CASTELLÓ. Sudáfrica está obligada desde 2022 a importar sus naranjas a la Unión Europea en tratamiento en frío. Esta medida fitosanitaria se impulsa para evitar la entrada de plagas en el viejo continente y ya tiene un impacto directo en sus envíos. Las exportaciones sudafricanas de naranjas sufren desde entonces un descenso en Europa, una caída que se ha acentuado especialmente en la actual campaña, con un 21 % menos de entradas respecto al año anterior.
Los productores sudafricanos han visto como la normativa europea les ha acarreado una serie de obstáculos, como un incremento de costes y una ralentización en los tránsitos, que han comportado una disminución de sus importaciones de naranjas a Europa de un 21 % en 2023/2024, mientras fue de un 9 % en 2022/2023, según datos del Ministerio de Agricultura. La reducción es de un 11 % respecto al ejercicio 2022, cuando empezó a implementarse el tratamiento en frío.
La Comisión Europea exige desde la campaña de 2022, además del transporte en tratamiento en frío, un incremento de las inspecciones en los puertos, unas demandas que han reivindicado con ahínco los citricultores castellonenses y valencianos para frenar la entrada de cultivos con enfermedades. La normativa se aplica por ahora en la naranja y excluye a las mandarinas pese a tener los mismos riesgos que la naranjas, pero tiene ya unos efectos en los productos de Sudáfrica.
A la vista de ello y ante el inminente inicio de su campaña (en el hemisferio sur el grueso de su cosecha se realiza desde mayo a noviembre), la asociación de productores sudafricanos ha decidido rearmarse para reforzar sus canales de transporte y regresar a la tendencia alcista en los mercados europeos.
Dentro de esta estrategia se enmarcan los recientes acuerdos cerrados con dos líneas navieras adicionales. Nuevas conexiones con las que Sudáfrica pretende mitigar la presión sobre sus cultivos en Europa y explorar, asimismo, una ampliación en el futuro de su radio de acción en Asia, en países como la India y China. Un enlace corresponde a MSC, que contará con escalas con Alemania y Holanda y la segunda es con Hapag-Lloyd, que alcanzará el norte de Europa.
El país del sur de África ya presentó una denuncia ante la Organización Mundial del Comercio, pero de momento no ha resuelto su petición y en 2024 los controles fitosanitarios seguirán su curso igual que las dos campañas precedentes. Cabe tener en cuenta que los exportadores sudafricanos ponen problemas con el tratamiento en frío en Europa mientras en Estados Unidos lo han asumido sin problemas.
Sudáfrica es el principal exportador de fuera de Europa de cítricos. Su expansión fue imparable desde 2016, con la entrada en vigor del tratado de libre comercio, hasta 2022, con un incremento de sus importaciones de un 19 %. Ahora se ha visto afectada por las restricciones fitosanitarias de la UE, pero a pesar de ello tiene el objetivo de seguir aumentando su presencia en el continente europeo. De hecho, sus productores tienen el objetivo de doblar sus envíos en 2032.
Sus importaciones tienen impacto en la producción de la Comunitat y Castellón en una parte de la primera fase de la campaña. Las organizaciones agrarias valencianas han venido denunciando desde 2016 los perjuicios del acuerdo de libre comercio, principalmente en el periodo que se solapan las dos cosechas.
Sin embargo, en este ejercicio, Sudáfrica se ha contenido, pero su caída ha coincidido con la entrada con fuerza de Egipto, que ha doblado sus ventas en Europa en la actual temporada aprovechando que compite en el mismo hemisferio de Europa, sus bajos precios y el contexto geopolítico internacional.
El sector agrario valenciano no se fía del cumplimiento por parte de Sudáfrica del tratamiento en frío. En 2023 denunció que las plagas de naranjas de allí seguían entrando en Europa y criticó que estaba incumpliendo las medidas sanitarias. Las organizaciones agrarias insisten en exigir a la UE que incremente la vigilancia sobre las llegadas sudafricanas y que se garanticen las inspecciones en todos los puertos europeos, ya que entienden que los exportadores sudafricanos intentan eludir los españoles porque son más rigurosos que los del norte de Europa.