VALÈNCIA. El presidente de Cajamar, Eduardo Baamonde, junto a Fernando Miranda, secretario general de Agricultura y Alimentación del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación; el catedrático de Análisis Económico de la Universitat de València y director adjunto del Ivie, Joaquín Maudos, y el director de Innovación Agroalimentaria de Cajamar, Roberto García Torrente, han presentado el segundo número del 'Observatorio sobre el sector agroalimentario español en el contexto europeo. Informe 2018' ante un centenar de asistentes.
Esta publicación −única de estas características en nuestro país− se apoya en un observatorio que analiza el comportamiento del sector agroalimentario español en comparación con el de los países de la Unión Europea, cuantificando de forma conjunta las distintas ramas productivas que definen el sector. En este sentido, esta segunda entrega del estudio incluye novedades importantes respecto al del año anterior, tales como el análisis de un nuevo eslabón de la cadena agroalimentaria: la distribución, que se une al sector primario y a la industria transformadora.
Asimismo, se incorporan una serie de anexos con información específica y desagregada de los subsectores más relevantes del sector agroalimentario español, a la vez que mantiene un amplio número de indicadores que permite analizar diferentes aspectos económicos de este segmento productivo como su dimensión en términos de valor añadido y empleo, su ritmo de crecimiento, su productividad y competitividad, su importancia en el sector exterior de la economía, y su esfuerzo inversor en I+D. A su vez, aborda los principales retos y oportunidades del sector, entre los que destacan la sostenibilidad, la innovación, la digitalización y las tendencias de consumo, entre otros.
La incorporación del eslabón de la distribución a este informe no solo completa la cadena sino que además permite situar la importancia de esta en el sector. Así, la comercialización supone el 37,6 % de la actividad agroalimentaria de España, y supera el peso relativo del sector primario (31,1 %), así como de la industria de la transformación (31,3 %). En la UE-28 la comercialización (40 %) tiene un peso mayor que en España que se compensa con la menor contribución de la agricultura y pesca (26,4 %).
El economista y catedrático de Análisis Económico de la Universitat de València, Joaquín Maudos, ha desgranado los datos más destacados del informe y ha señalado que "el sector agroalimentario español prosigue su crecimiento por cuarto año consecutivo en la generación de valor añadido". En 2018 supuso el 9,2 % del total de la economía española, ascendiendo el VAB del sector agroalimentario ampliado a 100.742 millones de euros, incluyendo toda la cadena: sector primario, transformación y comercialización, lo que supone medio punto más que el año anterior.
España es la quinta economía del sector agroalimentario de la Unión Europea, aportando el 11,4 % del VAB del sector agroalimentario europeo en 2017, un peso por encima del 7,7 % de la economía española en el total de la UE-28, lo que deja patente la mayor especialización de España en este sector.
Los seis países principales productores agroalimentarios (Alemania, España, Francia, Italia, Países Bajos y Reino Unido) aportan el 71% del valor añadido agroalimentario de la Unión. Pero desde la crisis en 2008 hasta el último dato disponible 2017, España presenta el segundo menor crecimiento acumulado del VAB real, ligeramente superior al de Italia, tanto sin considerar la distribución (3,9%) como teniéndola en cuenta dentro del sector (11,9%).
Esto se debe al comportamiento de la industria de la alimentación, bebidas y tabaco que, aunque muestra una notable recuperación post crisis, todavía no ha alcanzado los niveles registrados en 2008. Así, el comportamiento de la industria de la transformación neutraliza en cierta manera la evolución del sector primario, cuyo crecimiento acumulado es el más alto (15,7%) y muy superior a la media europea (3%). Por su parte, el sector de la distribución agroalimentaria española es el tercero más dinámico en términos de VAB real entre los principales países productores, por detrás de Países Bajos y Reino Unido, con un crecimiento acumulado del 25,9% en los últimos nueve años.
El sector agroalimentario español da empleo a 2.451.259 personas, prácticamente la mitad de estas trabajan en la distribución. En 2018 el empleo en el sector agroalimentario aumentó un 0,8%, encadenando cinco años consecutivos de crecimiento. Si se compara con el entorno europeo el empleo en el sector agroalimentario de España se incrementó en 2017 un 1,7 %, 0,5 puntos porcentuales por encima de la cifra de la UE-28, el segundo país con mayor incremento solo por detrás del Reino Unido (2%).
España aporta el 9,5% del empleo del sector agroalimentario de la UE-28, lo que nos sitúa en cuarta posición, gracias al peso de la distribución agroalimentaria (12%, tercera economía europea), seguida de la industria de la transformación (quinta economía de la UE, con el 9,2%) y del sector primario (con el 7,4%, cuarto país). Por último, cabe destacar que tanto en España como en la UE-28, el 32,2% y 38,3%, respectivamente, de los empleados tienen 50 años o más, lo que es un claro indicador del envejecimiento del sector.
La productividad real por ocupado del sector agroalimentario español en 2018 asciende a 39.982 euros, un 29% menos que los 56.435 euros del total de la economía. No obstante, existen importantes diferencias entre los tres componentes del sector, siendo la industria de la alimentación, bebidas y tabaco con diferencia la actividad más productiva (56.312 euros), con un nivel similar al total de la economía. En cambio, las productividades del sector primario (41.645 euros) y de la comercialización (32.952 euros) están por debajo del sector agroalimentario en su conjunto, así como de la economía.
En 2017 (último año disponible en la comparativa internacional), la productividad del sector agroalimentario español es un 57,9% más elevada que en la UE-28 y un 27,8% mayor si se incluye también la distribución. En los últimos nueve años el sector agroalimentario español respecto a la UE-28 ha registrado una ganancia relativa de competitividad, ya que la caída acumulada de los costes laborales unitarios (-5,2%) ha sido más intensa que a nivel europeo (-4,5%). Además, es un sector mucho más competitivo que el de la UE-28 ya que sus costes laborales unitarios son un 21% más reducidos.
El informe también refleja que los alimentos y bebidas tienen mayor importancia en la cesta de la compra española que en la europea, ya que suponen el 19,1% de la cesta de la compra de los españoles, un porcentaje superior al de los consumidores europeos (17%). Además, en nuestro país adquirir alimentos y bebidas no alcohólicas es un 4,3% más barato que en la media de la UE-28 y un 3,7% más económico en el caso de los alimentos. La posición relativa de España mejora al considerar las bebidas, ya que los consumidores españoles pueden comprar bebidas no alcohólicas y alcohólicas un 9,5% y un 17,4% más baratas que los consumidores europeos, respectivamente.
En 2018, las exportaciones españolas de bienes agroalimentarios han alcanzado una cifra de ventas de 49.502 millones de euros, lo que representa el 16,9% del total de las exportaciones de la economía española. Por su parte, las importaciones de productos agroalimentarios alcanzan los 37.384 millones de euros y suponen el 11,4% del total de bienes importados a nivel nacional. En consecuencia, el sector arroja un superávit comercial de 12.118 millones de euros.
España es la cuarta economía exportadora de productos agroalimentarios de la UE-28, aportando el 9,4% del total, y la sexta economía importadora al concentrar el 7,1% de las importaciones agroalimentarias de la Unión Europea. El principal mercado de las exportaciones agroalimentarias españolas es la UE-28 a la que se destina el 73,9% del total exportado. Estados Unidos (3,8%) y el mercado asiático (5,1%) son los principales destinos no comunitarios.
Las frutas y los frutos comestibles son los principales productos agroalimentarios exportados por nuestro país y suponen el 17,7% del total sectorial en 2018. En el caso de las importaciones, los pescados, crustáceos y moluscos adquiridos por el mercado español concentran el 16,8 % del total de productos agroalimentarios importados.
Por otra parte, las 17.644 empresas exportadoras agroalimentarias suponen el 8,6% del total de empresas exportadoras de la economía española. Tras 12 años consecutivos de crecimiento, en 2018 ha caído la cifra un 7,4%.
La inversión en I+D realizada por el sector agroalimentario ha aumentado un 14,1% en 2016 -último año para el que se dispone de información-, pero a pesar del incremento aún no ha recuperado el nivel registrado en 2008. Además, el peso de la inversión del sector agroalimentario, que representa el 3,9% del total del gasto destinado a la I+D en España, dista de su peso en la generación de valor.
El esfuerzo inversor (I+D/VAB) del sector agroalimentario en España crece un 8% en 2016, superando el 4,6% de la Unión. Aun así, su valor (0,5%) es un 28% más bajo del valor registrado a nivel comunitario (0,7%). En el ranking europeo de esfuerzo innovador nuestro país se sitúa por debajo de la media de la UE-28, con un valor cinco veces inferior al de los Países Bajos, país con el mayor esfuerzo inversor del sector agroalimentario (2,2%) de la UE-28.
Para Eduardo Baamonde "el sector agroalimentario español es uno de los sectores estratégicos de nuestro país". El presidente de Cajamar Caja Rural, Eduardo Baamonde, ha asegurado que este estudio muestra que "el sector agroalimentario español debe empezar a ser considerado por la sociedad como uno de los sectores estratégicos de nuestro país, ya que, más allá de que los datos económicos muestren que España es una de las grandes potencias en materia agroalimentaria, la producción, transformación y comercialización de alimentos y bebidas son imprescindibles para nuestra vida, así como lo es la capacidad del sector de generar más alimentos, de mayor calidad y cualidades para nuestro bienestar".
Baamonde ha animado al sector "a seguir creciendo y mejorando la rentabilidad a través de la diferenciación de sus productos y del incremento del valor añadido", y para ello ha asegurado que "es necesario que agricultores, industria y distribución inviertan en nuevas tecnologías y big data para la digitalización integrada de toda la cadena de valor, e incrementen la inversión en I+D+i para lograr un modelo sostenible quesepa adelantarse a las necesidades de los consumidores".
El presidente de Cajamar ha marcado lo que a su juicio son "las cuatro prioridades para mejorar la competitividad del sector: profesionalización, elevar la dimensión, la internacionalización y aumentar la inversión en I+D+i".
Por último, Baamonde ha señalado que Cajamar quiere desempeñar un papel cada vez más activo en la transferencia del conocimiento y el debate de ideas en el sector agroalimentario español, "como hoy hacemos con la publicación de este informe económico que compara y muy bien nuestro sector agroalimentario respecto al europeo y que puede ser de ayuda a nuestros agricultores y empresarios de por dónde han de fortalecer sus inversiones y proyectos".
En su intervención, el director de Innovación Agroalimentaria de Cajamar, Roberto García, ha profundizado en el mensaje del presidente de Cajamar sobre los retos del sector agroalimentario español y europeo incidiendo en tres de ellos como son la integración, la innovación y la sostenibilidad.
El director de Innovación Agroalimentaria ha explicado que "en Cajamar la innovación siempre ha sido un valor estratégico, por ello desde nuestros inicios venimos apoyando activamente al sector agroalimentario en su proceso de trasformación, no solo a través de la financiación de nuevos proyectos empresariales, sino también, y ante todo, con la transferencia del conocimiento de aquellos proyectos de innovación que desarrollamos en nuestros centros experimentales, donde realizamos investigaciones para el sector agroalimentario a través de las colaboraciones con universidades, centros públicos de investigación y empresas".
García Torrente ha señalado que el sector agroalimentario español, además de realizar un esfuerzo inversor en infraestructuras y procesos de producción, tiene que intensificar la inversión en I+D en todos los eslabones de la cadena para lograr así que nuestro modelo agroalimentario sea sostenible a nivel económico, social y medioambiental.
Joaquín Maudos es catedrático de Análisis Económico de la Universidad de València y director adjunto del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie). Ha sido investigador visitante en el departamento de Finanzas en Florida State University (EEUU), el College of Business de la Universidad de Bangor (Reino Unido) y la School of Business de la Universidad de Glasgow (Reino Unido), así como consultor de la Comisión Europea, del Banco Europeo de Inversiones y de la ONU, e investigador principal de proyectos competitivos y con empresas y Administraciones públicas. Es autor de 21 libros en colaboración y más de 110 artículos en revistas especializadas, y ha participado en numerosas obras colectivas. Es investigador y director de numerosos proyectos con empresas y Administraciones públicas, así como columnista en diversos medios de comunicación.