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ENTREVISTA AL DIRECTOR CIENTÍFICO DEL IIS LA FE

Máximo Vento: "Es importante implicar más a los médicos asistenciales en la investigación"

8/09/2018 - 

VALÈNCIA. El doctor Máximo Vento fue nombrado esta semana nuevo director científico del Instituto de Investigación Sanitaria La Fe (IIS La Fe) tras el cese del doctor José María Millán del puesto que unía la gerencia y la dirección científica. 

Vento es pediatra e investigador principal del Grupo de Perinatología del IIS La Fe. Desde noviembre de 2017 es el presidente de la Sociedad Europea de Neonatología (European Board of Neonatology EBN), entidad que agrupa a todas las sociedades neonatales europeas.

Además, el nuevo director científico es también presidente de la Sociedad Española de Neonatología (SENeo) y coordinador Nacional de la Retic Red de Salud Materno Infantil y del Desarrollo perteneciente al Instituto de Investigación Sanitaria Carlos III.

- ¿Qué representatividad tiene la Neonatología actualmente en la investigación del instituto?

La neonatología es una rama de la pediatría. El hospital infantil de La Fe es un centro muy prestigioso dentro del ámbito nacional y nosotros somos uno de los grandes servicios de neonatología del país. Dentro de lo que es la investigación en neonatología, nuestro grupo es de perinatología. Dentro de este área, indudablemente, es el grupo puntero a nivel nacional y uno de los más punteros a nivel europeo. Mi nombramiento como presidente de la sociedad europea tiene que estar basado no solo en llevar un programa interesante sino en tener un equipo prestigioso.

Nosotros estamos dentro de los grupos acreditados por el Instituto Carlos III. Para ello hay que tener producción científica, un número determinado de profesionales con doctorado y tener financiación establecida. Además, de entre los grupos acreditados, somos de los más productivos. 

- ¿Y cuáles son las investigaciones referentes?

-  La primera investigación que nos hizo más conocidos a nivel internacional y que nos ha dado más prestigio fue el estudio de la toxicidad por oxígeno en el periodo neonatal. Los bebés, cuando están dentro de la madre, reciben la mitad de oxígeno a través de la placenta del que tienen al salir. Lo que se ha visto a través de nuestra especialidad es que a muchos bebés, sobre todo si son prematuros y tienen una asfixia en el momento del parto, el oxígeno es un medicamento que se usa mucho. Sin embargo, ellos no están preparados para recibir la misma cantidad de oxígeno que una persona adulta o mayor.

Antes les estábamos dando concentraciones altas de oxígeno, causándoles un fuerte daño en el cerebro, los pulmones y otros órganos por el estrés oxidativo. Estos estudios han llegado a cambiar las normas internacionales de reanimación de bebés. En la actualidad todos los paritorios del mundo tienen nuestras normas para el uso del oxígeno. 

La segunda ventaja que obtuvimos con esta investigación es que descubrimos que con aire ambiente se podían reanimar a todos los niños asfixiados. Esto ha sido trasladado a los países en vías de desarrollo como India, Pakistán y Bangladés donde hay de dos a tres millones de niños recién nacidos que padecen este tipo de problemas al nacer. Gracias a la utilización de nuestros protocolos 700.000 niños al año sobreviven solo con un poquito de aire. 

También nos hemos orientado a la resolución de problemas como las infecciones, que son relativamente frecuentes en los prematuros y donde estamos usando metodología de genética. Otro campo importante es el de la nutrición. Tenemos un banco de leche y estudiamos cómo se desarrolla la microbioma y comparamos cómo afecta al bebé cuando toma leche de la madre y leche del banco pasteurizada y cómo cambia su capacidad defensiva ante infecciones o el desarrollo intelectual. O, por ejemplo, también estamos analizando cómo afecta el estrés al feto.

- ¿Cómo le llega el hacerse cargo de la dirección científica?

- Llega un momento en el que hay que seguir la normativa del Instituto Carlos III en la que se indica que hay que separar la gestión y la dirección científica. Ellos recomiendan una serie de criterios para elegir al director científico, entre ellos está su producción científica -cuántas artículos has publicado, en qué revistas o cuántos impactos ha tenido-. También haber tenido financiación nacional e internacional durante los últimos años por ayudas a la investigación o haber colaborado con grupos extranjeros.

Con toda esa serie se elaboró un baremo y resulta que yo estaba primero en la lista, entonces me consultaron. De entrada no tenía muchas ganas de meterme en esta historia, pero el caso es que hablé con el presidente de la comisión de investigación, con la gerente del hospital y mucha gente me animó. Entonces pensé que al menos lo debía intentar. La intención es hacer un trabajo horizontal, porque al final yo no sé de todo y aquí trabaja gente muy prestigiosa que debe tener voz en la dirección científica. 

- ¿Es mejor solución separar la gerencia de la dirección científica?

- Yo soy coordinador de la red nacional materno-infantil, que es del Carlos III. Conozco muy bien institutos de investigación como el de La Paz, 12 de octubre, incluso aquí el Incliva, y siempre han existido estas dos figuras. Pretender que una persona que es médico, que es biólogo o es bioquímico conozca toda la complejidad de la estructura económica, la gestión, la legislación, etc, aunque tenga asesores, es como si yo ahora cogiera a un cardiólogo y le asesorara en hematología.

El éxito radica muchas veces en conocer tus propios límites y el Carlos III, con muy buen criterio, optó por esta fórmula. Con esta decisión cada uno podrá poner más esfuerzos en dedicarse a lo suyo. Nosotros podremos hacer más promoción de la ciencia, con más energía y seguridad y el gerente hará su trabajo mucho mejor porque será autónomo. 

- En los próximos meses el instituto tendrá que renovar la acreditación del Instituto de Salud Carlos III. ¿Cuál es la importancia de renovar esta acreditación?

El Carlos III es el gran instituto de investigación en salud que existe en España. No quiere decir que la financiación de la investigación solo dependa de ellos, porque el Ministerio de Sanidad y de Economía también tienen sus ayudas, pero el 80% del dinero que podemos recibir de las grandes cantidades de dinero para infraestructuras y para comprar máquinas viene de ellos. 

También nos da prioridad para obtener becarios predoctorales, postdoctorales, para atraer Ramones y Cajales del extranjero, porque eres un grupo que ha demostrado su valía y su eficacia. Y además, hay unos fondos que se conceden directamente a los institutos acreditados, para conseguir modernizar las plataformas de investigación. Es nuestra conexión con la investigación al más alto nivel y nuestra financiación. Todo esto teniendo en cuenta que cada vez recurrimos más a fondos europeos. 

- ¿Tiene objetivos marcados en la dirección científica o algo que quiera cambiar?

- Yo me enteré de esto hace muy poco y lo que he hecho ha sido hablar con la gente que más sabe. El doctor Millán ya empezó a trabajar en la redefinición de las áreas de investigación según sus objetivos y eso nos permitirá centrar en cada área a las personas más idóneas y obtener más información. 

También es importante implicar más a los médicos clínicos, a los que ven pacientes, en la investigación. Que no sea la investigación una excepción, sino una norma. En otros países europeos todos los médicos con un cierto rango están metidos en investigación, es casi una exigencia en su puesto de trabajo. Aquí algunos hacemos investigación porque es algo que nos ha atraído siempre y tenemos curiosidad y ganas, pero si no la hicieras no pasaría nada, seguirías con tu plaza asistencial.

El tercer punto importante es conseguir que investigadores como biólogos y los bioquímicos tengan una carrera profesional, no que lleguen a los 45, estén financiados con becas y ayudas, tengan un gran currículum y no sepa qué va a pasar con él el año que viene. Que haya un punto donde pueda tener una vida normal y estable. 

- ¿Eso cómo se soluciona?

- Hablando con el Carlos III y con los gestores locales, porque muchas de estas atribuciones corresponden a las autonomías. El Carlos III es muy proclive a invertir, de hecho en los últimos presupuestos se invirtió más en estabilización que puramente en investigación.

- ¿Y cómo incentivar a los médicos asistenciales para que investiguen?

- Uno de los puntos está en los baremos de selección. Si en el conjunto de puntuación que te dan para optar a una plaza la investigación cuenta un 5 o un 6% nadie hará investigación frente al 60% que cuenta la antigüedad. En los hospitales de rango superior la investigación debería de tener una puntuación importante a la hora de presentarte a un concurso. 

Y en segundo lugar, aquellos investigadores que tuvieran proyectos de envergadura, que tengan lo que se llama tiempo protegido. En otros países a la gente que tiene proyectos de esta importancia se les libera algunos días de su trabajo asistencial y esa mañana de trabajo se dedican a poner al día papeles, a revisar estadísticas, etc. 

- Tanto la administración valenciana como el patronato se muestran escépticos a aprobar las cuentas del instituto. ¿Esta situación o sombra que hay sobre el centro ha afectado o puede afectar a la plantilla?

- La producción científica en los últimos tres años ha ido a más. Cuando miramos los baremos, el número de publicaciones, el dinero obtenido por financiación, no se ve que esto haya afectado en absoluto a los investigadores. Sí que es verdad que cuando pasa algo así se crea como un clima de tristeza. Pero a nivel profesional y científico han seguido funcionando e investigando a un nivel ascendente. 

- ¿Habría que atraer más investigadores extranjeros?

- Somos un país en general endogámico, en la universidad y en el hospital. Si coges una facultad de aquí y la comparas con una alemana o inglesa, te puedes dar cuenta de que allí la mitad de los trabajadores son de fuera. En España, si coges un hospital el 99% de los que trabajan son de esa ciudad, han estudiado allí y se han formado allí. Tenemos una mentalidad mediterránea, porque lo mismo pasa en Italia y Grecia. Le dan más importancia al conocimiento personal que al científico. 

Yo sería feliz si aquí tuviéramos investigadores de muchos países distintos. De hecho, tenemos muchos becarios que vienen a hacer estancias de países como Austria o Dinamarca. Pero que puedan quedarse aquí es complicado aunque es un camino que hay que recorrer. 

Otro de los grandes problemas que ha tenido la medicina y la ciencia española ha sido la falta de conocimiento de inglés por nuestros profesionales. Yo una de las razones por las que salí muy joven a dar la cara es porque sabía inglés y alemán.

Esto está empezando a cambiar. Cuando sales fuera se te abre el mundo, te das cuenta de lo que no haces bien y tienes argumentos para transformar las cosas.  Pero un hándicap para atraer talento son los salarios. Los salarios de médicos e investigadores en España son una tercera o cuarta parte de lo que recibe un holandés. Pero no es irresoluble. 

- ¿Falta coordinación entre centros de investigación de la Comunitat Valenciana?

-  Pensando estos días en cosas, creo que deberíamos tener concepto de la ciudad de València. Yo he hecho todo sin salir de la ciudad de València. En València hay grupos de investigación extraordinarios que no nos conocemos ni sabemos lo que hacen unos y otros y podríamos optimizar mucho recursos. 

Por ejemplo, una cosa tan sencilla como que hubiera un único acceso a la literatura universal. Cada centro paga a una empresa para que le proporcione revistas. Todas tienen los mismos y ninguna tiene todas. ¿Por qué no puede haber un centro bibliométrico valenciano al que todos tengamos accesos? Que los científicos jóvenes se reúnan, que presentemos proyectos comunes. La diferencia entre un país muy desarrollado y uno desarrollado es que ellos tienen más dinero y además lo gastan mejor. 

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