ALICANTE. Dicen que hay trenes que solo pasan una vez. Lo más triste es que, en ocasiones, no pasan nunca o pasan de largo. La provincia de Alicante es de las que espera su oportunidad: que su tren llegue. Que las diferentes administraciones atiendan sus reivindicaciones, porque no son pocas, ni menores: desde infraestructuras viarias y ferroviarias hasta hídricas, con todo un listado de necesidades que va creciendo.
Lo más frustrante es que, a pesar de ser la quinta provincia de España en PIB y población, nuestras demandas caen en saco roto y oídos sordos. El tiempo corre y la ejecución de proyectos prioritarios sigue siendo una promesa vacía. Los recogíamos CEV, INECA y la Cámara de Comercio de Alicante en un decálogo que ya ha cumplido seis años y que miraba a un futuro a diez años vista. Sin embargo, hoy nos enfrentamos al mismo panorama: un futuro incierto, con las necesidades acumulándose.
El eje ferroviario Alicante-Elche, la finalización del Corredor Mediterráneo y la mejora del acceso ferroviario al Puerto de Alicante, el tercer carril de la autovía A-70 entre Alicante y Elche, o la duplicación de la N-332 a su paso por Torrevieja son solo algunos ejemplos.
En su momento INECA cuantificó el coste de estas obras en 2.044 millones, mucho dinero —que hoy sería más—, pero lo que es seguro es que sí será mayor el coste que puede suponer en pérdida de competitividad para nuestras empresas y para el territorio, en caso de no ejecutarlas.
Alicante necesita unas infraestructuras que no solo sostengan el crecimiento de la provincia, sino que lo impulsen y lo hagan sostenible. La posición estratégica de nuestra región, con su proyección industrial, turística y agrícola, exige esa apuesta seria y decidida que desde hace tiempo demandamos.
Es urgente mejorar la red ferroviaria costera que conecte Alicante con Valencia. Hay que garantizar que tanto nuestro aeropuerto —que necesita una ampliación urgente— como los parques empresariales estén conectados por ferrocarril. Hay que agilizar la mejora de la línea Alcoy-Xàtiva. Además, la A-31, que conecta Elda y Monforte, requiere un tercer carril para mejorar el flujo comercial y de viajeros. También es necesario crear intercambiadores ferroviarios de mercancías en puntos clave de nuestro territorio. Pero estos son solo algunos de los proyectos que requieren atención inmediata.
Las infraestructuras hídricas también son una prioridad inaplazable. El acceso al agua es un tema estratégico para Alicante. La industria, la agricultura, el turismo y el resto de actividades económicas dependen de un suministro confiable y eficiente.
Las administraciones deben entender que el déficit de infraestructuras en Alicante es un obstáculo significativo para el desarrollo económico de la provincia. Sin una red de transportes moderna, una conectividad eficiente y una gestión hídrica adaptada a los desafíos del cambio climático, corremos el riesgo de perder competitividad frente a otras regiones más avanzadas. Este déficit puede convertirse en un cuello de botella que limite la productividad de nuestras empresas y dificulte la creación de empleo en sectores estratégicos.
Estas infraestructuras representan la base sobre la que se construirá el futuro de Alicante. Como provincia, debemos exigir que estos proyectos reciban la atención y el apoyo necesarios de las administraciones, y trabajar conjuntamente para lograr que Alicante tenga las infraestructuras que merece.
* Joaquín Pérez es presidente de CEV Alicante