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les series y la vida

¿Están liberando las series al cine?

24/08/2019 - 

VALÈNCIA. “Se dijo mucho en una época que el mejor cine se hace en televisión y, últimamente, tengo la sensación de que la mejor televisión se está haciendo en el cine. En la televisión hay un campo de narrativa clásica que está en un momento espectacular. Si lo que quieres es una trama bien explicada con unos personajes definidos, hay series de la hostia. Pero creo que el cine tiene que evolucionar hacia otro sitio”. Son declaraciones del director valenciano Paco Plaza en una entrevista publicada aquí ayer mismo. Mucha tela que cortar en estas palabras. Y muchas dudas.

Aunque esta es una columna dedicada a las series vamos a ir más atrás, al principio de todo, en realidad. ¿Qué es cine? Paco Plaza va directo a la cuestión: “Para mí el cine empieza donde acaba la trama. Una cosa es la historia, y luego empieza el cine. El cine es cómo, a través de las ópticas, de la iluminación, del sonido, consigues expresar sensaciones más allá de lo que se está viendo en la pantalla. Porque si no, estás retransmitiendo en vez de rodar, es teatro filmado. No es una crítica negativa a la televisión, todo lo contrario. Yo estoy enganchadísimo a muchas series y satisfacen una parte de mi curiosidad, pero yo voy a ver Midsommar, It Follows o Suspiria y noto una manera de usar los recursos cinematográficos que van más allá de lo que explica la historia. Creo que este es el reducto del cine, y es donde nos tenemos que hacer fuertes con la cámara.”

'The Leftovers'

¿A qué llamamos película? Es una pregunta que se ha hecho desde su origen y nunca ha tenido una respuesta fácil. Pero hoy, con los profundos cambios de la producción (la llegada de las cámaras digitales y la correspondiente desaparición de la película analógica), y, sobre todo, del consumo audiovisual, resulta más pertinente que nunca.

Es un tema endiablado, y no es solo teoría. La cuestión se la tienen que plantear programadores de festivales, por ejemplo cuando implantan el requisito de un estreno en pantalla cinematográfica y deciden que no competirán películas producidas por Netflix u otras plataformas porque no están creadas para su visionado en un cine, aunque estén dirigidas por Alfonso Cuarón o Martin Scorsese. Se la plantean los responsables de las filmotecas cuando tienen que decidir qué programar. Se la plantea la crítica, y así vemos cómo las revistas se ven obligadas a dedicar apartados distintos a estrenos en cines, estrenos en plataformas, estrenos en otros lugares que no son salas de cine (un museo, un centro cultural) o películas que solo se ven en festivales.

A partir de los noventa, más o menos, empezó a utilizarse el término “audiovisual”, que parece inofensivo y no pone límites, y así hoy en día hablamos de obras o productos audiovisuales, pero la verdad que no nos gusta, es demasiado técnico y no tiene el espesor de la palabra “cine” o “cinematográfico”. Es útil para los escritos teóricos, porque así no te mojas y te evita unos cuantos charcos ya que no tienes necesidad de definir ‘cine’, ‘película’ o ‘televisión’.

También se usa mucho en las denominaciones de las instituciones públicas del ramo, pero incluyendo muchas veces ambos nombres, para no dejarse nada fuera, como el Instituto de Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA) del ministerio de Cultura o la dirección adjunta de Audiovisuales y Cinematografía del Institut Valencià de Cultura. Es un modo de poder incluir todo tipo de producciones, desde largometrajes hasta web series, en un ámbito, el institucional, cuya actuación es determinante para la supervivencia del sector. Y también da muestra de la confusión en la que vivimos en este momento.

'Euphoria'

Pero lo cierto es que como espectadores no decimos voy a ver una obra audiovisual ni nada por el estilo, sino voy a ver una película (sea en el cine, en la tele, en el ordenador o en el móvil) o voy a ver una serie. Lo tenemos clarísimo.

¿Son las series, como dice Plaza, el campo de la narrativa clásica? Esto tiene mucho que ver con la literatura decimonónica, con la estructura de aquellas novelas por entregas de Charles Dickens, Wilkie Collins o Balzac, que el cine (primero clásico y ahora otra cosa) desde D. W. Griffith hasta hoy, ha reformulado y explotado desde siempre. Las series son la consecuencia lógica de esta evolución y, por definición, requieren continuidad, una narración que ha de desarrollarse a través de capítulos. Y la historia ha de ser contada de un modo que nos haga volver a ella y querer ver el siguiente episodio; parece un poco difícil poder liberarse de la narración.

Pero todos somos conscientes de la enorme distancia que hay entre Hawaii 5.0 y Mad Men, por ejemplo. Si se trata de usar los recursos cinematográficos más allá de lo que explica la historia, en palabras del director de REC, de explorar la posibilidades del lenguaje del cine, enseguida vendrán a nuestra memoria unas cuántas series que lo hacen: Los Soprano, The wire, The Leftovers, Twin Peaks, A dos metros bajo tierra, Hannibal, Black Mirror, El cuento de la criada, Mindhunter o, por citar dos ejemplos actuales muy diferentes entre sí, Euphoria o The Virtues. ¿Sería posible una serie hecha al modo de, por ejemplo, El Árbol de la Vida (The Tree Of Life, 2011) de Terrence Malick? ¿Tendría sentido?

'The virtues'

Lo interesante de las declaraciones de Paco Plaza es esa idea de que la existencia de las series y el papel predominante que tienen ahora pueda permitir al cine liberarse de una cierta tiranía de la narración y dejarle el campo libre para explorar con la cámara, para centrarse en una dimensión más visual o  estética o conceptual. Y es relevante que lo diga un creador como él, que se mueve en el ámbito de un cine comercial de calidad con un impulso autoral evidente. El cine ha hecho esto desde siempre, dentro y fuera del ámbito de la narración clásica, y su historia está llena de obras muy libres, experimentales, personales, heterodoxas, antinarrativas y cualquier otra categoría que se nos ocurra. Podemos encontrar de todo, otro tema es que muchas de esas obras hayan gozado de la aceptación del público o, simplemente, hayan podido llegar a él.

Sin embargo, ciñéndonos al terreno del cine comercial, ahora la sensación es más bien la contraria a esa supuesta liberación. La producción comercial sigue, más que nunca, una estrategia serial. De hecho vemos pelis como el que ve series. Qué son, si no, las franquicias y sagas que pueblan las pantallas y el merchandising: el Universo Cinematográfico Marvel o el de DC, Fast and Furious, Misión imposible, Star Wars, James Bond, Halloween, Piratas del Caribe, Shrek, X-Men, Torrente, Terminator, Resacón, y mil más.

El cine es imagen, sonido, narración. En sus orígenes fue un cruce de muchas manifestaciones culturales: la fotografía, la pintura, la novela decimonónica, el teatro burgués, los espectáculos ópticos, la barraca de feria, la magia, el burlesque, la música, el arte de vanguardia, el cómic, etc. No imitándolos fue, justamente, cómo el cine encontró su camino y desarrolló su propio lenguaje a través de la cámara y el montaje. Ahora se le presentan muchos desafíos y también mucha confusión. En su momento, la fotografía y el cine liberaron en parte a la pintura de la necesidad del realismo y la imitación; quizá ahora las series rescaten un poco al cine (a una parte del cine comercial, en realidad, puesto que hay un cine autoral, llamémoslo así para aclararnos todos, que está en ello desde siempre) de determinadas servidumbres de la narración. Todo es posible.  

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