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Entrevista | Diego Arroyo, director general de Progenie Molecular 

"Ningún positivo debería incorporarse después de diez días a su vida cotidiana sin una PCR negativa"

14/03/2021 - 

VALÈNCIA. Antes de que el acrónimo PCR se incorporase el último año a nuestro lenguaje cotidiano, Diego Arroyo llevaba casi dos décadas aplicando la técnica del diagnóstico molecular a la detección de toda clase de enfermedades de base genética e infecciosa. Doctor en Bioquímica y Biología molecular y presidente de la Sociedad Española de Diagnóstico Molecular (SEDM), en 2003 decidió fundar su propia empresa, Progenie Molecular, dedicada actualmente a la fabricación de productos para la detección del coronavirus, patógenos y mutaciones en el ADN mediante PCR.

Dieciocho años y una pandemia después, ha pasado de ocupar un pequeño despacho alquilado en València a instalarse en un edificio especializado en diagnóstico molecular en la avenida Valle de la Ballestera. Allí se producen test que son exportados a más de una decena de países, desde Alemania a India pasando por Turquía, Israel o Lituania y a varias Comunidades Autónomas entre las cuales no está la valenciana.

En los últimos meses, la eclosión de la demanda de pruebas PCR, para las que tiene una capacidad de realizar entre 2.000 y 10.000 semanales, le ha permitido crecer en medios técnicos y humanos hasta alcanzar las treinta personas en plantilla. En esta entrevista, el doctor Arroyo pone en valor la oportunidad de aprovechar la baja incidencia actual para reforzar el diagnóstico, el rastreo y la prevención como claves para no repetir errores del pasado y evitar una cuarta ola.

–La Comunitat acaba de ampliar las medidas de la desescalada, ¿Es momento de mantener las restricciones o hay margen para suavizar las medidas?

–Tenemos que gestionar de forma diferente los momentos de valle de la pandemia. Hasta ahora lo hemos hecho mal. Cuando hay un valle, no es momento de hacer menos pruebas, sino más PCR. Tal vez no hay que restringir de forma generalizada movimientos, sino pensar qué hacemos con las personas que son portadoras del virus. Tal vez es momento de relajar restricciones de movilidad, pero desde luego no las de prevención; hay que acentuarlas. Los rastreos eficaces se pueden hacer cuando la incidencia es baja. Ahora tenemos una oportunidad nueva, pero para eso tenemos que garantizar que, quien se está moviendo, no es portador del virus. Y eso se consigue haciendo pruebas de forma preventiva para detectar pronto los brotes, acotarlos y evitar que se extienda.

Foto: KIKE TABERNER

–Pero el testeo preventivo no ha sido una prioridad en la Comunitat Valenciana...

En España hemos hecho alrededor de 20 millones de PCR, son muchas, pero no se han hecho de forma preventiva, sino de forma reactiva a la infección. Si se hicieran de forma preventiva, conseguiríamos que las personas infectadas de forma asintomática no circularan. El virus es bastante traicionero porque muchas personas lo pasan de forma asintomática. Aunque el porcentaje de letalidad es bajo, al estar potencialmente expuesta prácticamente toda la población al contagio, el número potencial de fallecidos es muy alto. Si aplicamos el porcentaje de letalidad de entre el 1 y el 2% al conjunto de la población, estamos hablando de más de un millón de muertes en España. Es una cifra moralmente inaceptable, no podemos permitirnos perder esa cantidad de personas sin hacer nada, simplemente permitiendo que haya exposición sin hacer nada. Cuando hay un pico es normal que se restrinjan movimientos, pero cuando hay un valle lo que tiene que haber son más pruebas, más rastreo y más prevención. Hay que tener en cuenta que esta situación se alarga y genera otro tipo de problemas que hay que tener en cuenta: económicos, sociales, sicológicos... Estamos sometiendo a la población a un esfuerzo sostenido que está extenuando a la gente.

"La clave es ser más rápido que el virus, la vacunación debería ser un proceso relámpago"

–En este momento existen más medios para ello que en la primera ola, ¿es momento de cambiar esa estrategia y aprovechar este valle?

Tenemos más herramientas técnicas y mucho más conocimientos de cómo es este virus. Eso nos permitiría tener una actitud diferente y evitar nuevos picos. Esto exige tomar medidas importantes de control, por ejemplo en fronteras, PCR de entrada, cuarentenas para entrar en el país... Lo que hacen otros países que han tenido éxito.

–¿Sufriremos una cuarta ola?

–El concepto de ola no me gusta porque evoca una situación pasajera. Esto se parece más al incendio de un bosque del que se ha quemado el 10%, teniendo en cuenta las personas vacunadas y las que han estado en contacto con el virus en España, pero el 90% está en peligro de arder. Cuando el incendio se controla, quedan rescoldos; en realidad es el mismo incendio que no se ha acabado de apagar.
Los elementos para que vuelva a haber un brote están ahí, porque el ritmo de vacunación no es lo bastante importante. Si no cambiamos nada respecto a lo que hemos hecho en los anteriores valles, volveremos a tener un pico. Evitarlo depende del control, el rastreo, la prevención y mucho más control de acceso al país.

Foto: KIKE TABERNER

–¿Cómo será?

–Eso no lo sabe nadie. Lo que sabemos es que las condiciones para la cuarta ola están ahí y en las condiciones en las que estamos, con una parte de población aún sin protección, el brote potencialmente puede ser como el tercero que hemos tenido, que ha sido el mayor de los que hemos tenido.

–¿Con la misma mortalidad, teniendo en cuenta que ya se ha vacunado a parte de la población de más edad?

–La posibilidad de que haya un nuevo brote y que tenga un elevado coste en vidas está ahí, porque el virus está afectando especialmente a personas a partir de 50 años.

"estamos viendo en algunos pacientes que la contagiosidad se mantiene durante un mes"

–¿Le preocupan las nuevas variantes?

–Lo que nos tiene que preocupar es que este es un virus de ARN y estos tienen una tendencia natural a mutar. Cuando tenemos a millones de personas contagiadas en el mundo, es muy fácil que surjan nuevas variantes con características nuevas, que pueden ser desde eludir mejor el sistema inmune, una carga viral más alta o eludir una vacuna. Me preocupa menos que ya haya unas variantes circulando que el propio hecho de que este virus tenga esa capacidad. Tal vez ahora las variantes no sean demasiado preocupantes, pero no evita que en unos meses pueda surgir una que sí lo sea.

–¿Cómo nos podemos proteger ante esa posibilidad?

–La clave es ser más rápido que el virus. La vacunación debería ser un proceso relámpago, no podemos estar vacunando meses y meses dándole la oportunidad al virus de que surja una variante que eluda el efecto de la vacuna. Estos virus, tarde o temprano, encuentran una vía de escape.

Foto: KIKE TABERNER

–¿Qué porcentaje de inmunización deberíamos alcanzar a medio plazo para protegernos del riesgo de aparición de nuevas mutaciones resistentes a la vacuna?

Tenemos que aspirar a la protección absoluta para evitar ese riesgo. Depende de las condiciones de cada sociedad, a más movilidad es deseable un porcentaje de inmunización más alto.

–¿Cómo valora la estrategia de vacunación en España hasta ahora?

–La vacunación está funcionando mal. No sé si es algo específico de España o de toda la UE, pero está claro que hay países que van mucho más rápido que nosotros como EEUU, Reino Unido o Israel. Aquí no vamos a la velocidad que deberíamos.

–¿Es un problema de falta de vacunas o de mala estrategia?

–Creo que es por falta de disponibilidad de las vacunas, pero los fabricantes son los mismos para todo el mundo. Si aquí han llegado menos, a lo mejor hemos gestionado peor que otros países el proceso de adquisición de las vacunas. No sé si por cuestiones técnicas o políticas, la UE ha vetado las vacunas de China o Rusia, pero creo que no deberíamos cerrar la puerta a una vacuna venga del país que venga. 

"no podemos estar meses vacunando y dar la oportunidad de que surja una variante que eluda el efecto de la vacuna"

–¿Cree que tenemos un sistema de vigilancia fiable de estas variantes?

–Para saber a qué nivel está circulando una variante, hay que secuenciar muchos virus, pero es un trabajo mucho más costoso. En España y en Valencia hay grupos muy buenos que trabajan en evolución molecular de virus.

–Usted insiste en la necesidad de aumentar el control y la prevención para evitar una nueva ola, ¿cree que debería revisarse la estrategia actual que permite dar el alta en diez días sin una PCR negativa?

–No es lógico ningún caso. Si quisiéramos coger un avión con un resultado positivo, no nos dejarían. En nuestro laboratorio estamos viendo en los pacientes que en algunos casos la contagiosidad se mantiene durante un mes. Es cierto que antes de que se negativice son poco contagiosas, pero no podemos estar seguros de que no lo van a ser en ninguna circunstancia. Por lo tanto, hasta que una PCR no es negativa, una persona no debe incorporarse a la vida cotidiana. Diez días se queda muy corto, la prueba es que al personal sanitario se le aplican catorce. Y ello es independiente de la magnitud de la positividad (CT). Lo importante no siempre es la probabilidad de que algo pase o no pase, sino lo grave que puede ser que pase algo que es poco probable. A los diez días, hay muchas personas que ya no son contagiosas, pero también es cierto que aunque unas pocas lo sean, eso da pie a que tengamos un brote. Tenemos que focalizarnos no en lo más probable, sino en lo más peligroso.

Foto: KIKE TABERNER

–¿Por qué cree que no se hace?

–No sé si es por coste, pero si no lo atajamos puede que el coste esté diferido y sea mayor. Creo que a los dirigentes les falta audacia y osadía para tomar medidas diferentes, arriesgadas, contundentes y concentradas en el tiempo en lugar de medidas más suaves y dilatadas que lo que provocan al final es la extenuación. El virus nos va a vencer por agotamiento y el cose sicológico para la población está siendo alto porque no es lo mismo pedirle a la población que esté dos meses confinada sabiendo que después de eso habríamos conseguido vencer la pandemia que tener de nuevo que enfrentarnos a esa situación. Tendríamos que plantearnos de una vez por todas una serie de medidas contundentes, concentradas en muy poco tiempo y súper estrictas para que, pasado ese periodo, tuviéramos virtualmente al virus contra las cuerdas. A partir de ese momento, rastrear y acotar los brotes sin tener que someter a ese sufrimiento al conjunto de la población.¿Por qué cree que no se hace?

–¿Ahora estamos en disposición de hacerlo?

–Se podría. El mejor momento para hacerlo fue el verano. En junio estuvimos a punto de extinguir el virus, pero en lugar de dar la última vuelta de tuerca, se dio la impresión de que prácticamente podíamos volver a la normalidad. El presidente del Gobierno llegó a decir que habíamos vencido al virus. Hubiera sido un buen momento para impedir la segunda ola y desde luego la tercera. Ahora no estamos como en ese momento, estamos en un collado, no en un valle, en un paso entre dos picos.
En las últimas semanas, la Comunitat ha realizado poco más de 55.000 pruebas diagnósticas, prácticamente la tercera parte que hace cinco o seis semanas, cuando la incidencia estaba en máximos, ¿qué explicación tiene esta diferencia?

"LAS PCR NO SE DEBEN HACER SOLO DE FORMA REACTIVA AL PICO, SINO DE FORMA PREVENTIVA"

Muchas de las pruebas que se hacen son por brotes y los contactos estrechos con positivos. Muchas de esas pruebas se hacen en laboratorios privados que luego aportamos los datos a la Conselleria de Sanidad para la estadística conjunta. ¿Qué sucede entonces? Evidentemente, si tenemos pocos casos y en los hospitales no se hacen pruebas porque no hay menos brotes y las personas tampoco se las hacen a título privado porque no tienen la sensación de peligro de haber estado expuestos, es normal que baje el número de pruebas cuando baja la incidencia. Pero es lo contrario de lo que deberíamos hacer: cuando baje la incidencia, seguir haciendo pruebas para evitar que vuelva a subir. Hacer muchas pruebas no debe ser la consecuencia de que haya mucha gente contagiada, tiene que ser la consecuencia de tener una política de prevención que evite que haya gente contagiada. Las PCR no se deben hacer solo de forma reactiva al pico, sino de forma preventiva.

–Volvamos a los indicadores. Ahora se hacen menos pruebas, pero la positividad sigue muy alta, en el entorno del 10%, entre las más altas de España. ¿Cómo hay que interpretar la combinación de ambos factores?

–Lo ideal sería hacer muchas pruebas y que la inmensa mayoría fueran negativas.

Foto: KIKE TABERNER

–Durante la primera ola, la Conselleria de Sanidad firmó un contrato con ocho laboratorios, el suyo incluido, para ayudar a los hospitales a hacer PCR y diagnosticar más rápido, pero los hospitales apenas han contado con ustedes…

–A nosotros no nos han remitido ni una. No debemos gustar mucho porque no le hemos vendido ni uno solo de los kits que producimos y exportamos a países tan dispares como Suiza o India. Ni hemos hecho ni una sola prueba para el sector público. Nos preguntaron por nuestra capacidad y nos pusimos a su disposición, pero luego no nos han llamado. Después de la primera ola era un momento de planificar y me pareció razonable que en septiembre contactasen con nosotros. También me parece normal que, si no ha hecho falta, no nos deriven pruebas, pero por lo visto se están derivando pruebas, pero todas al mismo laboratorio.

–Dice que tampoco han adquirido ninguno de sus productos, pero sí se han comprado kits de pruebas a otras firmas...

–A nosotros no nos han solicitado ninguno. La Comunitat Valencia se abastece directamente con los proveedores que considera porque decidió quedarse fuera de la compra centralizada de Ingesa. Nosotros al concurso de la Conselleria de Sanidad no nos presentamos porque no nos enteramos, pero nos hubiéramos presentado.

–¿Todos los test son iguales? La Conselleria de Sanidad ha comprado test fast PCR a un precio elevado si se compara con los test moleculares que ha contratado Ingesa... 

–No son todos iguales. Habría que ver cómo está hecho ese test para averiguar por qué motivo se considera rápido. Una PCR es un proceso químico que, por mucho que se acorte, tiene sus tiempos. El conjunto de una PCR es difícil que baje de las dos horas. No hay atajos. Si se hace de forma completa, la PCR lleva unos tiempos. A veces se pueden acortar algunos procesos como la extracción; si ésta se simplifica, también sale positivo cuando hay mucho virus, pero a veces implica una pérdida de sensibilidad. Yo no puedo validar ni criticar un sistema que no sé cómo se ha hecho, pero la tecnología está al alcance de todos los laboratorios y todos sabemos lo que somos capaces de hacer. Nuestras PCR duran como mínimo dos horas, incluyendo el proceso de extracción, de acuerdo con nuestros criterios de calidad. Al margen de ello, me pregunto si tan importante es que una PCR se haga en una hora o en dos, si los resultados en la sanidad pública se están entregando en, como poco, 48 horas.

"Ante la escasez, vale la pena valorar si es mejor hacer un proceso de vacunación más masivo, administrando la pauta completa solo a mayores y vulnerables"

– Sanidad ya ha anunciado el inicio de la vacunación masiva para abril, con 400.000 dosis a la semana, ¿son suficientes?

–Si son 400.000 dosis van a servir para 200.000 personas. Yo sé que las vacunas han pasado por unos ensayos clínicos y es muy difícil darles un uso diferente. Las vacunas que tenemos están pensadas para dos dosis y lo correcto es administrarlas así, pero también es cierto que hay estudios que indican que con la primera dosis a los pocos días ya hay un 92,6% de protección, mientras que si administramos las dos nos acercamos al 100%. Lo que tenemos que plantearnos es si nos interesa tener a la mitad de la población bien vacunada y con un nivel de protección máximo y a la otra mitad esperando o si nos interesa administrar esas 400.000 dosis a la mayor parte de la población posible. También es cierto que lo único que importa no es el porcentaje de población que está vacunada en las primeras semanas, porque la segunda dosis también sirve para afianzar la primera inmunización y evitar que decaiga. Pero creo que, ante la escasez, vale la pena al menos valorar si es mejor hacer un proceso de vacunación más masivo y asegurando menos o administrando la pauta completa solo a mayores y colectivos vulnerables. Pero esto es muy difícil hacerlo una vez han acabado los ensayos clínicos.

Foto: KIKE TABERNER

–¿Qué consecuencias puede tener el mantenimiento de los días festivos escolares y una movilidad mayor de la normal en la semana de Fallas?

–Con el nivel de vacunación que tenemos ahora, es previsible que tenga algún efecto. Si pudiéramos acelerar el proceso de vacunación, se atenuaría, pero no hay tiempo ni disponibilidad de vacunas. Pero yo nunca me he arrepentido de ser prudente y alguna vez sí me he arrepentido de ser osado. Estamos a muy pocos meses de conseguir un nivel de inmunización bueno y de arrinconar el virus; vale la pena hacer un esfuerzo tanto por parte de la población como para comunicar la situación en la que estamos para pedir la colaboración de las personas. No soy tanto de imponer como de educar o pedir responsabilidad.

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