerzo adicional para hacer más eficientes los procesos internos, logrando un ahorro de tiempo –como trabajar un día desde casa, flexwork– y a su vez ayudando a sus empleados a que aprendan a ser más productivos.

Foto: EVA MÁÑEZ

En segundo lugar tenemos a los diferentes tipos de profesionales. Están los que se quejan de la dificultad pero no hacen nada, desde su posición esperan y afirman que “esto lo deben facilitar las empresas” y esperan que así se solucione. El siguiente grupo sería los que han llegado a un estado insostenible: madres o padres que además de liderar su trabajo, lideran familias con momentos complejos y encima consideran que están fallando en una de los dos ámbitos o incluso en los dos. Estos son profesionales que por la complejidad de su trabajo unido a su poca capacidad organizativa, están sumidos en el caos de 12 horas diarias de trabajo. En ambos casos les ha llevado todo a un nivel de estrés y desequilibro alarmante, saben que tienen que actuar cuanto antes. Por último están los proactivos, aquellos que sin tener problemas graves ni situaciones límites, desean desarrollar la habilidad de conciliar. Para ello, están dispuestos a aprender lo que funciona pues reconocen que esto es un responsabilidad de ambas partes, empresa y trabajador, donde cada uno tiene que hacer un esfuerzo. Y en última posición y  fuera de clasificación estarían los millenials, una generación que tiene asumido que lo de conciliar es innegociable.

No se trata de trabajar muchas horas sino de trabajar con productividad e inteligencia

Entonces, ¿qué es realmente lo que se debe hacer desde ambas posiciones? Las personas debemos asumir esta responsabilidad individual de ser productivas e invertir la disciplina y el esfuerzo inicial que supone. Un esfuerzo que requiere eliminar muchos malos hábitos como la consulta compulsiva del mail o perder tiempo con el WhatsApp. Y así podríamos enumerar excesivos malos hábitos y robatiempos que cuando los sumamos suponen esas horas que siempre parece que nos falten. En definitiva, tanto los profesionales como las organizaciones, si quieren conciliar se lo tienen que ganar, deberán trazar un camino de esfuerzo en ambas direcciones que requerirá de un tiempo. Por último, creo que debemos evitar los tópicos y dejar de infravalorarnos frente a nuestros socios europeos, lo cual no quita que nos fijemos en los holandeses y otros países del norte de Europa donde han logrado el gran milagro de conciliar y ser punteros económicamente, con un PIB envidiable y una media de horas de trabajo semanal muy inferior a los países del sur. No se trata de trabajar muchas horas sino de trabajar con productividad e inteligencia.

Agustín Peralt, MBA en ESADE, es mentor de directivos y autor de ‘Lidérate’

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