VALÈNCIA. Es de justicia. Tal y como se anunció en su momento, Carmen Alborch tendrá para siempre un recuerdo en el IVAM. El Consejo Rector del museo ha aprobado este miércoles poner su nombre al auditorio del Instituto Valenciano de Arte Moderno como reconocimiento al legado que ha dejado en el museo y también en la cultura valenciana y española. “Es difícil encontrar a otra persona que encarne mejor el compromiso con el arte y la cultura y con la defensa de los derechos de las mujeres y la lucha por la igualdad”, han destacado los miembros del Consejo Rector del IVAM, órgano de decisión integrado por quince miembros institucionales y expertos en arte (ocho hombres y siete mujeres).
El auditorio es el lugar de pensamiento, reflexión y palabra, precisamente los instrumentos que Carmen Alborch –fallecida a la edad de 70 años el pasado 24 de octubre– utilizó como docente, primero, y después en su larga trayectoria como gestora cultural. La escritora y ministra socialista fue directora del IVAM entre 1988 y 1993, etapa en la que posicionó al museo en el ámbito nacional e internacional como centro de arte moderno y contemporáneo de referencia, y que convirtió la defensa de las mujeres en uno de los cimientos del Instituto.
La propuesta, realizada por el director del IVAM, Jose Miguel G. Cortés, y aprobada por el Consejo Rector, reivindica el compromiso de Alborch con su tiempo y también su tenacidad en la batalla contra lo que ella consideraba injusto, llegando a solicitar en su último discurso público que el feminismo fuera proclamado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. A partir de hoy, el museo perpetuará la memoria de una mujer imprescindible para el arte y la cultura.
Jose Miguel G. Cortés ha señalado que este gesto viene a reconocer la labor fundamental de Carmen Alborch en los inicios del IVAM, que arrancó con fuerza posicionándose como referente nacional e internacional. Su labor como impulsora de la cultura se extendió posteriormente en su faceta como política al frente del Ministerio de Cultura. Con este reconocimiento, nadie que pase por el IVAM olvidará su nombre y tendrá un motivo más para recordar su huella, como mujer, profesora, política, escritos y gestora cultural.