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EL MURO  / OPINIÓN

Estamos al capricho

Unos quieren más canales de tele y radio para Á Punt por su “gran audiencia” y otras, nuevos despachos céntricos, pero de alquiler. Es la cultura de la ingeniosidad, el nuevo perfil del progre en el poder

13/12/2020 - 

Hay que ver lo  cachondos que pueden llegar a resultar nuestros diputados autonómicos. Concretamente algunos secundarios de Compromís que, como se reparten en comisiones y votan a piñón fijo, han de aclarar dietas, telefonía móvil y otros privilegios de señoría. Así que allá se lanzan en aspectos poco comprensibles a estas alturas.

Dos de ellos, los que figuran en la Comisión de Cultura de Les Corts, Mónica Álvaro y Josep Nadal, conocidos en asambleas de partido y a la hora del almuerzo, consideran que ha llegado el momento de exigir hasta donde haga falta que À Punt vaya pensando en abrir nuevos canales autonómicos que sumar a la oferta “televisiva” y “radiofónica” de nuestro espectro oficialista. 

Justifican su iniciativa en el hecho de que, como el canal autonómico va a recibir un poquito más de dinerín, ya existe margen financiero para avanzar “de inmediato” en un asunto que es de “urgencia” y al parecer “capital” para la sociedad valenciana.

Justifican su propuesta en que su apertura está recogida en diversas leyes, como por ejemplo, la de creación de la nueva corporación de medios. Hay que tener sorna para sacar a relucir este debate en un momento en el que las cosas están como las sufrimos. 

En un territorio en el que existen otras muchas necesidades y prioridades y cuyo canal de televisión autonómico goza de unos índices de audiencia que ninguna empresa privada mantendría, pues abramos más para gozo de su Consejo de Administración y señorías aburridas.

Al parecer, no ven muy grave que nuestro À Punt apenas supere un 3% de audiencia. O sea, que no la ven ni los militantes del partido de la iniciativa. Pero por pedir, hagamos patria y justifiquemos sueldo y cantina institucional. No existen asuntos más inmediatos sobre los que poner el acento que en un canal que antes fue TeleOltra y ahora lo llaman TelePuig. Hay que tener correa para entender a estos dos diputados que nos han sorprendido con sus ocurrencias, pero no por su contundencia y trabajo.

Más aún cuando dicen que lo establece la ley. Si en este país se cumplieran todas las leyes porque lo dice “la ley” ninguno de nuestros diputados seguiría en el cargo y otros tantos concejales e instituciones serían sancionados día sí, ahora también, porque para empezar son ellos mismos los que las incumplen. Y tengo un millar de ejemplos.

¿No habrá en ello un afán partidista de control después de que Puig controle ahora Á Punt y contente a los medios de comunicación privados y publicitarios de partido con prebendas en forma de publicidad institucional, medios de los que no paran de salir profesionales en forma de ERE, y que Mónica Oltra haya perdido el poder de control político e informativo con el cambio de director general y cúpula directiva en los trasnochados medios públicos?

Si Compromís quiere una tele o una radio para lucirse, que la pague o la monte en su sede, como hace con esa publicidad partidista en redes sociales que seguramente también sale de nuestros bolsillos. Nuevos canales significan más contrataciones de afines y línea ideológica, el verdadero fondo del percal.

Intentan tocar la fibra añadiendo que esos nuevos canales serían para asuntos culturales. No sé todavía qué entienden ellos por cultura cuando ya copan la “cultureta” y manejan a su manera con eslóganes tan cursis como “Oh, la Cultura”. En fin.

Pero no acaban aquí las ocurrencias. Nuestra vicepresidenta de Igualdad y Políticas Inclusivas, Mónica Otra, acaba de hacer público que busca un inmueble de 1.000 metros cuadrados en Valencia para situar su personal administrativo. Por lo visto va a crecer aún más la contratación. https://valenciaplaza.com/igualdad-busca-un-inmueble-de-1000-m2-en-el-centro-de-valencia-para-ubicar-personal. 

Pero eso sí, ha de estar cerca de palacete que le han asignado, el coqueto Palau de los Català de Valeriola, sede en su momento de Los Nocturnos que a saber qué pensarían como sociedad civil, culta y restringida si estuvieran todavía entre nosotros. 

La vice no se conforma con cualquier cosa porque la nueve sede ha de ser céntrica, próxima a su consellería y a su gusto. No le vale ocupar un edificio que su departamento tiene en la misma calle Colón con 2.000 metros como desvelaba hace unos días en Valencia Plaza genialmente mi colega Xavi Moret. 

No, la quiere "exclusiva para este uso, en un lugar comunicado por transporte público", como reflejan las crónicas. Además, también pide que tenga "una distribución de espacios fácilmente adaptable a las necesidades de las unidades administrativas que se sitúan, para reducir el coste de obras de adecuación y tiempo para realizar el traslado". Asímismo, con instalación o pre-instalación de cableado para albergar equipos y dispositivos informáticos, o susceptibles de ser adaptados a estas necesidades. Ni que ella misma fuera a llevar los expedientes y notificaciones en un zurrón varias veces al día con un bono bus y lógico agobio. Seamos serios.

Imaginemos lo que nos va a costar ese alquiler al mes. Añadan la cifra a la lista de gastos generales y hasta caprichosos de cuya gestión descocemos en profundidad.

El poder noquea prioridades y realidades, pero avala ocurrencias de nuevo rico. Vivimos en un sinsentido continuo. El poder nubla. Pero  deja de lado a los autónomos, despedidos y muy necesitados sin perspectivas de futuro. 

Lo que nos proponen sí es País del bueno. Debe formar parte del nuevo perfil de progre, moderno y ocurrente para esa nueva era o realidad en la que supuestamente estamos inmersos. Se nota esa novedad de ocurrencias. Con forma y hasta sello. ¡Anem a més!

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