Empresas como Idealista.com, floresfrescas.com, Fever o Bodaclick.com llevan su nombre
MADRID. Es uno de los emprendedores más carismáticos y activos del panorama español e internacional. Idealista.com es el nombre de la empresa que le hizo famoso aquí pero gran parte de su carrera la ha desarrollado en EE.UU ocupando cargos relevantes en el organigrama de Google y Yahoo.
Tras 15 años ininterrumpidos de lanzar e impulsar proyectos, propios y ajenos, Bernardo Hernández se ha tomado un año sabático. Pero es más en sentido figurado que real porque este emprendedor parece incapaz de detener el flujo de ideas. Ya lo dice él, “ser emprendedor no es un trabajo, es un modo de vida” y él disfruta de sus vacaciones estudiando si decantarse, en su nuevo proyecto, por el sector Fintech o el de la logística. “Últimamente me obsesiona el cuello de la botella del e-commerce, el hecho de que no acabamos de dar con la solución de la última milla. Hay productos, hay clientes, pero las empresas de logística siguen ancladas en paradigmas del siglo XX de manera que cuando te entregan un pedido no estás en casa y cuando estás nunca vienen”.
Y aquí se encierran dos de las principales premisas que rigen cada uno de sus proyectos: solucionar problemas importantes, que afecten a muchas personas, valiéndose para ello del uso de la tecnología. “Cuando montamos idealista había mucha gente en España que se pasaba la tarde del domingo consultando las secciones de inmobiliaria en los periódicos, con esa letra tan pequeña. Luego había que ir visitando las casas para comprobar que de verdad eran como te decían”. Que la solución que concibieron Jesús Encinar y él venía a cuento lo confirman los 15 años de vida del portal conservando el liderazgo en el mercado nacional como la principal plataforma de anuncios de viviendas, con estallido de burbuja inmobiliaria por medio, aunque recientemente haya sido adquirida por Apax Partners.
Antes de montar el idealista ambos socios había coincidido y entablado amistad en Estados Unidos donde Bernardo se fue a los 23 años motivado, sobre todo, por aprender inglés. “Realmente sólo he suspendido una cosa en mi vida que es el inglés a causa de mi dislexia”, cuenta. Estando en Boston maduraron la idea del portal inmobiliario y tras dejar sus respectivos empleos, analista financiero Bernardo y consultor Jesús, regresan a España para dedicarse full time a su proyecto emprendedor. “Desde el confort se emprende mal- dice ahora-aunque produzca vértigo. Si quieres emprender hay que dejar el puesto de trabajo”.
Pocas semanas después de lanzar el idealista, el 20 de enero de 2001, empieza la caída del índice Nasdaq arrastrando a las principales empresas puntocom. A ellos no les afectó de manera grave. La razón de la supervivencia se la atribuye Bernardo Hernández al hecho de haber levantado con anterioridad dinero suficiente para sortear el temporal. Este es el mejor consejo que dice haber recibido él en sus inicios de emprendedor, el mismo que reparte él en todos los foros de startup.
“Yo recomiendo ir primero a una ronda seed o capital semilla si te hace falta para hacer un Producto Mínimo Viable y luego, cuando ya has decidido lanzarte, ir a levantar el máximo posible de capital, hacer una ronda a lo grande. Conseguir financiación requiere dedicación exclusiva y un esfuerzo tremendo por eso es mejor hacerlo de una vez y no como se hace aquí que van a rondas de 50 o de 100. Tener dinero de sobra te da seguridad, te permite trabajar tranquilo, disponer de recursos técnicos necesarios y contratar talento. Y si aquí no se consigue pues entonces habrá que salir fuera”.
Al oírle tan rumboso a más de uno le vendrá a la cabeza la faceta de inversor de Bernardo Hernández pero, para evitar tentaciones, advierte: “Yo no tengo perfil de inversor porque no sé quedarme al margen, acabo invirtiéndo e involucrándome. Tengo un problema porque me encantaría quedarme con todos”.
Alguna relación podría establecerse entre esta actitud y la otra actividad que le hubiese gustado desempeñar de no haber sido emprendedor, la de coreógrafo, sustituyendo el espectáculo por la composición de los equipos de startups en las que ha participado: floresfrescas.com,11.870.com, Fever, Bodaclick.com, la primera empresa española de internet en Salir en bolsa, Zagat, donde fue director general o Tuenti, donde entró como business angel. Lo único que lamenta: “no haberme involucrado con La Nevera roja”.
En 2008 puso en marcha, junto con Germán Loperena, StepOne, una iniciativa de ayuda a la internacionalización de empresas tecnológicas españolas con alto potencial. Con sede en Madrid y en Sunnyvale, en las dependencias de Silicon Valley, (California) la idea es seleccionar aquellos proyectos que más se acerquen a las premisas de innovación, que hayan desarrollado producto propio, que tengan mucha ambición, la palabra preferida de Bernardo Hernández, “pero de la buena” y equipos con muchas ganas de trabajar, pereza es que más detesta. Pocos pasan la nota de corte para desembarcar en Silicon Valley a la que él llama “La Corte” de los emprendedores y donde ha vivido 8 años.
De los criterios de selección expuestos para entrar en StepOne se deducen también otras constantes de la carrera de Bernardo Hernández además de las referidas. La conceptualización de producto asumiendo el legado de Steve Jobs, de quien resalta su “gran habilidad intuitiva para saber eliminar lo superfluo y quedarse con la esencia de lo que realmente necesita el consumidor”. Y eso es algo que sólo se consigue con el foco. “Soluciona primero un problema, uno solo, pero hazlo bien, y luego ya veremos por dónde seguimos. El modelo de negocio lo dicta el producto”, dice.
Y esta es otro de los condicionales que Bernardo considera básicos en cualquier emprendedor. A él le ayudó la disciplina aprendida en casa de un padre militar pero el agradecimiento expreso es para “los americanos” teniendo en cuenta que su carrera profesional se ha desarrollado más allí que en España.
Le preguntaba Sofía Benjumea en una conferencia pronunciada en Campus Madrid la pasada semana qué le hubiese gustado ser de pequeño. “De pequeño pequeño quería ser Papa porque me parecía que era el que mandaba más”. A Papa no ha llegado pero a ejercer el liderazgo algo de lo que, en su opinión andamos escasos, lo hace con creces.