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El respingo

26/10/2024 - 

Supongo que, ya más calmados, quienes tuve un día como compañeros en Ciudadanos habrán podido bajarse de la lámpara tras el respingo al leer en la prensa la condena de Eduardo Zaplana, otrora paradigma de la corrupción innata de ese PP que en la Comunidad Valenciana, pero sobre todo en la provincia de Alicante, gestionó gobiernos como cortijos privados. De un modo tan reprobable lo hicieron Zaplana y los suyos que muchos pensaron que era momento de mojarse para cambiar las cosas. Algunos incluso desertando de las filas populares asqueados por la maraña nauseabunda.

Lo de Zaplana no es baladí. Su condena lo ha sido por hechos de su tiempo como president de la Generalitat Valenciana, nada menos, habiendo sido igualmente ministro de Trabajo y Asuntos Sociales y hasta Portavoz del Gobierno con José Mª Aznar. Su actividad delictiva, de acuerdo con la sentencia dictada este 15 de octubre pasado, sitúa el inicio de la trama corrupta apenas dos años después de llegar al Palau de la Plaza de Manises, con lo que o poco tardó en ponerse las pilas o ya lo traía todo casi precocinado. El antecedente de llegar a la Alcaldía de Benidorm gracias a una tránsfuga socialista en 1991 daba ya suficientes pistas de lo que podía venir.

Andarán más sosegados, que todo pasa, compañeros de innegable firmeza ante la corrupción popular como el último y fugaz secretario general de Ciudadanos, con quien compartí actos, discursos y encuentros en Alicante, que afirmaba que la corrupción es algo que el PP lleva en su ADN. De hecho, lo dijo aquí mismo en visita electoral en abril de 2023. Hoy es potador de ese ADN en vena como eurodiputado popular. O la actual consellera de Hacienda, Economía y Administración Pública y portavoz del Consell, que como última síndica portavoz en Corts de Ciudadanos tachó en octubre de 2021 la corrupción interna del PP como una huida hacia adelante que no termina nunca cuando ese partido aparecía involucrado en casos como Taula o Imelsa. Nunca digas nunca…

También habrán aterrizado sin mayor trauma, que no hay mal que cien años dure, los dos flamantes cargos institucionales y de gobierno con Ciudadanos entre 2019 y 2023 en la Diputación de Alicante, que permitieron con su abstención en noviembre de 2021 que saliera adelante en la institución provincial una moción de condena de la corrupción estructural del PP presentada por Compromís en aquel mandato presidido por Carlos Mazón. Hoy son ambos cómodamente parte integrante de esa misma estructura, como diputados nacional y autonómico populares, respectivamente.

Menos problema para descender de la lámpara, pudiendo alegar que a él su sueldo actual se lo paga un alcalde del PSOE, habrá tenido quien fuera máximo responsable de la acción institucional de Ciudadanos en Alicante, retribuido hace unos años como asesor por Carlos Mazón en la Diputación provincial alicantina. En el recuerdo su queja agria por lo inaceptable de que su partido, el de entonces, fichara en 2018 a una periodista que había sido antes jefa de prensa y asesora de Zaplana en la Generalitat. Su partido de hoy, por el que es concejal en su municipio, el PP, allá en la Marina Alta y después de un sonado desahucio, sigue siendo el mismo que el del condenado Zaplana, entonces solo investigado.

Y qué decir de algunos miembros alicantinos del PP que en su día huyeron indignados, decían, ante aquella manera infausta de hacer de Zaplana y sus sucesores. Recabaron en Ciudadanos para hacer regeneración política. También habrán acusado sin duda ese respingo ante la confirmación judicial de aquello de lo que huyeron un día, pero a lo que han vuelto como alcaldes populares en un par de municipios con nombre de santo colindantes con la capital alicantina. Alcaldes ya, por fin, del mismo PP del zaplanismo de entonces al que regresan como bíblicos hijos pródigos de la mano del jefe actual: el omnipresente Carlos Mazón al que alguien propuso, incluso, ser el alcaldable de Ciudadanos en Alicante en 2015. Algo olía ya a podrido en Dinamarca…

Al final es posible que el respingo lo haya dado hasta la lámpara el propio Mazón, quien respeta, por supuesto, la sentencia de la Audiencia Provincial de Valencia que condena a su antiguo mentor y de cuya situación cuando fue procesado llegó a expresar un me alegro de que por fin se vaya a aclarar todo allá por junio de 2022. Claro ha quedado, la verdad.

Otro respingo, créanme, sí lo hemos dado algunos al confirmarse todo aquello que ya suponíamos. Que adivinábamos todos. Los que me he referido también. Pero no solo por eso el respingo, sino por constatar lo fácil que para algunos ha sido olvidar, cerrar la boca y tragar. Fácil para ellos, claro, buscando techos altos o sin lámparas para leer la prensa. No se vayan a herniar por la desmemoria.

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