VALÈNCIA. La pandemia provocada por el coronavirus ha dado un vuelco en la vida de muchas personas. No solo aquellas que han perdido un familiar de la forma más dura posible, sin poder despedirse. También aquellos que ahora no quieren salir de casa porque no son capaces de retomar sus relaciones interpersonales o tienen algún tipo de trastorno.
Francisco Santolaya, doctor en Piscología y que lleva más de un cuarto de siglo como decano del Col.legi Oficial de Psicòlegs de la Comunitat Valenciana (Copcv), recalca la necesidad de reforzar estos servicios en la sanidad pública, bastante reducidos en general en la atención a nivel estatal. Ahora, espera que los políticos reflexionen y vean el rol del psicólogo como una figura fundamental en la Atención Primaria.
- ¿Cómo se ha vivido desde el punto de vista psicológico esta pandemia?
- El funcionamiento de las personas a la hora de enfrentar una pandemia depende de factores psicológicos y a la percepción de riesgo. La psicología dice que aquellas personas que perciben el riesgo como disminuido van a tener tendencia a no cumplir las normas de prevención o de cuidado y quienes lo tienen más alto se cuidan más.
Las primeras semanas de contención las personas vivieron la situación con extrañeza pero se llevó bien. Sin embargo, conforme ha pasado el tiempo y las personas han vivido más confinadas se va dando una especie de desconexión social que ahora, a la vuelta, debe recuperarse junto al ritmo normal de vida.
- ¿Se van a generar fobias a salir a la calle?
- Las personas que tienen más fortaleza psicológica y más apoyo de su red social o familiar tienen un tiempo de adaptación a la normalidad más rápido. Aquellos que o bien tenían déficit con anterioridad o que tenían ciertas patologías de tipo clínico, el proceso va a ser más complicado. Imagínate una persona que tenga una red social muy pequeña, que empieza a funcionar y que una vez llega la pandemia corta todas las conexiones. Volver a empezar es más complicado, sin contar que estar conviviendo en pareja durante tres meses con pocas actividades externas también complica las relaciones. La gente ha sufrido bastante.
- ¿Se le ha dado suficiente importancia por parte de la administración autonómica? Porque desde el Colegio deciden contratar el servicio de psicología para la ciudadanía.
- Nosotros, cuando empezó la pandemia, hicimos dos cosas. A nivel nacional nos pusimos a disposición del Ministerio de Sanidad y también de la Conselleria de Sanidad. Por parte del ministerio se dio una respuesta con un apoyo económico y se hizo una unidad central que se instaló en Madrid con 43 psicólogos. En el ámbito autonómico se han creado algunos dispositivos, en algunos ha ayudado la administración y en otros no, y se han atendido más de 30.000 llamadas. Se han detectado intentos autolíticos y angustia de muchas personas, sobre todo en situaciones de duelo o de no poder estar con un familiar fallecido.
- ¿Por qué Sanidad no lo apoyó?
- Supongo que porque consideró que con los recursos que habían eran suficientes. En todo, caso hemos atendido unas 2.000 llamadas, que son bastante, y de éstas un 65% con niveles altos de ansiedad.
- ¿Es deficiente el servicio psicológico en la sanidad pública?
- Si se compara el porcentaje de psicólogos cada 100.000 habitantes, en Europa está en el 8% y en España está alrededor de un 5%. Evidentemente, los recursos de la red asistencial española en cuanto a psicología son mínimos y es necesario reforzar los psicólogos en atención primaria. Hay que reforzar las redes de salud mental con psicólogos, psiquiatras y enfermería psiquiátrica. Pero si hay una cosa que reclamar es que hayan psicólogos clínicos en atención primaria porque es la puerta de entrada al sistema público.
- ¿Es suficiente la estrategia de salud mental de la Conselleria de Sanidad?
- Hay que diferenciar dos cuestiones: las personas que tengan un cuadro de tipo psicopatológico definido, como una esquizofrenia o una depresión mayor, y aquellas personas que sin llegar a tener un cuadro definido necesitan apoyo psicológico que se solucionaría con un psicólogo clínico.
- De hecho, anunciaba hace unos días la consellera la contratación de psicólogos para abordar la situación.
- La declaración de intenciones de la consellera de reforzar la salud mental es una buena noticia pero uno se tendría que plantear si es algo solo temporal, debido a la situación de la pandemia, o si lo que ocurre es que hay una necesidad de los psicólogos clínicos de forma permanente. Si nosotros queremos ser una sanidad a nivel de intervención psicológica como el resto de Europa hay un desfase importante en todos los ámbitos.
Uno de ellos es el ámbito de intervención de las UCI. Por ejemplo, una cosa que ha hecho muy bien el hospital clínico es que en el ámbito de psiquiatría han hecho un programa de apoyo para UCIs y cuidados críticos, pero no se ha extendido a todos los hospitales. Por ejemplo, se pidió al ministerio que hubiera un apoyo psicológico para intervinientes y familiares y no ha habido una respuesta en ese sentido, cuando las consecuencias se van a producir a partir de ahora.
- ¿Y qué va a pasar a partir de ahora?
- Se tendrá que tabular, pero se va a detectar un aumento de sintomatología de tipo adaptativo que va a tener tres vertientes: la de ansiedad y depresión, pero también en cuanto a la adaptación. Aquellas personas que tengan unas habilidades sociales o unos recursos personales lo van a llevar mejor y los que no, pues tendrán un sufrimiento mayor.
- ¿Y en las casas? ¿A nivel de pareja?
- Aquellas casas en las que han sabido tener un nivel de equilibrio entre estar con la pareja y los hijos y eso combinado con cuidarse uno mismo, espacios de cierta soledad, ayuda mucho más que a aquellas personas que han estado permanentemente juntos. El estar relativamente bien es intentar tener un equilibrio entre los demás y uno mismo.
- ¿Se sigue percibiendo el psicólogo como algo caro?
- Yo creo que el tejido social percibe a los psicólogos como muy cercanos y un recurso fácil tanto en el ámbito público como privado. Y en estos tiempos han ejercicio un apoyo a los ciudadanos muy importante. Valga el tema de que han tenido una oferta de apoyo a nivel telefónico, teniendo cuidado con el intrusismo, pero la psicología está siempre ahí ayudando. Lo importante es que la labor de la psicología no se olvide cuando pase la pandemia. Hay unas carencias de los sistemas públicos que resolver.
- ¿Está la sanidad española muy medicalizada?
- Los datos están ahí. Hay distintos estudios que se han hecho y, en uno ellos, está reconocido que las medicaciones que más se utilizan son los ansiolíticos y los antidepresivos. La verdad es que como resultado de este estudio, por ejemplo en Madrid, se ha contratado 21 psicólogos clínicos para poder intervenir. Es una cuestión de interés la población y de mejorar los recursos de la ciudadanía. Una cosa es que una persona esté mejor y otra que aprenda a gestionar todo el ámbito de conflicto contextual. En este sentido, hay que reforzar los servicios que beneficien a la ciudadanía.