VALÈNCIA. La nutrición se ha convertido en un elemento que, a día de hoy, recibe el reconocimiento de los ciudadanos como elemento esencial para tener una vida sana. También es una herramienta en muchos países para prevenir la aparición de enfermedades como la diabetes o a la hipertensión. El aumento de la obesidad, los trastornos alimenticios o el envejecimiento empujan a darle la importancia que se merece. Sin embargo, ¿por qué tiene tan poca presencia en el sistema sanitario público?
"El papel del nutricionista en la sanidad pública es anecdótico", señala señala Paula Crespo, presidenta del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunitat Valenciana (CODiNuCoVa), quien reconoce que la pandemia ha acentuado la necesidad de reestructurar la sanidad pública y darle importancia a servicios como la nutrición para los que, a día de hoy, es obligatorio acabar en profesionales de pago. "El comer bien o perder peso es un bien de lujo", reconoce.
Este mismo año, la Conselleria de Sanidad incluía por primera vez a este colectivo de profesionales sanitarios -más de 800 en la Comunitat Valenciana- en el proceso de oposiciones, una reivindicación que llevan años agitando para estar presentes en los hospitales. Sin embargo, las ocho plazas convocadas son mínimas si se calcula que, por ratio, el sistema sanitario valenciano necesitaría más de 130 dietistas-nutricionistas para dar un servicio adecuado a los ciudadanos.
- ¿Qué importancia ha tenido hasta ahora el perfil del dietista-nutricionista en la sanidad pública?
- El papel del dietista-nutricionista en la sanidad pública hasta ahora es anecdótico. El hospital que lo ha podido tener ha sido un privilegiado, porque apenas hay presencia de nuestro colectivo en sanidad pública. Sí que es cierto que estar en una oposición nos parece la primera piedra de todo lo que tenemos que construir, pero para ser efectivos se necesitan 130 plazas con la misión de atender correctamente a la población si tenemos en cuenta los ratios.
"Está demostrado que nuestra inclusión en el sistema sanitario es un ahorro"
Nuestra reclamación siempre ha sido que no se tiene que ver como un gasto. Parece que reclamamos nuestro lugar y que es egoísta, pero está demostrado que nuestra inclusión en el sistema es un ahorro. La presencia es anecdótica y un privilegio para los pacientes que han podido recibir en el contexto hospitalario la atención nutricional por parte de un dietista-nutricionista.
- A día de hoy, ¿dónde están presentes los dietistas-nutricionistas en el sistema público?
- En Atención Primaria no hay ninguno. En los hospitales, el problema que nos encontramos es que algunos de los dietistas-nutricionistas que hay están asociados a proyectos de investigación. No podemos cuantificar bien las plazas porque con plaza pública hay muy pocos y la figura como tal no está incluida. A veces sí nos encontramos con el doble perfil de enfermería-nutricionista, que supliría esa parte, y los dietistas-nutristas de proyectos de investigación.
Alicante, La Fe, el Clínico,... No podemos decir que hay cero, pero no son suficientes. Y normalmente están bajo el paraguas del servicio de Endocrinología y Nutrición. También hay muchos nutricionistas en el servicio de restauración y cocina, pero no están incluidos en la sanidad pública, porque están contratados por el catering.
- En un sistema sin deficiencias, ¿dónde deberían estar ubicados los nutricionistas?
- Si queremos ser ejemplo debemos mirar hacia Europa, que es donde cumplen los ratios. La Organización Mundial de la Salud y otros organismos de referencia estiman que debería haber, en hospitalaria, un dietista-nutricionista por cada 100 camas. Luego, a nivel de Atención Primaria, un dietista-nutricionista por cada 50.000 tarjetas sanitarias. Estos cálculos están hecho para cubrir las necesidades de la población y España es el único país de Europa que no cumple estos ratios.
- ¿Por qué la administración no presta atención o refuerza este ámbito?
- Hay estudios, y en Europa se ha demostrado, que por cada euro invertido en consejo dietético se ahorran cuatro euros en sanidad pública. A la alimentación, no se le ha dado el papel tan importante que ha tenido en las enfermedades pero, desde el colegio, defendemos que con la pandemia se ha demostrado que es momento de reformular la sanidad y de reinvertir en prevención. Ahí donde el dietista-nutricionista tiene mucho papel.
"Con la pandemia se ha demostrado que es momento de reformular la sanidad y de reinvertir en prevención"
Por supuesto, en el tratamiento de enfermedades, pero en lo que más influiría nuestro papel es en la prevención. Aproximadamente, el 18% de la población española tiene obesidad. Ésta empeora el pronóstico de la covid y de muchas otras enfermedades y es la antesala de otras patologías como diabetes, hipertensión o algunos tipos de cáncer. Entonces, no es cuestión de quitarle a nadie trabajo, sino de ser una ayuda.
Sobre el porqué no estamos, es que creo que no se ha considerado la prevención una línea estratégica de salud pública, pero es el momento ahora y la alimentación forma parte de ella.
- La nutrición también contribuye en un mejor envejecimiento de poblaciones tan longevas como la nuestra.
- Los buenos hábitos y la alimentación influyen en ese envejecimiento saludable. En la Unión Europea, entre las líneas estratégicas de investigación que se pretenden financiar está el envejecimiento saludable y la nutrición juega un papel fundamental. Además, la esperanza de vida aumenta y con enfermedades crónicas que no se pueden descuidar. Desde diabetes a enfermedades cardiovasculares o dificultades para masticar o tragar asociadas con la edad. Es necesario incidir ahí por la desnutrición.
- Sanidad nombró a una comisionada de Atención Primaria. ¿Se ha puesto en contacto con el colegio para que formen parte de esta remodelación?
- La verdad es que no. En ese sentido, nos gustaría que contaran con nosotros porque no puede haber profesiones sanitarias de primera y de segunda y el dietista-nutricionista tiene competencias para trabajar en la sanidad pública. Pero, por nuestra parte, nos ponemos a disposición porque pensamos que cada uno tiene su papel y el nuestro no puede ser dejado de lado o abordado por otros profesionales que no seamos nosotros.
- ¿La pandemia ha dejado en el ámbito de la nutrición un nuevo escenario con nuevos retos?
- La pandemia ha puesto el foco en la prevención, donde se ha visto que la obesidad predispone al empeoramiento del covid. Y, una vez contraído el coronavirus, son pacientes más propensos a desnutrirse. Se ha visto el papel antes, durante y después, porque también tenían más mortalidad o más efectos secundarios. Esto nos ha dado más visibilidad.
"El comer bien o perder peso es un bien de lujo"
También ha tenido consecuencias el confinamiento, donde una de cada tres consultas al nutricionista, evidentemente en el sector privado, han sido para perder peso por obesidad durante este último año. Esto significa que la gente es más consciente del problema. En todo caso, el comer bien o perder peso es un bien de lujo.
- Diría que la gente ni se plantea ir al nutricionista a través de la sanidad pública.
- La gente que recibe asesoramiento nutricional en el marco de la sanidad pública es como consecuencia de otras patologías y se le dan recomendaciones. Pero ahora mismo, la pérdida de peso no se trata como se debe de tratar en la sanidad pública, cuando en Europa somos el segundo país con más obesidad y es una enfermedad. Se trata la diabetes, la hipertensión o problemas de rodilla derivados de la obesidad, pero no hay tiempo ni profesionales para hacer una pérdida de peso en la sanidad pública a través de la dieta.
- En todo caso, ¿ven a la conselleria de predispuesta?
- Puede ser una declaración de intenciones, aunque es insuficiente. La conselleria debería tener predisposición a reformular la sanidad, invertir en prevención e incluirnos en esa reformulación. Todos los profesionales tenemos algo que aportar y no nos parece justo que no se nos tenga en cuenta. Deben estar predispuestos si quieren mejorar la Atención Primaria.
Con Salud Pública sí tenemos mucha relación. Estamos llevando un proyecto para mapear la obesidad en la ciudad de València pero nos falta esa acogida mayor en el sistema sanitario.
- ¿Las redes sociales han posicionado la figura del nutricionista?
- Aquí nos encontramos dos escenarios. Por un lado, los compañeros y compañeras profesionales que han ayudado mucho a esa visibilidad, porque parece que lo que no se señala en redes sociales no se ve. En sí la divulgación de la profesión. Sin embargo, esta divulgación de la alimentación saludable se ha desvirtuado un poco porque parece que, hablar de comer bien, puede hacerlo todo el mundo.
"hablar de comer bien parece que puede hacerlo todo el mundo"
Ojalá todo el mundo tuviese la educación nutricional para poder hacer recomendaciones, el problema es cuando se ha intentado posicionar como portavoz de la alimentación sana una persona sin conocimientos. Más si se pasa la línea del consejo y se trata a gente con patologías. A nadie se le ocurriría hablar de fármacos o de operaciones si no está cualificado, ¿por qué hacerlo con la alimentación?
- ¿Esto ha provocado más problemas de trastornos de alimentación? Tanta visibilidad en redes sociales...
- Es un problema cuando se lleva al extremo de manera simplista. Los trastornos son bastante complejos e igual que hay ambientes obesogénicos y que predispone a una mayor obesidad, el poner como ejemplo hábitos extremos de alimentación puede desencadenar enfermedades en personas y hay que ir con precaución. Entonces, está muy bien la divulgación pero también cuidado con el tipo de mensajes, porque no se sabe quién lo va a recibir. En este sentido, los psicólogos sí que han alertado de la necesidad de tener cuidado con estos mensajes.