¿Si pasa el suficiente tiempo la fusión se convierte en tradición?
Palamós. Comarca del Baix Empordà. Girona. Catalunya. Una espera comer gambas, pescados de playa, clotxinas y especialidades catalanas de la huerta, además de platos de mar i muntanya que no desaparecen de las cartas, pese al verano. Pero hay vida más allá. La fusión existe, y se consolida, con propuestas como Entre Dos Mons, el restaurante de Mila Acosta y Roger Cama, jefa de cocina y pastelero, respectivamente. Lima y Palafrugell, respectivamente.
Mila trajo de su Perú natal recuerdos y aromas cítricos y picantes. Roger, oriundo de un pequeño pueblo próximo a Palamós, el conocimiento del producto autóctono y su narrativa. Juntos combinan culturas gastronómicas y las aplican a los productos de proximidad y temporada. Juntos, ponen en práctica lo aprendido en restaurantes como Vía Véneto, Gaig, Casamar o Dos Cielos.
La querencia por la materia prima a tiro de piedra queda patente con su huerto ecológico, donde plantan variedades autóctonas de productos vegetales que emplean en su cocina. De esta huerta surge el tartar de tomate, acompañado con boquerón casero y mayonesa de aceituna peruana o el pesto de tomate seco y calabacín con el que sacan la ventresca de atún de la costa (brava) a la brasa.
Desde su inauguración en 2016, Entre Dos Mons ha destacado por cuidar las referencias de su bodega, ofreciendo una carta de vinos que se concentra en distintas zonas productoras de Cataluña para explorar el trabajo de pequeñas y medianas bodegas.
Haruki Murakami, en alguna de sus obras de personajes lánguidos, decía que solo había que leer libros clásicos porque tenían el beneplácito del tiempo. Podemos decir que la propuesta de este restaurante de fusión gastronómica, en su enclave —donde restaurantes tradicionales y turísticos copan la oferta— cuenta con la venia de ese fenómeno incontrolable que es el paso del tiempo.