VALÈNCIA. Si este jueves ven un zapato gigante pasearse por València, no se asusten. Ni Gulliver ha perdido un taconazo ni se trata de una procesión –tardía y un tanto confusa- de la Semana Santa Marinera. El artista Antoni Miralda trae a València, de la mano de Bombas Gens, una de sus piezas más icónicas, un zapato góndola que, tras haber sido restaurado de la mano de artesanos en la Ciudad Fallera, visitará distintos puntos del municipio. Lo hará en una suerte de “paseo” que quiere servir de puente entre València y Venecia, esta última la ciudad donde se presentó por primera vez, en el Pabellón Español de la 44ª Bienal de Venecia de 1990. Con el punto de partida fijado en la Ciudad Fallera y el destino en Bombas Gens, el paseo recorrerá distintos puntos de la ciudad, entre los que se encuentra la Ermita de Vera, el Cabanyal, la Plaza la Virgen o el Mercat Central, en un paseo que se conecta con los distintos puntos del mundo en los que ha explorado la acción y, a la vez, bebe de aquello que puede ofrecer el entorno local.
“Cuando paseamos estamos alimentándonos de estas estructuras urbanas, de sus historias”. Estas palabras las firma el propio Miralda quien, junto a Sandra Guimarães, directora artística de Bombas Gens, presentó ayer un “ambicioso” proyecto artístico que tiene como columna vertebral este paseo “participativo” por la ciudad, aunque no solo. Es el centro cultural el punto final del “paseo”, espacio que acogerá un zapato góndola que pasará a formar parte de la exposición Honeymoon: Unclassified. La muestra, que se podrá ver hasta el 26 de noviembre, reúne distintos documentos y dibujos, algunos nunca antes expuestos o sobre acciones que nunca llegaron a realizarse, en el marco de Honeymoon Project. Este proyecto, iniciado en la década de los ochenta, planteó una serie de acciones ceremoniales en torno al “enamoramiento y posterior enlace matrimonial” entre dos monumentos históricos: el de Cristóbal Colón, en el puerto de Barcelona, y la Estatua de Libertad.
Planteado como una celebración del “intercambio de ideas, productos y tradiciones entre dos culturas”, esta ‘luna de miel’ buscaba tender puentes a ambos lados del océano Atlántico, un proyecto que ha salpicado más de una veintena de ciudad a las que, ahora, se suma València. “Es un privilegio trabajar junto a Miralda, un artista conocido por sus ambiciosos proyectos en el espacio público y por acciones que involucran específicamente a las instituciones donde expone, así como el compromiso del público”, explica la directora artística de Bombas Gens. Y agrega: “estos proyectos inclusivos se oponen a las jerarquías de la cultura y el valor artístico, fomentando encuentros inesperados y discursos sociales críticos”.
Este zapato góndola, que comenzó su travesía en el Gran Canal de Venecia de 1990 y llegó hasta Estados Unidos, vuelve ahora a España como parte de la colección del Museo Reina Sofía y con parada en una València que se abre a Miralda con un paseo, una exposición… y una degustación. El Vale-Vene Tast es el tercer hito de la celebración, que formará parte de la inauguración, una degustación abierta que propone un viaje simbólico entre Venecia y València a través de sabores y aromas a partir de la conceptualización de Miralda y Ricard Camarena. Todas estas 'paradas' conforman "una obra de arte coral" en la que participará hasta la fallera mayor de València.
Con este proyecto, explicó la directora artística, se consolida la línea programática centrada en el impulso a proyectos participativos, siendo esta la segunda iniciativa de este perfil tras Energía = ¡Sí! Calidad = ¡No!, con Thomas Hirschhorn. Esta línea pone el foco en un museo “activo” y “centrado en el artista”, explicó Guimarães, un museo, cabe subrayar, en pleno proceso de transformación tras el anuncio de la apertura de negociaciones con la Generalitat Valenciana para donar parte de la colección privada. Anunciada hace meses, el resultado de las reuniones sigue sin concretarse, un asunto que de manera obligada se puso sobre la mesa durante la presentación del proyecto de Miralda. De nuevo, sin embargo, la vicepresidenta de la fundación, Susana Lloret, no participó de la presentación a prensa y la ‘patata caliente’ recayó en Guimarães, quien se limitó a apuntar que su “responsabilidad” en únicamente artística.