VALÈNCIA. Pablo Bottero (València, 1998) fue nombrado el pasado lunes presidente del Consell de la Joventut de València (CJV), entidad a la que están sumados más de 40 colectivos juveniles con incidencia social en el 'Cap i Casal. Bottero, también miembro de la organización Jóvenes Europeístas y Federalistas de la Comunitat Valenciana (JEF), atiende a Valencia Plaza apenas tres días después de su designación para abordar los retos que se plantea el Consell y su propio presidente para este nuevo mandato.
A lo largo de la entrevista se tratan temas de relevancia tales como la vivienda, el trabajo, el transporte o el problema de la adicción al juego. Pero el presidente del CJV incide especialmente en la renovación del convenio que la entidad tiene con el Ayuntamiento de València y que acaba en los próximos meses, así como en formar parte del Consejo Social de la ciudad.
"Si termina el convenio, el Consell de la Joventut de València se quedaría sin un sitio - como sede - y tendríamos que despedir a los dos técnicos que tenemos en nuestro equipo", advierte el entrevistado, que defiende la labor de estas dos personas: "Ellos ayudan a las más de 40 entidades que forman parte de la organización. Que el Consell de la Joventut de València no tenga un convenio significa que más de 40 asociaciones carezcan de un método para sostenerse a largo plazo".
- ¿Cómo afronta el reto de presidir el Consell de la Joventut de València?
Con muchas ganas porque sabemos que estos próximos meses van a ser decisivos, con muchísimo trabajo. Creo que el sentimiento de que la juventud es importante prevalecerá a pesar de las ideas de unos y de otros, tendremos renovación del convenio y podremos seguir disfrutando de este espacio, además de la ayuda económica para poder seguir funcionando.
- ¿Ha sido fácil adaptarse?, ya que en los últimos años había sido responsable del área de Derechos de la Juventud
Al final ha sido cambiar la parte de vivienda y salud, que la he delegado en un par de compañeros, para poder encargarme más de la parte institucional. Eso implica, por ejemplo, más reuniones. Hoy he estado con la dirección de València Green Capital, ayer estuve en el pleno del Ayuntamiento hablando… Es esa parte un poquito más de exposición, de primera plana. Creo que lo voy a llevar bien.
- ¿Cuáles son los principales retos que se plantean para este nuevo mandato?
Primero, renovar el convenio. Y no quiero solo renovarlo tal y como está, quiero mejorarlo. Además, para que el Consell tenga un nombre y que no solo sea esa cosa que hacen los chavales, es importante entrar en el Consejo Social de la Ciudad. Va a ser nuestra principal batalla este año.
Luego, relacionado con el tema de la European Green Capital, estamos preparando un evento para octubre. Pero, en definitiva, lo más importante es el convenio, el Consejo Social y, por supuesto, vivienda, vivienda y vivienda.
- ¿Qué supondría estar presentes en el Consejo Social?
El Consejo Social al final es un órgano de consulta. Debería, en muchas ocasiones sí que lo es, ser el lugar donde acuden a valorar si ciertas políticas funcionan y si alguno de esos integrantes del Consejo Social piensa que se puede hacer de otro modo.
"Estar en el Consejo Social significa que realmente valoran el Consell"
Siempre defendemos que la juventud es algo transversal. Cualquier política que haga el Ayuntamiento nos va a afectar, aunque no sea directamente. Estar ahí significa que realmente valoran el Consell y que van a tener en cuenta nuestra opinión a la hora de tomar decisiones.
Cabe recordar que la juventud es una de las partes de la sociedad que más apatía política sufren. Las instituciones están obligadas legalmente a fomentar la participación de toda la ciudadanía. Pero incluirnos, además, es una forma de decirnos que les importa lo que pensamos, y que esto no es solo algo que señores y señoras con corbata pueden hacer. Todas podemos ser parte de ello.
- Durante su discurso tras el nombramiento, lamentó la ausencia de la concejala de Juventud, Mónica Gil. ¿Ha podido hablar con ella en estos días?
Ayer estuve en el Pleno del Ayuntamiento y pude hablar con gente del Grupo Compromís, del PSPV y del PP. Se me acercó, por ejemplo, Rocío Gil, que fue durante un breve periodo de tiempo nuestra concejala. Pero, sin embargo, con nuestra actual concejala, Mónica Gil, no hubo ocasión de poder hablar.
Me remito a lo que dije en mi discurso cuando fui nombrado presidente y también a lo que comenté en el pleno del Ayuntamiento. Esperamos que la comunicación sea más fluida, que podamos confiar en que ambas partes vamos a colaborar para hacer un Consell más fuerte, resiliente, que aguante cualquier cambio de gobierno y cualquier ideología. Al final, juventud es muy plural y la juventud representa a todo el espectro, no sólo a una parte.
- ¿Cuáles considera que son los principales problemas de los jóvenes de València?
Vivienda y trabajo, principalmente. No son temas que afecten únicamente a Valencia, pero sí que es verdad que el trabajo es bastante precario. Además, València, como ciudad mediterránea y de turismo, los primeros trabajos siempre suelen estar relacionados con la temporalidad. A nivel de prácticas, creo que es importante pelear para que todas ellas sean remuneradas, ya no solo en València, sino en toda la Comunitat y en toda España.
"Es importante pelear para que todas las prácticas sean remuneradas"
Por otro lado, sobre el tema medioambiental, estamos cansados de escuchar cifras y de notar el cambio. Creo que han sido las primeras Fallas que yo recuerde en las que no ha llovido. Nos estamos dando cuenta que todo eso también afecta al desarrollo de las personas.
También creo que es un problema la apatía política. Las personas jóvenes tienen que recordar que son parte de la sociedad y que tienen que ir a votar porque es su derecho, y, en mi opinión, también es su deber. Ahora en las elecciones europeas no se espera gran participación y a mí, promoviendo de una entidad europeísta y federalista, me preocupa bastante que no se involucren.
- En una reciente mesa redonda con la Federación de Vecinos, puso como ejemplo modelos como el de Viena. ¿Qué tiene de especial esa ciudad y cómo se puede trasladar a València?
Viena destaca por tener vivienda pública que se mantiene pública y en la que puedes vivir toda tu vida sin grandes cambios. Cuando es alquiler, es asequible para todas las personas. No te pueden echar si tú quieres vivir toda tu vida en ese piso. Va a ser siempre de propiedad pública, con lo cual controlan los precios. Si ven que los vecinos no pueden vivir en la ciudad en la que han nacido, van a asegurarse de que puedan hacerlo manteniendo unos precios de alquiler razonables. No es intervención del mercado.
Aquí, cuando pensamos en VPO's o en VPP's, pensamos en un piso de 50 metros básico y con poquitos extras. Las casas de Viena son públicas y de calidad. Son grandes para que puedas vivir cómodamente con tu familia y no estar hacinados en un piso de 50 metros cuadrados una familia de 3 personas.
Esto se puede aplicar a València comprando y manteniendo la vivienda pública. Esto se ha visto que vale para momentos de crisis, como ha pasado con el incendio de Campanar, pero también es necesaria a largo plazo para no depender de que unas empresas decidan no alquilar o no sacar al mercado unos pisos esperando a que algo cambie.
También, sobre las viviendas turísticas, es totalmente lícito que, si la ley lo permite, una persona que tiene una segunda vivienda la alquile. El problema viene cuando eso pasa de ser un ingreso variable en tu propia casa a que empresas empiecen a comprar de manera agresiva bajos de edificios. Cuando eso pasa, estamos quitando el lugar a posibles comercios de barrio. Y, además, ya no sólo no permiten que las personas puedan vivir por los altos precios del alquiler, sino que además en los barrios no hay sentimiento de barrio, como lo había antes.
- ¿Está llegando esta situación incluso a zonas menos turísticas de la ciudad?
Sí, de hecho, hace un par de semanas estuve con unos compañeros de trabajo que venían de otras ciudades europeas y uno me preguntó por las cajitas con código que había en muchos portales. Esas cajas significan, al 99%, un AirBnb. Te dan un código, coges las llaves y abres. Ya no tienen ni que interactuar contigo. Y eso se nota en todos los barrios, o sea, no caracteriza únicamente al centro.
- ¿Vuestras reivindicaciones en torno a vivienda tendrán en cuenta, por tanto, estas cuestiones?
Sí, por supuesto. Desde el Consell, y también a título personal, creemos que el turismo es fabuloso. Poder mostrar esta ciudad y que la gente quiera venir es algo increíble, porque muestra nuestra cultura a nivel mundial. Pero no todo turismo vale. El turismo de AirBnb probablemente no es un turismo que vaya a dejar mucho dinero, ya no sólo a nivel de impuestos, sino a nivel de riqueza.
Queremos reivindicar una ciudad en la que el turismo sea bienvenido, pero en la que no quite posibilidades a las personas que quieran vivir en la ciudad. No es lógico que una persona que esté aquí de manera temporal durante unos días quite el espacio a una persona que quiere vivir y formar un proyecto de vida con su familia aquí.
- El Consell de la Joventut ha sido también crítico en los cambios en la ley del Juego. ¿Es la adicción al juego un problema cada vez mayor en edades tempranas? ¿Cuál es vuestra hoja de ruta en esta materia?
Las casas de apuestas están por todos sitios. Saben quién es su público objetivo. Se han limitado a nivel de Internet, pero si sigue habiendo una casa de apuestas nada más salir del colegio o en cada barrio, al final es un tema que se va retroalimentando. Nuestra hoja de ruta, teniendo en cuenta las competencias del Ayuntamiento, es que no pueden estar cerca de los colegios.
"Las casas de apuestas no pueden estar cerca de los colegios"
No vamos a hablar de prohibirlas, porque sabemos que no es realista en el contexto en el que nos movemos, pero no puede haber 10 casas de apuestas en un mismo barrio a menos de 100 metros de cada una de ellas. No pueden estar cerca de colegios ni de áreas donde haya personas en riesgo de exclusión social, que lo que van a hacer es mantenerse en ese ciclo.
- Los jóvenes son un colectivo proclive al uso de medios de transporte alternativos y públicos. En este sentido, ¿cree que deberían mantenerse las ayudas al transporte y fomentar este tipo de movilidad entre los jóvenes?
Sí, al final eso también tiene que ver con la mentalidad de European Green Capital. Medio ambiente no son solo cosas verdes o decir que vamos a proteger la huerta, tienen que haber políticas que ayuden a que esto se produzca. Una de las políticas más importantes que puede haber es la de fomentar el transporte público, manteniendo todas las rutas para que las personas jóvenes y no tan jóvenes vean una alternativa real.
Entendemos que tiene que haber una estabilidad del gasto y que no podemos poner el metro abierto todos los días, a todas horas, sin pagar nada. Obviamente lo entendemos. Al igual que con el bus. Sin embargo, reforzar más las rutas en horas puntas es importante. Se puede hacer el transporte gratuito, bonificado o con bonos económicos. Mantener todo eso facilita que las personas no vean el transporte público como algo a lo que recurrir cuando no te queda otra. El transporte público es algo que vale para todas las personas de cualquier clase social.