Elche frena la amenaza del Palmeral

La burbuja inmobiliaria trajo una crisis económica pero en el caso de Elche las consecuencias aún fueron peores. Se estima que al amparo del boom de la construcción, del uso de palmeras para las nuevas urbanizaciones y de la rentabilidad de importarlas desde Egipto, se instaló en la ciudad una plaga que ha puesto en peligro una de las joyas naturales de Europa, el Palmeral ilicitano.

El picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus) procede de Indonesia. Por las características de este insecto y por el transporte de palmeras infectadas, la plaga ha ido expandiéndose por Asia, África y Europa. Se introdujo por primera vez en España en la década de los 90 en Almuñécar (Granada), en la Comunitat Valenciana se detectó en Olocau (Valencia) y a Elche llegó a finales del año 2005 procedente de la importación de palmeras de Egipto.

A partir de ahí, el coleóptero se ha desarrollado de tal forma que ha atacado y destrozado miles de palmeras hasta el punto de suponer una amenaza para el Palmeral de Elche, el más grande de Europa y declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. A esa amenaza se le ha puesto cerco a tenor de las últimas cifras pero la realidad es que tendremos que convivir con esa lucha porque el picudo rojo ha venido para quedarse.

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Los mejores datos se han conseguido coincidiendo con la puesta en marcha de una estrategia integral donde todos los actores trabajan de forma coordinada y se apuesta por la detección precoz frente a la destrucción de palmeras.

El concejal de Palmeral del Ayuntamiento de Elche, Antonio García, señala que cuando llegaron al Gobierno local cogieron «el problema en la cresta de la ola, en el pico más alto y estamos llegando a niveles de hace dos o tres años». Para el edil «lo que ha cambiado es tener una estrategia contra una plaga. Hasta ahora no existía ningún protocolo sobre cómo combatir la plaga, lo que se hacía era de forma anecdótica».

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