pero autumn is coming 

El verano es el Rubiales de la gastronomía

No nos engañemos, el verano es recalcitrante, abrasivo y abusivo.

| 01/09/2023 | 2 min, 1 seg

Es un desahucio permanente que todo lo pudre. Todo lo marchita. Todo lo anticipa. Definitivamente, no hay nada peor para la gastronomía que el verano.

Y las consecuencias, otra vez más las sufrimos los comensales. Chiringuitos abarrotados de gente, bares de costa llenos hasta la bandera azul, chill outs de dudoso gusto, gastrobares (cuanto daño ha hecho la dichosa palabra) con ínfulas, casas de comidas estivales que no pasarían una inspección sanitaria, supermercados 24/7… aquí todos hacen su agosto, todos se aferran a la poltrona de un modelo impúdico, caciquil y ausente de toda autocrítica.

No amigo, ni es un piquito ni es consentido. Son patatas congeladas. Es pota y no calamar, fletán y no lenguado. Es aceite de girasol sin cambiar durante semanas. No amigo, comprar en Mercadona no es tener producto de proximidad, ni eso que vendes como ecológico tiene algún sello que lo atestigüe. Por no hablar de lo indecente de los precios. Es que las vistas se pagan, te dicen con total falta de decoro. ¡Como si estuvieras frente a la inmensidad azul del Índico o al imponente paisaje de Alpbach!

A ver Geri, mira… el verano es la gentrificación gastronómica, un espacio donde la especulación y la picaresca mandan. Les decimos que es lo que hay, que la inflación está por las nubes y les sacamos 20 o 22 palos por cuatro trocitos de atún rojo congelado, incluso si decimos que es salvaje de almadraba les sacamos dos más. Pero no lo pongas en carta ¡eh!, que lo cante el camarero. Claro Rubi, además con cada plato que vendemos pagamos sus 4 horas de hoy y en cuanto acabe el servicio lo largamos rápido.

Está claro que quedan reductos y lugares para el recogimiento más allá de los estertores urbanísticos levantinos, pero no nos equivoquemos, las vacaciones solo lo son para los ricos. Los pobres solo nos acogemos a días sin trabajar en los que gastar más dinero de lo que nuestro tiempo ha podido generar. Mi consejo pasa por la simplificación, la reducción y la elección consciente. Poco pero bueno. Honesto. Ético y estético. Menos es más. No matemos al verano, simplemente cambiémoslo.

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