VALÈNCIA. Sin que remita el goteo de bajas en Ciudadanos -este jueves se confirmó la renuncia al acta de la diputada por Alicante al Congreso, Marta Martín-, la dirección del partido naranja trata estos días de pegar los trozos que quedan del jarrón roto en el que se ha convertido el grupo parlamentario en Les Corts Valencianes tras la salida de Toni Cantó y la expulsión de Emilio Argüeso. Completamente fracturado, dividido y con amenazas de fugas que hacen pender de un hilo tanto la mitad de la representación de la formación en el Parlamento como el grueso de los ingresos que generan sus 18 diputados.
Un escenario de nervios que ponen de manifiesto la debilidad de la que goza actualmente el partido de Inés Arrimadas que, para colmo, vio este jueves cómo fracasaba su moción de censura en la Región de Murcia. Un hecho que, conviene recordar, motivó toda la cascada de repercusiones que se han vivido a lo largo de la última semana: adelanto electoral en Madrid, marcha de Fran Hervías al PP, salida de Cantó del partido y del panorama político valenciano, bajas y expulsiones de cargos de Cs en instituciones, e, incluso, la renuncia del vicepresidente del Gobierno y Ministro de Políticas Sociales, Pablo Iglesias, a sus responsabilidades para medirse a Ayuso el próximo 4 de mayo en las urnas.
Con todo este escenario nacional y los coletazos autonómicos, el grupo parlamentario Cs sigue después de tres días descabezado en el Parlamento; la formación continúa sin resolver quién ocupará la sindicatura que Cantó dejó vacante el lunes -formalmente el miércoles entregó su acta-. Sin embargo, la dirección nacional ya se ha puesto a ello e inició este jueves una ronda de entrevistas individuales con cada uno de los -ahora 17- diputados para elegir al mejor candidato.
No fue una suerte de casting, pero sí una entrevista propia de recursos humanos en cualquier empresa. La Secretaría de Organización nacional que ocupa Borja González se reunió con los parlamentarios uno por uno para que estos explicaran con total libertad, y sin la mirada de sus compañeros, cuál es la situación actual del grupo, cómo son las relaciones entre todos, cómo ven el futuro de la formación y pedir el nombre de la persona con la que se sentirían mejor representados.
Una charla en la que, como era de esperar, los diputados que en su día fueron afines a Cantó señalaron a Ruth Merino como parlamentaria de consenso, mientras que la otra mitad del grupo, afines al ex secretario de Organización Emilio Argüeso, postularon a Vicente Fernández.
Unos encuentros tras los que no se resolvió ningún nombramiento -podría demorarse hasta el próximo lunes-, pero en los que la dirección nacional también quiso dejar claro que, en cualquier caso, será Madrid quien decida el nombre del candidato idóneo. Es decir, que Arrimadas y su núcleo duro tendrán la última palabra. Conclusión tras la que varios diputados señalaron a este diario no entender el motivo entonces por el que se les había citado. "¿Para qué nos llaman si van a hacer lo que quieran?", resumía un parlamentario a este diario.
Llegada esta reunión, conviene recordar que desde que Cantó anunció su marcha los denominados 'argüesistas' trataron de hacer una demostración de fuerza y exhibir que cuentan con mayoría en el grupo parlamentario para hacerse oír ante Madrid y que la dirección nacional tenga en cuenta sus designios para tomar cualquier decisión sobre el relevo a acometer. En un grupo de 18 parlamentarios -en realidad 17 tras la entrega del acta de su exsíndic-, según los 'argüesistas', ellos sumarían un total de 9. Y con la entrada de Asunción Sanchis, alcanzarían la cómoda suma de 10 diputados.
El primer movimiento que realizaron para demostrar su nueva posición interna fue advertir apenas unas horas después de que Cantó anunciara su renuncia que el sucesor al frente de la portavocía debería ser consensuado con ellos. Un aviso que consumaron en la reunión del martes en la sede del partido entre los diputados y la dirección nacional. En ella, postularon a Fernández como su candidato. Un perfil con el que Madrid tiene ciertas reticencias porque comparte la tesis de que el futuro del partido pasa por el acercamiento al PP. Una idea que predican los discípulos de Argüeso en el territorio pero que confronta con la estrategia que pretende llevar a cabo ahora la cúpula del partido que preside Arrimadas tras su aproximación a los socialistas.
A pesar de estos reparos, sin embargo, este sector se ve fuerte porque si la dirección nacional decide no atender sus peticiones, no descartan marcharse del grupo, con el correspondiente daño económico y representativo que ello causaría a Cs. No obstante, esa posición de fuerza se tambaleó este miércoles cuando al partido no le tembló el pulso para expulsar a Argüeso. Una maniobra que pone de manifiesto que, llegado el momento, Madrid podría decidir seguir imponiendo cualquier decisión y desoír estos amagos que algunos ya tildan de "amenazas".