VALÈNCIA. “Un texto híbrido habitado por niños muy cabrones y adultos muy cabrones habitados en un mundo muy cabrón donde todo se contamina”. Podríamos haber escrito una síntesis más detallada de la última novela publicada en españa de la escritora cubana Elaine Vilar Madruga, pero habría sido un elevator speech menos fino que la sentencia de la autora. De la mano de la escritora Cristina Morales ejerciendo de editora, Vilar Madruga publica en la editorial sevillana Barrett una novela con un universo pegajoso, caribeño y poblada de dípteros: La tiranía de las moscas, premiada como libro del año en los Premios Cálamo.
“El germen de la novela es una mujer curiosa, que ama la historia, que ama lo cíclico de la historia y como esta está condenada a repetirse una y otra vez. La historia vista así como una estructura circular siempre me ha interesado,. En mis ultimos años de investigación me he enfocado en la figura del dictador, del tirano, dentro del ámbito doméstico más allá de lo arquetípico que viene a nuestra mente. Esta figura de poder de hombre vestido con su propia retórica, vestidos con sus palabras y sus mentiras. Imaginar al tirano de puertas hacia dentro es un ejercicio que ha estado presente en mis últimos años”.
Casandra, Calia y Caleb, tres niños en un mundo de represión que recuerda —salvando las distancias— a la atmósfera de Mandíbula de la ecuatoriana Mónica Ojeda. “Creo que en el nuevo boom latinoametricano, y uso una etiqueta con la que no me siento cómoda ni incomoda, sirve para retomar algo que ya existía. Ha habido una eclosión de mujeres escritoras que estaban ya, pero que habían sido invisibilizadas. Estamos ocupando un escaño en un lugar primordial, en el interés de los lectores que quieren leer a autoras de dentro de nuestros países. El terror y lo siniestro están muy presentes en este nuevo boom porque provenimos de una latinoamérica que es muy hermosa, pero que ha estado matizada por elementos muy oscuros, muy siniestros, esto ha marcado las escrituras de todas estas mujeres. La escritura atraviesa nuestros cuerpos. Es lógico que todas estas historias, ya pasadas por el filtro de la creación, se hayan convertido en determinados libros que dan luz a narraciones en las que hay un grado alto de oscuridad o miedo, donde las pesadillas de la infancia todavía reinan. Existen mundos con distintos grados de distopía y son uno de los rasgos más interesantes de lo que se está escribiendo ahora”.
Para Elaine, la producción literaria se entiende desde “un espejo de lo real, donde la realidad puede filtrarse, asomarse, y puede también construir una ficción que se viste de los detalles propios de nuestra vida. El proceso de escritura del libro siempre es un proceso tormentoso donde uno toma determinados elementos de aquí o de allá, se condimentan, se tamizan con recuerdos, con la memoria histórica de un país, de una familia. O con memorias, en plural, de países y familias. Así se va dando a luz el acto de parir la obra literaria”. Como dijo Juan Marsé, “no hay literatura sin memoria”.
La formación como dramaturga y música de la autora se aprecia en La tiranía de las moscas al analizar los personajes. “Diseño mis personajes desde un caos ordenado, o al menos lo intento siempre. Apuesto por escucharlos esto es por vocación, una influencia que viene de mi carrera como músico. Antes intentaba definir las notas, comprender porque estaban dentro de una morfología musical, ahora intento escuchar las palabras de mis personajes, entender por qué dialogan, por qué eligen determinadas palabras. Los personajes me importan muchísimo, así como el lenguaje. Trato de que sean coherentes con el mundo que les ha tocado habitar. La consonancia es determinante, ese vínculo afecta a toda la dinámica. Y los personajes están determinados a tocar el corazón de los lectores, de otra manera estaríamos como escritores perdiendo el tiempo”.
“Como mi literatura es una literatura de la libertad, intento que mis personajes sean libres, tracen sus propios caminos, que nieguen las estructuras que a veces les propongo. Nunca estoy cerrada a cambiar las historias en beneficio de la propia vida o crecimiento de ellos. Podría decir que los personajes son el núcleo de mi obra.
La iniciativa Editor/a por un libro de Barrett es un proyecto “loco en el que cada año, un escritor o escritora a la que admiramos nos recomendará un libro que no haya sido aún publicado”, explican desde la editorial. Para Elaine, “el trabajo con Cristina ha sido fabuloso, sabía de antemano que Cristina Morales iba a editar, que de alguna forma iba a ser la madrina que iba a apoyar el lanzamiento de este libro, sabía que tenia que estar a la altura de un premio nacional de literatura. Ha sido un reto grandísimo, una dinámica que podría haberse convertido en insalubre por una excesiva presión, pero no lo tomé así sino como un desafío que me ha conducido fuera de mi forma de confort, que era la literatura fantástica. He escrito una novela que fuera diferente a mis anteriores libros, que fuera un antes y un después con un giro estético. A veces siento que siendo una autora de 32 años y con 16 años de carrera profesional, he vuelto a nacer como autora. Su trabajo ha sido muy respetuoso, con consejos muy puntuales, que realmente me obligaban a repensar las cosas de una manera distinta. Le agradezco estar fuera de mi zona de confort”.
El tema de cómo es acogido un libro, qué digestión hace cada lector, es una pregunta recurrente en las entrevistas y también, una enseñanza para los autores. “Como escritora he tenido el privilegio de tener lectores muy inteligentes, veo que buscan datos escondidos, algunos que incluso intentan ver elementos de autoficción dentro de la novela. Cada vez que sale una reseña yo estoy buscando la pista que me dan sobre sus lecturas, siempre me han gustado los lectores activos, que no se conforman con que una escriba. Hay interpretaciones del libro que son hasta más originales de la idea que pude yo tener. La literatura tiene esa magia de conectar ideas, corazones, mentes, de ser siempre un proceso transformador. Cada lector hace la historia suya, así que todas esas interpretaciones son bienvenidas”.