Hoy es 5 de noviembre
GRUPO PLAZA

EL TINTERO / OPINIÓN

El triunfo del relativismo

Solemos decir que las cosas no son ni blancas ni negras, que hay una gama de grises muy amplio. O sea, que todo hay que matizarlo y diluirlo en muchas cantidades para que todo sea relativo

30/06/2021 - 

Aviso a navegantes, suelo utilizar (como imagino muchos de ustedes) la expresión “todo es relativo”, algo que forma parte de la jerga popular, del lenguaje cotidiano que utilizamos combinando costumbre y razón. Las diferentes situaciones que nos depara la vida en muchos ámbitos suelen verse de una manera más favorable cuando las relativizamos, especialmente las situaciones incómodas o negativas. Otra de las expresiones más populares que relaciono con esta idea y que me parece pensada para no ofender ni incomodar a nadie, deporte de moda en estos tiempos, es aquella de “no es ni mejor ni peor, es distinto”. Toma ya.  

La cuestión es que las últimas décadas del siglo XX y especialmente el siglo XXI tienen como gran concepto de pensamiento y casi como filosofía de vida el relativismo. Se le pueden dar muchas lecturas, positivas y negativas, pero si lo analizamos con cierta honestidad, el relativismo puede ser sinónimo de la nada, del todo vale, del da igual lo que pienses y lo que hagas, su esencia transmite una libertad que se aproxima al libertinaje y que te evade de toda responsabilidad. Cualquier crítica o denuncia sobre un hecho puede ser denostada alegando que todo, absolutamente todo es relativo.

Ahora mismo, probablemente usted está pensando “eso no es así, las cosas tienen un límite, y hay cosas que están bien y otras que están mal” y una serie de pensamientos muy sensatos y razonables para defender que el relativismo es maravilloso, pero al mismo tiempo no todo vale. Y en ese punto es cuando me surge la duda, ¿quién decide en cada momento qué vale y qué no vale? He ahí la compleja cuestión. Cuántas cosas son impensables hoy en cine o publicidad por la mordaza social que imponen diversos colectivos que, aún no representando a la mayoría, dominan los medios y la política de una manera apabullante. 

Estamos conmemorando con gran alegría el año Berlanga, y en muchos de los programas donde se analiza su figura y su cine se dice “eso hoy en día sería imposible”, y gracias a Dios que aún podemos ver sus películas íntegramente. Y respecto a la publicidad de todo tipo de marcas, igual. La libertad de expresión y de comunicación está más que limitada y cercenada gracias al benévolo relativismo, que promulga una peculiar forma de ver el mundo. Y muchas veces pienso que en el fondo utilizamos esta idea para huir de dos conceptos que nos provocan miedo: la realidad y la verdad, ambas muy ligadas a la naturaleza. De ahí el clásico concepto de ley o derecho natural que se estudia en Filosofía del Derecho y nos habla de un derecho previo a la voluntad del hombre. Pero los humanos queremos dominarlo todo y controlarlo todo mientras utilizamos las palabras dándoles un significado opuesto en muchas ocasiones. 

 Las noticias de los últimos días apelan a un relativismo que aniquila casi todo, empezando por la propia naturaleza humana y siempre que pienso en esta idea recuerdo que Joseph Ratzinger poco antes de ser proclamada Papa Benedicto XVI, pronunció una homilía donde, como hombre culto y humanista, razonaba sobre esta idea y “condenaba la dictadura del relativismo” afirmando: “Cuántas corrientes ideológicas, cuántos modas del pensamiento. La pequeña barca del pensamiento de muchos cristianos ha sido agitada por estas olas, que van de un extremo a otro, desde el marxismo, al liberalismo, pasando por el libertinaje, al colectivismo, al individualismo radical, desde el ateísmo al un vago misticismo religioso”. 

El mundo sigue y seguirá y sin duda la historia nos enseña que hemos pasado por muchos períodos, de oscurantismo y de esplendor, de guerra y paz, de carencia y de opulencia, pero esta es la época que nos ha tocado vivir y pese a los avances en ciencia y tecnología, el hombre sigue siendo un ser vivo tremendamente contradictorio, capaz de lo mejor y lo peor, pero en este momento podemos constatar el triunfo del relativismo y al mismo tiempo de un encorsetamiento ideológico y una intolerancia intelectual que seguro también pasará. Quizá porque no todo es relativo pero sí temporal. 

Noticias relacionadas

next

Conecta con nosotros

Valencia Plaza, desde cualquier medio

Suscríbete al boletín VP

Todos los días a primera hora en tu email


Quiero suscribirme

Acceso accionistas

 


Accionistas