VALENCIA (FOTOS: MARGA FERRER). La primera vez que Enrique Vidal aterrizó en la Ciudad de las Artes y las Ciencias fue cuando le sugirieron hacerse cargo de la gestión del complejo. A sus 60 años, el reto en esta legislatura ya ha sido doble. Primero convertirse en diputado sin haber estado nunca en política y ahora dirigir un atractivo turístico para los que vienen de fuera y que es mirado con recelo por muchos habitantes locales por el alto coste que ha supuesto a las arcas públicas.
Vidal entró las listas del PSPV por Castellón para "devolver a la sociedad" lo que le había dado a él. Un argumento incontestable que le profirió un amigo, ni más ni menos que el presidente de la Generalitat Ximo Puig. Prejubilado de Ruralcaja, sin nada que perder y todo por experimentar en este campo, cumple alrededor de dos meses como director general de Cacsa con la intención de revitalizar un complejo que durante estos años ha perdido gran parte de su esencia inicial.
-De independiente a diputado, y de ahí a director general de Cacsa. ¿Cómo se hace este recorrido?
- Yo trabaja antes en Caja Rural. Soy de Castellón y cuando nos juntamos todas las grandes cajas valencianas pasamos a ser Ruralcaja. Estaba llevando sobre todo temas de negocio y uno de los principales puntos donde era fuerte la caja en Castellón era en Morella. Empecé a conocer al alcalde de Morella, que en ese momento era el actual presidente de la Generalitat, Ximo Puig. Hablamos, hicimos muchos proyectos juntos, y empecé a conocer a su círculo y establecer una relación personal.
Hubo un ERE en Cajamar y por edad me prejubilaron. Llamé a Ximo, me despedí y me dijo, “a ver si ahora puedes devolver a la sociedad lo que te ha dado”. Yo ya lo estaba haciendo. Era profesor asociado en la universidad, donde estaba volcado. Pero antes de Fallas se pusieron en contacto conmigo para decirme que habían pensado en mí para presentarme como independiente en las listas de Castellón. Buscaban a alguien con experiencia en gestión de empresa privada.
-¿Y qué pensó en ese momento?
-Me faltaban cinco o seis días para cumplir 60 años y pensé, que no me lo cuenten. Fuimos Eva Halcón y yo. También tenía relación con Colomer, a quien conocía porque había sido alcalde de Benicàssim. Salí elegido como diputado y me sentí muy orgulloso. Yo entiendo que si tienes 40 años y una actividad profesional vinculada a la empresa privada es difícil tomar la decisión, pero en mi caso, como tenía la suerte de que ya no estaba vinculado, era más fácil. Fuimos a Les Corts y todavía añoro aquello. Fue una experiencia que me gusta recordar.
"Me metí en Internet y pensé, esto es un caramelo envenenado"
Me llamaron de Presidencia y me dijeron que si quería participar en un proyecto como director general de Cacsa. Estaba de vacaciones, entré en Internet. El principal problema que tenemos es que desconocemos lo que pasa en la Ciudad de las Artes y las Ciencias y solo conocemos su carcasa. Vi sus múltiples problemas y me quedé aterrado. Pensé, esto es un caramelo envenenado. Pero a los dos días me vine aquí, como anónimo, vi esto y me quedé flipado y pensé que esto había que hacerlo bien. Y no estoy nada arrepentido.
-Y una vez dentro, ¿por dónde se empieza?
-Decían barbaridades de todo esto, las que conocemos todos. Una vez aquí dentro, me encontré una plantilla muy desorientada. Han pasado un ERE y luego la escisión de una compañía y la entrada de Avanqua. La gente estaba como estaríamos cualquiera. Lo primero que he hecho es darles ánimo y orientación. Estoy muy contento. Me gustaría que no hubiera todos los líos que tenemos e imagino que un día acabaremos con esto aunque siempre quede la losa de la deuda.
-¿Había venido como turista a la Ciudad de las Artes y las Ciencias?
-No, nunca. Lo que me ayudó a tomar mucho la decisión fue que, cuando me lo comunicaron, estaba con unos familiares de fuera. Me dijeron que era maravilloso. La imagen de los valencianos sobre Cacsa es lo que nos da toda la bronca que tenemos. Con lo cual, lo tiramos por tierra. Empiezo a ver estadísticas, menciones internacionales, y es un icono mundial dentro del turismo. Por ello, lo primero que hay que hacer es conseguir abrir esto y que la sociedad valenciana quiera venir a pesar de todo. ¿Qué vamos a hacer, volarlo? Pues no, habrá que aprovecharlo. Tenemos un estupendo continente y tenemos que hacerlo llegar a la sociedad mejor que ahora.
-¿Cuál es la hoja de ruta?
- Conseguir que esto sea el gran centro de divulgación científica para los valencianos. Que los valencianos aprendan y puedan ver lo que nuestros científicos están haciendo. Es fundamental porque hoy en día el futuro viene en función de que podamos hacer una economía valenciana que tenga un valor añadido más alto. Para eso hace falta investigación y formación científica. Queremos que esto sea un medio para la divulgación científica. Para que cuando estos científicos no soliciten dinero para poder seguir investigando, nosotros no pensemos que esos son los que están ahí en la universidad o en un sitio encerrados, aunque ellos también tienen que aprender que la sociedad deposita en ellos una gran confianza. Los ciudadanos se quitan dinero en los bolsillos para que se puede avanzar.
"Vas al Moma de ny y puedes encontrar una performance de una empresa que paga"
En segundo lugar tenemos un icono turístico muy bueno y tenemos que conseguir que sea una referencia para el turismo de calidad. No nos olvidemos, de que seguramente el turismo sea la primera industria que hay en la Comunitat Valenciana. Tenemos que fijar un hito importante para que vengan turistas y conseguir unos ingresos que reduzcan lo que la sociedad valenciana pone con el presupuesto público encima de la mesa. Un museo en principio no gana dinero pero además del uso museístico, si conseguimos que haya ingresos extraordinarios que sean ordinarios. Por ejemplo, vas al Moma de Nueva York y puedes encontrar una performance de una empresa que paga para eso. Lo que queremos es orientarlo para que sea un buen sitio para obtener ingresos unido a la calidad.
-¿Se van a continuar con los eventos de los que se quejan algunos vecinos?
-Estamos poco a poco reduciendo los macroeventos. Si viene una firma comercial de calidad y quiere utilizarlo adelante. Digo de calidad porque esto es dinero. Necesitamos conseguir cierto equilibrio financiero que nos cueste el menos dinero posible teniendo en cuenta que la castaña es tan grande que nos va a costar siempre dinero, porque todo esto es una barbaridad de grande y nunca sacaremos dinero suficiente.
-¿Pero a qué tipo de eventos se refiere?
-Se va a huir de los macro eventos. Lo que no puede ser es que organicemos una fiesta que moleste a todos los vecinos. No podemos permitirnos el lujo de que los fines de semana, que es cuando vienen las familias que tienen hijos, y que a las nueve ya están aquí, estemos sacando los restos de la fiesta mientras que llegan las personas. Tampoco queremos abusar de una posibilidad de tener mayor horario, ni para molestar a los vecinos ni para hacer competencia desleal a las empresas. A un empresario privado que se ha comprado una macro nave para hacer fiestas.
-Parece bastante fluida la relación entre Avanqua y Cacsa, pero lo pliegos fueron realizados por el antiguo Consell. ¿Cambiaría algo?
Detalles. Pero esto no se puede interpretar en clave política. Hay que torear, yo no contraté la corrida. Las relaciones que tenemos con Avanqua son fluídas y amistosas. Ellos son abiertos de mente para entender que no se debe perder la identidad común y nosotros somos lo suficientemente abiertos para entender que nos dan un impulso con la joya de la corona, el Oceanogràfic.
Dan un impulso a toda la Ciudad de las Artes y las Ciencias. El pliego es enorme y hay algunos detalles e historietas. Pero en principio, lo que no está escrito y no vulnera la legalidad lo pactamos. Yo aquí tengo un consejo de administración que es el dueño y que representa a la Generalitat Valenciana. Si la Generalitat Valenciana dice que tenemos que colaborar y que hasta el momento había tenido una relación magnífica con Avanqua, yo no tengo más remedio, me guste o no me guste, colaborar y tener una relación magnífica.
-En todo caso no le parece un mal pliego.
-Este pliego es mucho mejor que el que teníamos antes. Avanqua corre gran parte del riesgo. Ellos pagan, hacen su explotación, pagan un canon y otro variable en función de sus ventas. Sí que tenemos una labor de tutela para que se hagan las cosas con calidad. En cambio, los anteriores gestionaban, pero te cobraban un canon por la gestión. Lo negoció el anterior Gobierno pero es mejor que el primer pliego que se hizo. Me habría gustado que lo negociaran mis compañeros pero porque me habría gustado que gobernaran antes. Nosotros podríamos haber hecho mejor el pliego pero eso ya es ciencia ficción. Dentro de 15 años podremos hacerlo otra vez.
-¿Cómo se piensa revitalizar el Museo Príncipe Felipe?
- Esto tiene un problema, y es que es inmenso. 40.000 metros cuadrados. Leía el otro día que se ha abierto un museo en la Universidad de Navarra en un edificio que lo ha hecho Moneo, todo lo contrario que esto porque Moneo es un hombre muy funcional. 11.000 metros cuadrados y decían que era un gran museo, y esto son 40.000. Aquí hay un globo aerostático y no nos enteramos. Hay un caza F18, que yo pensaba que era una maqueta y es porque no tiene motor.
"Queremos que esto sea un centro en el que aglutinar todas las manifestaciones museísticas que hay en la Comunitat"
Sobre lo que encontraremos próximamente, actualmente tenemos una colaboración muy estrecha con las universidades de Valencia, Castellón y Alicante. Ellos tienen que darnos los conocimientos, aportarnos ayuda y colaborar. Estamos en un proyecto que va a ser importantísimo, donde la universidad tiene una parte esencial. Queremos que esto sea un centro en el que se puedan aglutinar todas las manifestaciones museísticas que hay en la Comunitat Valenciana y se le pueda dar visibilidad desde aquí. Uno de los objetivos que nos ha marcado el consejo de administración es que haya transversalidad.
La trasversalidad consistiría en que los de Castellón, Alicante, Requena y Xátiva también tuvieran ilusión por esto. Es normal que ahora no la tengan porque aquí no hay nada de ellos. Por eso nos han pedido por favor que lo hagamos. Tenemos centros de investigación en las universidades de Alicante y Castellón que también nos pueden ayudar. No podemos hablar aún de proyectos concretos pero este año los vamos a ver ya.
-¿Qué salió de la auditoría que se hizo antes de la entrada de Avanqua?
- Tenemos un pleito con Parques Reunidos y una de las cosas que ha salido es la falta de mantenimiento en condiciones. Estamos arreglando el Oceanogràfic porque no había un mantenimiento correcto. Está valorado alrededor de siete millones de euros. Ellos también nos demandan una cantidad a pagarles que les debemos y se lo tendremos que dar pero nosotros también les pedimos 33 millones por unas orcas.
- Ahora estamos cerrándolo a cuatro bandas. Estamos Despacho de Calatrava, constructores, Avanqua y nosotros. Estamos juntos y definiendo los planes de actuación. Todo lo que haya que hacer ya lo ha decidido al arquitecto. Esto se le pasa a la UTE para que valore cómo hacerlo y con qué coste. Luego se pasa al proyectista para ver que coincide. Y Avanqua y nosotros decidimos. Pero estamos colaborando los cuatro, no hay broncas. No pasa lo que le gustaría a la sociedad, que hubiera más parque mediático. Todos queremos acabar el Ágora, aunque no según el macroproyecto porque no hay dinero, pero se va a acabar bien. El coste lo asumirá Cacsa.
En la reparación del Ágora participan el despacho de Calatrava, la UTE y Avanqua, pero Cacsa es la que más asumirá del coste
- ¿Nadie más?
- Cada uno asumirá lo que tiene que asumir, pero Cacsa será la que más asumirá. No el 100%, pero habrá un reparto. El trencadís lo pagó el Despacho de Calatrava y la UTE. Pero, ¿quién paró la obra? Cacsa. Pues si tú la has parado es cosa tuya. Pero si por el camino la gente hizo las cosas mal se apuntará, pero lo gordo es Cacsa.
- ¿Se ha estimado un ahorro con la externalización?
- Se ha estimado lo que se va a ingresar. 15 años con una tasa de descuento del 10% es un ingreso de 67 millones de ingresos teniendo en cuenta que antes pagábamos. El cambio es brutal. Tienen que pagar cuatro millones fijos cada año y un tanto por cien del del merchandising.
- Se ha sacado la parcela de las Torres de Calatrava del presupuesto, ¿qué se va a hacer?
- Una cosa son los 15 millones del anteproyecto, que eso está muerto. Luego está la pastilla, la M3, a la que han ido doblando el precio de venta. Si tú coges las cuentas de Cacsa, después de sacarla se nos han caído hasta el 50%. Pero también tenemos un presupuesto más ajustado. Somos la segunda plantilla más barata de las empresas públicas. Mi sueldo es cuatro veces más alto que el más bajo, y ojalá todas las empresas españolas estuvieran así. ¿Qué pasará en el futuro? No estoy en esa labor. Ahora quiero que se acabe el Ágora, que se haga el paso abierto por dentro hacia el Oceanogràfic, y eso lo veremos antes de Fallas. Estaremos en el año 2016 con eso y en 2017 pensaremos qué haremos con la pastilla, pero también ayudará que se reactive el mercado inmobiliario.
- Cacsa es un icono y se ha convertido en el skyline de muchas postales. ¿Nos gustaría que fuera otro?
-A mí me gustaría medir un metro noventa y tener melena, pero esto es lo que hay. Tenemos que ser los valencianos los que digamos lo que queremos. No creo que las imágenes sean exclusivas. Se pueden tener las Torres de Serrano, la Lonja, el maravilloso cauce. Creo que lo más impactante que tiene Valencia hoy en día es el cauce.