VALÈNCIA. Tras una etapa marcada por los los impagos y el desplome de la inversión pública en innovación, los once centros que integran la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunitat (Redit) vuelven a mirar adelante con "esperanza". La recuperación de la sintonía con la administración autonómica, y sobre todo la estabilidad en la financiación "de calidad", les han permitido centrarse de nuevo en lo esencial: brindar a las empresas servicios avanzados de I+D+i, especialmente a las pymes, y generar conocimiento propio a medio y largo plazo.
Aún así, su presidente, Fernando Saludes, advierte de que la mejora en la facturación de los centros y la recuperación del empleo aún no han permitido recuperar el terreno perdido con la crisis, por lo que pide mayor implicación tanto al sector público como a las empresas, ya que la Comunitat está más de veinte puntos por debajo de la inversión privada en I+D que la media de la UE.
–Recientemente en la presentación del libro 'Empresas que cambian el mundo’, pidió más inversión en innovación… ¿Se recuperará el terreno perdido con la crisis?
–Se puede y se debe porque en la crisis no solo no hemos avanzado, sino que hemos hizo hacia detrás mientras el resto de economías avanzadas del mundo con sistemas de innovación sólidos como mínimo han mantenido o han incrementado su esfuerzo innovador.
Actualmente tenemos un 65% de ingresos privados por facturación de servicios de alto valor añadido contratados por las empresas y el 35% de la administración pública. Nosotros hacemos una doble lectura de la situación: han bajado los presupuestos estatales y autonómicos para innovación, lo cual es negativo y provoca que aumente el peso relativo de las empresas, pero por otra parte vemos que en términos absolutos la apuesta de las empresas se ha mantenido y esto es positivo porque significa que el mercado nos está valorando en su justa medida.
Dicho esto, creemos que no es el modelo que debemos tener. De nuestro trabajo de benchmark con regiones de referencia como el País Vasco o Navarra, u Holanda, Alemania o Corea del Sur vemos que en todos los casos hay una apuesta clara de la financiación pública que en algunos casos llega incluso al 70 o el 80%. No hay otra manera de dar cobertura a la capacidad estructural de los centros con el objetivo de generar conocimiento a diez o quince años vista, por delante de los sectores y las empresas. El presidente Ximo Puig se ha comprometido recientemente a recuperar los niveles de inversión de antes de la crisis en 2019. Antes de la crisis (2010) teníamos 47 millones de euros en líneas del Ivace a centros de innovación. De ahí pasamos a 20 millones en 2014 y desde entonces se ha ido recuperando hasta los 38 millones presupuestados para 2018, lo que claramente es un dato a poner en valor.
–El Consell ha atendido su petición para reducir la financiación de los Institutos Tecnológicos condicionada a los fondos europeos para sustituirla por ayudas directas (financiación basal), ¿qué supone esto para el funcionamiento de los centros?
–No solo se trata de recuperar presupuesto, sino de recuperar presupuesto de calidad. La I+D y la innovación se ha financiado tradicionalmente en la Comunitat con fondos Feder, pero estos fondos no son óptimos para la labor innovadora de los institutos tecnológicos. Necesitamos fondos propios de la Generalitat que permitan financiar la capacidad estructural de conocimiento que ahora mismo con el Feder no está bien atendido. Sin esos fondos de calidad, no podemos anticiparnos a las necesidades de los sectores y las empresas porque estamos muy pegados a los proyectos inmediatos y corremos el riesgo de perder la visión a largo.
El año pasado ya se incluyó una partida de 5,5 millones de euros y en 2018 hemos subido hasta 17, una cantidad muy representativa sobre lo que supone la financiación total. Aspiramos a consolidarlo el próximo año. Ello permite además apoyar la renovación de equipamientos, que es algo crítico. Durante la crisis hemos hablado mucho de las caídas presupuestarias en los proyectos, pero los centros no se pueden quedar obsoletos. La tendencia actual es positiva, pero aún queda camino.
–¿Se están pagando bien estos fondos?
–Sí. Los Institutos Tecnológicos hemos tenido muchos problemas de pagos en el pasado y ahora estamos prácticamente al día. Se saldó toda la deuda que había de años anteriores y, además, se han articulado mecanismos de financiación que no le cuestan dinero a la administración.
La Ley General de Subvenciones prevé algunos regímenes excepcionales para el adelanto de ayudas en la que no están incluidas las de los institutos tecnológicos. Hasta ahora se hacía con una modificación en la Ley de Acompañamiento a los Presupuestos de la Generalitat que, incluso, se dejó de hacer en los dos peores años de la crisis. Esto provocó tremendos problemas de caja a los centros. Sin embargo, el Consell actual nos ha incluido en el capítulo de excepciones de la Ley de Hacienda para dar cobertura legal al posible adelanto de ayudas a los centros de innovación, por lo que ya no es necesario hacerlo año a año con la Ley de Acompañamiento. Si alguien quiere cambiar eso, tendrá que retratarse.
–¿Cómo influye este cambio de filosofía en el tipo de proyectos que abordan los centros?
–Nos permite contar con fondos de calidad para afrontar retos a medio y largo plazo y abordar programas europeos de movilidad, economía circular y una serie de cuestiones que se trabajan de forma intensiva pero que tienen unos retornos muy lentos. Los apoyos del Ivace siempre han servido para la generación de conocimiento propio, para que el instituto vaya cinco o diez años por delante de la empresa. Pero luego está la actividad estratégica propia de los centros o 'no económica', pero el problema es que cada vez más, por las limitaciones de los fondos Feder, parte de los gastos derivados de esas actividades no se podían financiar por esa vía. De eso modo, la generación de conocimiento era cada vez más deficitaria y había que cubrirla con la rentabilidad de la actividad económica. A ello se suma que era un proyecto muy burocratizado y costoso de mantener a nivel administrativo.
Con el nuevo modelo, la garantía de las ayudas del Ivace son los resultados. La Generalitat, sobre sus estrategias de política industrial, fijará los indicadores de lo que quiere conseguir gracias a sus centros (patentes, más empresas en proyectos europeos,...) y en función de ello se repartirán los fondos entre los centros. La naturaleza de las actividades financiables es mucho más amplia ahora e incluye a cualquier actividad no económica de I+D y la justificación es más por resultados que por papelitos. El sistema es igualmente garantista, pero no ultraburocrático.
–Ese enfoque contrasta con el de la anterior legislatura, en el que la base era la rentabilidad económica de los proyectos...
–Los centros han de ser rentables socialmente a medio y largo plazo. Y han de ser sostenibles y con capacidad para evolucionar, pero no se tienen que regir como una empresa porque lo haríamos mal. Deben estar alineados con las políticas o indicadores que emanen del Gobierno autonómico o nacional para poder cumplir los objetivos que nos marquemos como sociedad. Esa visión anterior basada en la rentabilidad de ebitda demuestra un enorme error de comprensión del modelo; quien decía eso no tenía ni idea de lo que es un instituto tecnológico ni aquí, ni en el País Vasco ni en ninguna parte. Afortunadamente esto ha desaparecido ya del discurso político.
–Recientemente se presentó el Plan para la transformación del Modelo Económico, ¿qué opinan de ese plan? ¿Han participado?
–Hemos colaborado y somos uno de los agentes de referencia, pero es ahora cuando vamos a entrar. Lo mismo que con el Plan Industrial.
–Al hilo de esa plan (Plan Estratégico para la Industria Valenciana, PEIV), desde que se –presentó hace meses no ha habido avances, ¿les inquieta?
–Se hizo un trabajo muy completo e interesante, pero por temas organizativos de la administración está en standby, pero el documento es perfectamente válido. Es cuestión de que se reactive y se ponga en marcha. Los estamos esperando porque incluye medidas trabajadas a fondo con cada sector y cada agente que serán positivas.
–¿Por qué no arranca?
–Ahora no hay director general de Industria y tendrán que ver cómo cubren esa necesidad para impulsarlo. Parece que en breve se activarán las diferentes mesas sectoriales y sabemos que se cuenta mucho con nosotros. Sobre todo en Industria 4.0, donde somos muy activos y tenemos una gran capacidad de entender la realidad de las empresas y engancharlas al proceso.
–Redit aplaudió la iniciativa para poner en marcha la AVI, pero tampoco avanza según lo previsto y parece complicado que pueda ponerse en marcha esta legislatura...
–Es un proyecto positivo porque cada agente de innovación tenemos instrumentos que nos se están potenciando, que en nuestro caso es el Ivace, que está haciendo una labor muy importante de sensibilización y apoyo. Cualquier iniciativa que permita conectar entre sí a los agentes de innovación es algo positivo porque añade y no sustituye nada. Pero son proyectos de envergadura que es normal que cuesten, pero esperamos que esté operativa en breve. Lo que esperamos es que el proyecto demuestre que puede dar el valor añadido que necesitamos.
–Una de las cuestiones previas a resolver ha sido la coordinación con el Ivace para evitar duplicidades, ¿consideran que se ha cerrado bien este asunto?
–Nosotros lo entendemos como un proyecto complementario. El Ivace tiene unas funciones claras y lo está haciendo bien. Pero no existe un marco de colaboración establecido que incentive a los diferentes agentes del sistema de innovación a colaborar en líneas o proyectos con una orientación concreta. Dejar algo estratégico como la innovación sin un marco que ayude a dirigirlo en la dirección que necesita en la sociedad y se deje en manos de la iniciativa de los propios agentes no es coherente a largo plazo. La innovación no es solo industria, que es la parte que cubre el Ivace, también es sanidad, educación y políticas transversales que tiene sentido que estén por encima de una serie de áreas.
–Ahora que la inversión pública comienza a recuperarse, ¿cómo se comporta la inversión privada en innovación?
–El sector público tiene que recuperar el terreno perdido, pero las empresas también están pinchando. La participación de las empresas en inversión en I+D alcanza el 63% en la UE y el 53% en España, pero en la Comunitat Valenciana estamos muy lejos de esas cifras, ya que solo es el del 41%. Los empresarios tenemos que apostar más por la innovación, por eso uno de los principales retos de Redit y sus centros es atraer a cada vez más empresas para el proceso innovador. Incluso en las empresas medianas y grandes cuesta que los empresarios se lancen a innovar. Los empresarios tenemos que esforzarnos más y tener una actitud más innovadora. Hay gente que no está en la batalla de pensar en el medio o largo plazo, y es un drama.
–¿Hay suficientes estímulos de la administración?
–La administración nos puede ayudar mucho con instrumentos incentivadores, no premios. Lo que no puede ser es el que coste burocrático para financiar proyectos pequeños sea tan alto que no compense. El Ivace está funcionando bien, pero la estabilidad de las ayudas es importante. Al final de la anterior legislatura hubo un cambio de modelo en que las subvenciones se cambiaron por una combinación de préstamos con subvenciones con unos avales muy fuertes, además en un momento en el que no se cobraba nada. El Ivace ha tenido que hacer un ejercicio de recuperación de la credibilidad frente a las empresas. Los dos últimos programas están funcionando bien y las empresas están recuperando el interés por estos instrumentos. Dejar que las empresas hagan la innovación a pulso es un error; hay que ayudarles porque existen instrumentos para ello. Tenemos que potenciar a las empresas que quieren innovar.