El líder del PP de Castellón defiende la fórmula 'un militante, un voto' y propone incluso contemplar si fuera necesario una consulta a la militancia en paralelo a los estatutos para promover la participación
VALENCIA. El presidente de la Diputación de Castellón y líder provincial del PP, Javier Moliner, también respondió a Valencia Plaza a diferentes cuestiones relacionadas con la situación de la formación popular, los cambios realizados en los últimos años en su área de influencia y el próximo congreso extraordinario solicitado por la dirección regional del partido a Génova.
-Usted afrontó una renovación en el partido y en la Diputación. Por momentos, Castellón fue un foco nacional de problemas para el PP y, ahora, los conflictos son en otros sitios. ¿Siente que ha hecho un trabajo que otros tiene que hacer?
-Yo pasé en un año de que me dijeran: '¡Qué lío tenéis!' a que me dijeran '¡Qué bien estáis'!. Fácil no fue, pero sí fuimos los primeros en intentar apartar cualquier sombra de sospecha -que la ha habido y nos ha generado un coste electoral- y alejarnos de cualquier tipo de comportamiento que no se ajustara a principios éticos o estéticos. En definitiva, emprender una renovación. Hoy en la Diputación me acompaña un equipo joven, con una media de 40 años, con gente que viene del municipalismo y que puede presentarse ante la sociedad de Castellón como un partido de futuro.
-¿Se siente como un ejemplo de cómo se debe afrontar una renovación?
-Yo no me siento un ejemplo de nada. Desde la humildad, hemos hecho lo que teníamos que hacer. Es cierto que cuando tomábamos algunas decisiones difíciles había personas que se rasgaban las vestiduras y ahora no se las rasgan. No todo el mundo estaba de acuerdo con nuestra forma de actuar con contundencia. Algo que también le pasó a Alberto Fabra. El tiempo ha dado la razón sobre la necesidad de actuar: a mi no me ha marcado los tiempos la justicia. Tuve que tomar decisiones sobre dos alcaldes en la pasada legislatura y los eché del partido antes de que estuvieran imputados. De hecho uno ni siquiera lo está. Pero en ambos casos actué porque los hechos de los que tuve conocimiento me parecían lo suficientemente graves para que no siguieran compartiendo proyecto político con nosotros.
-Entonces, su línea roja se establece en la credibilidad y pruebas de las acusaciones que se le presentan.
-A mí cuando mis padres me enseñaron lo que estaba bien y lo que estaba mal no me explicaron lo que era el término imputado. Es sentido común. Cuando te cuentan algo que está mal, lo ves, lo palpas o tienes conocimiento de ello pues esa persona no puede seguir. Puede luego no tener consecuencias judiciales pero no creo que sea solo la justicia quien deba marcar los tiempos. El crédito y la confianza de la gente es el activo intangible más importante que tiene un partido y hay que ponerlo en valor. Eso implica a veces tener que cortar por lo sano
-No obstante, se dan situaciones complicadas. Por ejemplo, como diputado en el Congreso por Castellón se encuentra Óscar Clavell que está procesado por varios delitos. ¿Cómo hay que actuar?
-Una cosa es corrupción y otra gestión administrativa. Sobre Clavell no pesa ninguna sombra de corrupción sino que firmó unos pagos de unas facturas a una empresa que llevaba seis meses sin pagar a sus trabajadores. Había un informe de un técnico que decía que debían pagar esas facturas de una forma determinada y la empresa recurrió el impago de esas facturas y le ha dado la razón el juzgado a esa empresa en las seis facturas que quedaban pendientes. Todos los alcaldes o el propio presidente de la Diputación firmamos todos los días cosas que podrían acarrearte alguna responsabilidad judicial. Pero no estamos hablando de corrupción en esto.
-Se han publicado informaciones sobre supuestas cajas B en la dirección regional y en las provinciales del PP. ¿Se encontró con ello cuando llegó a la presidencia en Castellón?
-Cuando llegué al PP de Castellón en 2012 lo que me encontré fue una caja de facturas que se debían, concretamente por 82.000 euros, que me he dedicado a devolver a través de un plan de pago a proveedores. Esa es la única caja de la que tengo constancia. Hemos instalado además mecanismos internos sólidos, fiables e independientes para que rindan cuentas.
-Días atrás, la Junta Directiva Regional aprobó solicitar un congreso extraordinario del PPCV. Para que se produzca un cambio real, ¿no cree que debe ser un cónclave celebrado antes del nacional y con nuevas fórmulas de participación?
-Totalmente de acuerdo. El partido necesita introducir elementos de participación: la militancia es muy numerosa y activa. Hay que generarle mecanismos que le hagan sentir importante dentro de la toma de decisiones. Soy partidario de 'un afiliado, un voto' y que el presidente sea el que más respaldo tenga. Que no existan injerencias de la dirección a la hora de plantear ningún tipo de escenario de apoyo. Y creo además que estamos en el mejor momento para este proceso: es evidente que más allá de la terminología que utilicemos, el PPCV debe reinventarse, eliminar todo lo carcomido y reivindicarse como el gran partido de centro-derecha valenciano con un discurso propio que sea capaz de plantarle cara a Madrid. Un PPCV débil contribuye a una Comunitat Valenciana débil.
-¿Y qué hay de las fechas? ¿Cuándo debe hacerse?
-El escenario que tiene que barajarse es que se celebre cuanto antes salvo una convocatoria electoral pero, sobre todo, que sea participativo. Que se estudie la fórmula para hacerlo, ser valientes y si se tiene que generar una consulta a los militantes en paralelo a los estatutos que se haga.
-¿Cómo ve la situación de los pactos en Madrid?
-A Pedro Sánchez no le salen los números. Cuando suma unos apoyos pierde otros por lo que veo un acuerdo imposible y en el que está subastando el programa político de un partido que ha gobernado España desde un espacio de centralidad política. Lo que el PP decidió adecuadamente fue no someterse a una investidura para convertirse en diana de todos. Mariano Rajoy sigue manteniendo viva la oferta de un gran espacio central que yo creo que es el que la mayoría de españoles quiere.
-¿Ve a Isabel Bonig como la candidata del PPCV en 2019?
-Desde luego que sí.
-¿Ha mantenido algún contacto con Carlos Fabra desde que fue condenado?
-Ni siquiera desde un año antes. A los pocos meses de estar aquí, preguntado por mí dijo que no sabía quién era... lo cual agradecí.