Von der Leyen se reafirmó en la validez de la economía social de mercado
Ya nos hemos habituado a que cada comienzo del curso académico las sesiones del Parlamento Europeo se abran con el debate sobre el estado de la Unión Europea (conocido como SOTEU, State of the European Union). Emula, en su denominación, al SOTU americano y se realizó por vez primera en 2010, bajo la presidencia de José Manuel Durao Barroso. Desde entonces, cada septiembre, la Comisión rinde cuentas de sus actividades durante el último año ante el Parlamento Europeo, aunque la mayor parte del discurso se centra en presentar las propuestas para el año siguiente, formuladas en una carta de intenciones. Con este ejercicio se trata de garantizar el control democrático que ejercen los ciudadanos sobre la Comisión Europea a través de sus representantes. En esta ocasión el debate tuvo lugar el 14 de septiembre y, aunque el discurso de la presidenta Ursula von der Leyen duró una hora, resulta muy interesante no sólo por su contenido, sino también por su forma. También es un incentivo verlo para identificar a los invitados, que ocupan lugares destacados (a veces en la primera fila), así como para ver a los comisarios y escuchar a los portavoces parlamentarios de los diversos partidos.
Si bien el discurso del año pasado estuvo dominado por la crisis de la covid 19, en esta ocasión era de esperar que la invasión rusa de Ucrania ocupase una parte predominante de las palabras de la presidenta. No sólo eso: tanto ella como las demás mujeres miembros del colegio de comisarios asistieron a la sesión vestidas con los colores de la bandera ucraniana. Este gesto era un modo de homenajear a Ucrania que estaba representada por la invitada de honor: la esposa del presidente ucraniano, Olena Zelenska. Además de ello, confirmó el apoyo de la Unión Europea a su país, no sólo en la defensa, sino también en la reconstrucción. En concreto, para volver a levantar los 70 colegios que, hasta ahora, han sido destruidos.
Por lo que se refiere al segundo tema candente, el encarecimiento de la energía y el desabastecimiento de gas, la presidenta se reafirmó en el apoyo a las familias, desvinculando el precio de la electricidad del del gas y limitando los beneficios (extraordinarios) de las empresas eléctricas. Además de esto, sigue siendo prioritario ahorrar en el consumo de energía y continuar con la estrategia marcada por el Pacto Verde. Los fondos de Next Generation EU están ya contribuyendo al desarrollo del hidrógeno verde y al aumento de producción de energía eólica.
Desde el punto de vista económico, la UE se ha recuperado con relativa rapidez de la crisis de la covid 19. No obstante, el crecimiento de la deuda pública ha sido tal que es necesario realizar cambios en la gobernanza, a través de medidas de sostenibilidad fiscal, en la forma de reglas fiscales. Retornar al espíritu de Maastricht, a la necesidad de estabilidad para garantizar el crecimiento futuro. Von der Leyen se reafirmó en la validez de la economía social de mercado, definitoria del modelo europeo y que supone impulsar a los que destacan sin descuidar a los más frágiles. Las PYMES son el eslabón más débil de la recuperación, previéndose un paquete de ayudas destinadas a ellas. Además, a pesar de que el desempleo en Europa es bastante bajo (6.1%), existen muchas vacantes, principalmente de personas cualificadas. Para paliar este problema, 2023 será el año de la formación continua y, simultáneamente, se va a atraer a personas formadas de otros países, facilitando el reconocimiento de sus cualificaciones para que puedan incorporarse rápidamente al mercado de trabajo europeo.
El Mercado Interior europeo sigue siendo una de nuestras fortalezas. Sin embargo, la ruptura de cadenas de producción globales ha mostrado que existen puntos débiles derivados de la dependencia europea de materias primas y, en especial, tierras raras y litio, procesadas en un 90% y 60%, respectivamente, en China. Con el fin de evitar esta situación se plantean diversas medidas: en primer lugar, se crea un Instrumento de Emergencia del Mercado Único o SMEI en sus siglas inglesas, para coordinar mejor las respuestas a las emergencias y garantizar la libre circulación de bienes y servicios; en segundo lugar, llegar a acuerdos con socios “fiables”, como Australia e India, para mejorar el acceso a materias primas; en tercer lugar, creando una ley sobre materias primas estratégicas.
La parte final del discurso la ha dedicado al peligro de los regímenes autocráticos y a las campañas de desinformación. Va a proponer una ley europea de defensa de la democracia. Se va a reforzar imperio de la ley, la lucha contra la corrupción y el principio de separación de poderes como condiciones para librar fondos estructurales a los países miembros.
El último anuncio era uno de los más esperados por los europeístas “muy cafeteros”: tras la Conferencia sobre el Futuro de Europa, la Comisión Europea va proponer al Consejo que se convoque una Convención, con el objetivo de introducir cambios en los Tratados.
¿Cuáles son las consecuencias para España? En primer lugar, la aplicación de reglas fiscales y la necesidad de reducir la deuda pública van a implementarse en cuanto se haya retomado el control de la inflación. Dado el actual nivel de gasto y endeudamiento de España, tendrá efectos recesivos adicionales. Respecto a la energía, la incertidumbre se mantiene mientras persista la guerra y la llegada del invierno hace prever más tensiones. En tercer lugar, las medidas de ayuda a las PYME son fundamentales en países como España, donde éstas son la base del tejido productivo. No obstante, que se puedan aprovechar depende también de que se beneficien del resto de financiación del Plan de Recuperación y Resiliencia, en concreto de la digitalización y el aumento de la eficiencia energética. La formación continua sigue siendo uno de los cuellos de botella de la economía española, a falta de reformas educativas que sean realmente efectivas. Finalmente, la fragilidad de la separación de poderes en España, que arrastramos desde la ley orgánica del 85, nos ha puesto en la lista de países poco respetuosos con el estado de derecho.