Un gran bagaje de dirección empresarial y cuatro años de experiencia ayudando a personas a optimizar su autoliderazgo personal llevaron a Esther Bauset a escribir un libro en el que nos explica cómo convertirnos, paso a paso, en directores generales de nuestras vidas
CASTELLÓ. La trayectoria profesional de Esther Bauset (València, 1973) está marcada por una larga etapa en el sector alimentario, en concreto en el Grupo Siro, desde cuyo comité de dirección lideró uno de los negocios de la compañía, mientras completaba su formación en escuelas de negocios como EDEM, el Instituto de Empresa o ESADE. Entre otras funciones, formó parte del comité de sostenibilidad de la empresa y fue directora de Comunicación y Relaciones Externas.
Su capacitación como coach ejecutivo y de equipos, coaching por valores, inteligencia emocional y mindfulness le impulsó a crear su propia metodología, el método Bauset. Cuatro años de experiencia impulsando el autoliderazgo personal han desembocado en el libro Tu vida, tu mejor empresa, desde el que nos invita a convertirnos en directores generales de nosotros mismos. Su conversación es un río de entusiasmo inspirador.
- He leído que el método Bauset se llama así por tu madre, ¿no?
- Pues sí, poca gente se acuerda de Esther Navarro. Siento que Bauset es mi primer apellido y ha sido para mí como un punto de inflexión. Mi madre todavía vivía cuando decidí cambiar el orden de mis apellidos. Mi padre era maravilloso y aprendí mucho de él, sobre todo de su bondad infinita, pero enfermó siendo yo adolescente y falleció cuando tenía 26 años. Mi madre me enseñó la necesidad del equilibrio y hablé mucho con ella en los últimos años de su vida, aprendiendo sobre el desarrollo de la persona y también sobre cómo había evolucionado yo en el mundo de la empresa. Ella me recordaba que aquí estamos para dar lo mejor de nosotros mismos pero sin olvidarnos de nosotros, porque si no, la fuente se agota. Ello me ayudó a desarrollar el método, que tiene detrás una filosofía de vida, ser consciente de que te estás liberando a ti mismo. Hay que poder dar lo mejor de uno mismo a los demás sin olvidarse de uno mismo y a la vez, cuidando del bienestar emocional, físico y mental. Es importante la idea del liderazgo sostenible, porque a veces tratamos de provocar esa sostenibilidad. Yo cambié de vida a los 43 años, pero no lo hubiera podido hacer si no es por el empuje de mi madre.
- Arnau Benlloch dice en el prólogo que el libro se orienta a que el lector rompa la inercia de su vida. Que aprenda a autoliderarse. ¿En esa inercia vivimos la mayoría?
- Sí, y para mí el reconocimiento de que yo misma vivía en la rueda del hámster fue importante. Necesitamos parar de vez en cuando, autoevaluar y ver si los resultados son los que quieres o si debes cambiar ese piloto automático y convertirlo en un círculo de autoconfianza. ¿Qué es aquello de tu vida que no te está dejando disfrutar como quieres? Hay que mirar hacia adentro, tomar conciencia, conocimiento… y de ahí pasar a la tercera C, la de compromiso, el de empezar a hacer cosas de manera distinta. Esa tercera C cuesta, pero cuando sientes el beneficio, a partir de ahí se activa todo, cuando pasas a la acción y lo experimentas. Desde ahí provocas el cambio, y lo digo desde la experiencia de haberlo vivido ya con muchas personas en estos 4 años. Ya no hay vuelta atrás. Y eso no significa que no caigas por el camino, la vida es un continuo aprendizaje, pero ser directora general de una misma es una aspiración, y ya se sabe que la vida te pone retos.
"Necesitamos parar de vez en cuando, autoevaluar y ver si los resultados son los que quieres o si debes cambiar ese piloto automático y convertirlo en un círculo de autoconfianza"
- Llevas cuatro años aplicando el método, y el libro es resultado de esa experiencia.
- Así es, y no podía escribirse ni antes ni después. Antes lo hubiera sabido escribir desde la teoría pero le hubiera faltado el aprendizaje con las personas que han vivido la experiencia del método. Todo empezó con una conferencia con Arnau Benlloch. Al día siguiente, un director general de una empresa me convocó para una reunión y me planteó que hiciese una propuesta para su equipo comercial, y yo desde esa valentía tan necesaria a veces, le dije que por qué no empezábamos con él. Podría haberme encontrado otro perfil de persona, y sin embargo él me preguntó qué le proponía. Así, Alfonso Argüelles fue la primera persona que confió en el método y seguimos teniendo una vinculación buenísima. Las cosas se crean poco a poco, y él me fue recomendando a otras personas. Primero solo lo hacía en la versión one, presencial y con una sola persona. Durante el confinamiento empecé a hacerlo online, lo que me permitió salir de València y tener clientes fuera. Luego pasé a querer llegar a más gente con el método Bauset five, lo que a su vez me llevó a dar más conferencias, sesiones en las que contábamos las claves… y de ahí a la reflexión sobre por qué no escribir todo esto en un libro. Me encanta escribir, lo hago a diario, pero a veces te sientes pequeño, así que finalmente la motivación para escribirlo fue llegar al mayor número posible de personas.
- Hablas de confianza, perdón, agradecimiento, armonía, paz interior, sentido. En el principio fue el verbo, ¿en este caso sería la voluntad?
- ¡Sí, has dado con la clave! Te puedo hacer consciente de muchas cosas, pero al final eres tú quien pasa a la acción; ahí está la evolución y el progreso. Si no, todo se queda en más conocimiento. Y ojo, debe llegar tu momento, no pretendo invadir, porque cuando vienes a una conferencia, al ratito de salir se te ha olvidado todo. Si luego vienes a una de nuestras experiencias de un día, en las que interiorizamos herramientas, avanzamos. Pero es una decisión muy especial. El programa de liderazgo completo es de 8 semanas, para mente y cuerpo, y ahí es donde podemos garantizar un antes y un después. Medimos ya desde la autoevaluación y la auditoría, y se mide en el acompañamiento, porque lo que no se mide no se puede mejorar. Y después de hacer todo ese camino, tienes que tener reuniones contigo mismo... para ver que lo que te lleva a la acción, la voluntad, tiene un resultado. Lo que hacemos y no hacemos es una consecuencia. Si hay voluntad, el cambio llega, y te das cuenta de en qué lado del árbol estás: ¿estoy preocupándome? ¿echando la culpa a los demás? Para mí, ser aprendiz, alumno y profesor del método implica una responsabilidad. Si atiendes al valor de la integridad, esto es superintenso. Supongo que por eso mismo, esto me apasiona, pero a veces también necesito vacaciones de mí misma.
- ¿Hasta qué punto es bueno aplicar los mecanismos de la vida empresarial a la vida personal? Lo digo porque, a priori, uno piensa que eso solo sería válido si aplicamos cosas de las empresas que ponen a las personas en el centro.
- Eso es. Y por eso este libro va inicialmente enfocado a personas que lideran personas y que influyen en ellas, para que se den cuenta de que si no saben liderarse, esa es la influencia que generan en los demás. O las personas que están emprendiendo, porque a veces nos convertimos en nuestros peores jefes. Es cierto que la gente tenemos una visión de la vida empresarial que no deja de ser realista: para que las empresas sean sostenibles debe haber equilibrio entre las partes económica, medioambiental y social. Y es verdad que a veces, en el concepto de sostenibilidad hay mucho de pose y al final priman los resultados económicos. La idea es que las personas que trabajan en las empresas sean sostenibles con ellos mismos. Y se produce ese paralelismo que me llegó en un momento de inspiración: ese equilibrio social, medioambiental y económico, si lo aplicamos a nosotros mismos, es el equilibrio entre salud, dinero y amor. Si lo hacen bien las empresas, dejan una buena impronta, al entender de verdad que lo primero son sus trabajadores, sin ingenuidad. Y, como personas, si eres un líder sostenible te amas, te reconoces y no pierdes tu liderazgo. La misión de un director general es conseguir resultados, y a medida que las empresas evolucionen, el bienestar de sus trabajadores será vital para conseguir resultados. La salud está ahí, pero todo empieza desde ahí: las empresas que dejarán huella estarán creadas por personas que dejen huella a nivel individual. Si hubiera ido directa a los empresarios, no hubiera podido validar y garantizar tanto los resultados del método.
"El libro se dirige a líderes que influyen en personas, para que se den cuenta de que si no saben liderarse a sí mismos, esa es la influencia que generan en los demás"
- Es decir, que buscas cómplices.
- Así es, quiero crear una comunidad de líderes sostenibles, ese es mi objetivo. Que sea una cultura del esfuerzo pero desde el entusiasmo, con mucha perseverancia y pasión. Lo que quiero son cómplices, y con mis casi 50 años llegaré hasta donde llegue: si esto me pilla antes a lo mejor hubiera creado una gran empresa, para aportar mi semilla sin perder yo misma mi equilibrio. Y fíjate, me pregunté a mí misma ¿me pongo a grabar todas esas sesiones o hago un libro, que es más democrático y accesible?. Me siento superhonrada con el libro, porque tiene un feedback muy positivo, y hace solo unas semanas estaba en el número 1 en Amazon entre los libros de la categoría de emprendimiento. Tomamos decisiones... y yo soy la primera que quiero ir poco a poco y disfrutando del camino. Si no, mi triángulo dejaría de ser equilátero, y la salud es importante.
- Empiezas el libro preguntando si el lector es más "de disfrutar o de sufrir". En una vida cabe de todo, pero ¿crees que básicamente hay dos tipos de personas? ¿O en medio hay muchos grises?
- En medio hay muchos grises, por supuesto. Esa pregunta es fruto de mi propia experiencia. El dolor es inevitable, y luego hay una actitud sobre ese duelo: en parte, el sufrimiento es opcional. Se nos olvida que la vida es un milagro, y este es un punto importantísimo. Es esa frase nuestra de serà precís? El director general toma decisiones y esas decisiones tienen consecuencias: por eso necesitamos que el director general sea estratégico. El milagro de la vida hay que disfrutarlo y debemos ser responsables de cómo lo hacemos, aceptando ciertas situaciones en las que nos pone la vida, permitiéndonos ese sufrimiento cuando es dolor. El duelo de la pérdida de un ser querido, de lo que no esperabas… pero si aprendes de la situación y tiras adelante con compromiso y voluntad, cuando nos llegue ese momento de la vida en que nos viene todo de cara, lo viviremos con más intensidad y mejor. No quiero sobrevivir, quiero vivir la vida, pero mucha gente cuando le preguntas cómo está te dirá “sobreviviendo”. Mi madre vivió guerra y postguerra y nunca le escuché una queja, fue mi inspiración. Ahí había mucha alegría de vivir.
- Si el presidente es el alma, el director general la mente y la estructura el cuerpo, ¿quiénes son el comité de empresa?
- Fíjate, sería el cuerpo: dentro de la estructura, serían los portavoces de esos trabajadores. Cuando me siento con empresarios, les digo que pueden bajarse a tomar un café o acercarse a los trabajadores y preguntarles cómo están. Si eres un presidente que vas a la tuya, no tendrás tiempo para pararte y preguntarles. Ahí les dejo un poco locos: no han tomado ese café con ellos. Estábamos haciendo el método con un médico de un geriátrico en Barcelona y me envió una charla TEDx, que empezaba así: “Ninguno queremos hacernos viejos, pero es la única forma de no morir joven”. Lo que queremos decir es que no queremos vivir una vejez sin calidad de vida. Y eso depende solo de nosotros. De esa parte de liderazgo de cuidarnos física y emocionalmente, lo cual es un acto de responsabilidad.
- Y también hablas de luchar contra ese prestigio social del estar ocupadísimo.
- La última parte del libro está en la dirección de operaciones. Lo que nosotros tenemos es tiempo, y ahí entra la productividad vital. Hay que dar dos pasitos hacia atrás: tu trabajo es necesario para la parte económica, pero en las prioridades debes estar tú, y a veces, si estamos en el hacer y no en el ser, nos perdemos muchas cosas.
- Planteas la necesidad de hacer reuniones semanales con uno mismo /a como una herramienta imprescindible para tomar el control de nuestras vidas. ¿Conspira nuestra forma de vida contra nosotros, con las prisas?
- En la corriente que nos lleva, no te das cuenta de lo que te estás diciendo en tu cabecita es "tengo que estar haciendo siempre algo concreto". Una de las canciones favoritas de mi madre era aquella de "me olvidé de vivir" de Julio Iglesias. Y me decía que cuando nos vayamos de este mundo lo que vamos a dejar no son solo nuestros éxitos, haber creado una gran agencia: sobre todo lo que vamos a dejar es cómo hemos hecho sentir a los demás. Esa es la impronta, la huella. Y puede ser una impronta positiva si estamos bien con nosotros. Agradecerte, celebrarlo, perdonarte cuando te equivocas, ver de dónde necesitas ahora inspiración. Tengo muchas sesiones vinculadas a jóvenes, y les pregunto qué es para ellos el éxito. El verdadero éxito pasa siempre por la relación que tengas contigo mismo. Muchas personas que han pasado por mis manos en estos cuatro años son superexitosas, pero les falta ese plus de buena relación consigo mismos. Y cuando la encuentran, se quieren quedar ahí.
- Hablas del coach ontológico. ¿En qué se diferencia del convencional?
- Cuando decidí formarme como coach, seguí consejos de una persona que supuso un antes y un después: Rafael Echeverría dice que somos seres lingüísticos y en ese propio lenguaje está la capacidad de transformación. La vida son conversaciones que tenemos o no tenemos, que empiezan en nosotros mismos. Y tienes que ser muy consciente de cómo hablas porque desde ahí hablas a los demás. El lenguaje crea realidades, aunque también las describe, por eso hay que ponerle mucha consciencia. El coaching ontológico no lo aplico tal cual porque como fruto del autoconocimiento he necesitado crear una metodología con una gran parte didáctica. De todas estas herramientas, he querido sumar de aquí y allá, mindfulness incluido. Me siento más mentora que coach.
- ¿Qué has aprendido de las reacciones al libro?
- A querer seguir aplicándolo en primera persona y que lo pueda tener para ser superhonesta y superhumilde, porque en esas reacciones está el no pretender ser invasiva, porque también hay gente que me dice: No sé si lo quiero leer, porque me acaban de ascender. Y, sobre todo, aprendo de todas las reacciones de los lectores, que me dan nuevas ideas, y al final eso es bailar con la audiencia.