Los bancos centrales siguen poder situar a los tipos de interés a niveles más normales diez años después de la crisis financiera mundial
MADRID. La inestabilidad en la Unión Europea, la inclusión de China en los índices de renta fija global y la incapacidad de los bancos centrales para normalizar sus tipos de interés. Estos son tres de los temas que, con mayor probabilidad, afectarán a los inversores en los próximos 24 meses.
Diez años después de la crisis financiera mundial, los bancos centrales siguen sin poder devolver los tipos de interés a niveles más normales. Claramente en Estados Unidos, pero también en Europa y en Japón, los bancos centrales han adoptado una postura mucho más acomodaticia. Si anticipamos una desaceleración del crecimiento, la depreciación del dólar y unos tipos de interés más bajos, estos factores influirán en todo lo demás, desde la renta fija de mercados emergentes a cómo valoramos el riesgo de crédito.
Con respecto al problema de deuda de Italia, que sigue sin resolverse, las cosas podrían ponerse feas el próximo otoño. La inestabilidad de Italia sigue siendo un riesgo potencial que no solo afecta al gobierno italiano sino también a su sector bancario y, en última instancia, al futuro de la Unión Europea... lo que nos lleva al tema del Brexit. El Reino Unido ha ejercido tradicionalmente de bisagra entre las tendencias hanseática y dirigista de la UE. Ahora que se ha perdido ese contrapeso, surgirán dudas sobre la dirección que seguirá el proyecto europeo en el futuro.
En cuanto a China, pese a que el gigante asiático es el tercer mercado de bonos más grande del mundo, sigue dominado por los inversores nacionales. Es probable que esta situación cambie ahora que el índice Bloomberg Barclays Global Aggregate incluye títulos de deuda gubernamental y de los bancos institucionales denominados en renminbi (RMB), un movimiento que, junto con la incorporación del RMB a la cesta de divisas de los derechos especiales de giro (SDR) del Fondo Monetario Internacional (FMI) en 2016, sienta las bases para que China se integre mucho más en los mercados financieros mundiales.
China está viviendo una profunda transformación. El gobierno ha puesto en marcha un programa de liberalización económica y está reorientando el modelo económico hacia una economía de servicios. Por otro lado, se están tomando medidas para reducir el endeudamiento y combatir la contaminación. Independientemente de las perspectivas a corto plazo, lo que ocurra en China en los próximos dos años nos afectará a largo plazo.
Adrian Grey, director de inversiones de Insight, parte de BNY Mellon