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una lanza lunar robótica llevará las cenizas y el ADN al lugar deseado

Esparcir las cenizas fúnebres por el espacio, lo último en el negocio del descanso eterno

2/08/2017 - 

VALÈNCIA (EP). Ni la vida dura la toda la vida... pero la muerte, sí. Mientras la ciencia y la técnica no se alíen para crear magia, el ser humano va a ser incapaz de elegir si se quiere morir o no. Ese cambio gigantesco, asegura José Luis Cordeiro, ingeniero mecánico por el MIT y profesor de la Singularity University de Silicon Valley, se producirá en, aproximadamente, 20 años.

Hasta entonces, la muerte no va a ser una opción. Si acaso, seguirá siendo una catástrofe necesaria y solo se podrá elegir a partir del instante de después. Como ha hecho el presidente de Tesla, Elon Musk, que ya ha anunciado que se quiere morir en Marte. Lo más de lo más en el catálogo de servicios funerarios se sitúa por esas latitudes. 

Algunas empresas han empezado a lanzar ofertas que incluyen el envío de restos cremados al espacio exterior, a 12.500 dólares el gramo. Otras opciones, más asequibles, permiten enviar 85 gramos de restos en un contenedor a una órbita baja terrestre por 5.000 dólares. Allí permanecerán unos años antes de caer a la Tierra y desintegrarse por el calor en su reentrada a la atmósfera.

La responsable de esta innovadora forma de posteridad es una start-up basada en Houston Celestis, que ha puesto los restos de docenas de personas en órbita desde que comenzó sus operaciones en 2015 y tiene la intención de enviar los restos de hasta 500 estadounidenses en tumbas orbitales y de espacio profundo en 2017. "Estamos en la fase de tsunami de nuevas actividades espaciales", dijo Charles Chafer, CEO de Celestis al periódico OC Register.

Celestis se ha asociado con la firma Argos Funeral Service, el primer proveedor de funerales, para obtener el permiso necesario para enviar restos de cremación humana a la Luna. Las cenizas se cargarán a bordo de un vuelo privado de Moon Express y una vez alcance la altitud deseada, una lanza lunar robótica llevará las cenizas y el ADN a su lugar de descanso eterno.

"No es tan diferente de esparcir cenizas en el mar", dijo Chafer. "Todo el mundo muere, es un mercado enorme".  De media, la cremación de un adulto produce alrededor de 2.268 gramos de cenizas. 

Mensaje de apocalipsis positivo en la Plaza Nou Moles de València. Foto: SMV.

En España ya se puede

En España, una funeraria asociada con Celestis ya permite elegir en su carta este tipo de servicio. Según explica Funeraria Albacete en su web, el procedimiento es el siguiente: "Las familias se reúnen el día de despegue para compartir la experiencia de ver los sueños de sus seres queridos de viajar al espacio. El cohete eleva su preciosa carga a la soledad pacífica del espacio".

Tras el lanzamiento, la compañía elabora un reportaje audiovisual para que los familiares puedan rememorar el momento cuando lo deseen.  Una vez los restos cremados orbitan sobre la Tierra, sobre la superficie lunar o en el espacio profundo, el material sobrante se devuelve a la familia nada más terminar el viaje. 

Otras maneras disponibles de tirar el carro por el pedregal cósmico son materializar los recuerdos en forma de diamante, arrojar las cenizas al mar (más clásico), conservar muestras de tejidos con información genética o convertir el socarrat mortuorio en un árbol. Seas creyente o no, habrá que secundar el escepticismo aseado de Woody Allen en la película Aprendiz de gigoló: "No creo en una vida más allá, pero, por si acaso, me he cambiado de ropa interior". Solo por si acaso...

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