VALÈNCIA. Huele como una piscina. Suena como una piscina. Tiene los restos de un piscina. Sin embargo, no es una piscina. Repetimos el ejercicio, no vaya a ser que los sentidos nos estén jugando una mala pasada. Huele como una piscina. Suena como una piscina y, sí, tiene restos de piscina. Pero no, no estamos en una. Hora de frotarse los ojos. No estamos bajo el agua, sino en el espacio artístico Pols, en el que M Reme Silvestre presenta una instalación inmersiva que sumerge al espectador en, efectivamente, una piscina. O algo que se le asemeja. A través de un minucioso trabajo de reordenación del espacio y, también, de conexión con el entorno -no en vano, la galería se sitúa a pocos metros del complejo deportivo La Petxina-, la artista da forma a pH8.2Cl1.2, muestra en la que toma como objeto de estudio la interacción entre cuerpos y químicos, un recorrido que parte de aquellos elementos propios del espacio deportivo para, después, reordenarlo y reinterpretarlo a través de sus ecos, de esos materiales -visibles o invisibles- que le dan forma.
La exposición ha sido diseñada específicamente para el espacio y, de hecho, se nutre de su compleja arquitectura, sirviéndose de cada rincón de la sala para reordenar esa Petxina que Silvestre conoce como la palma de su mano. Así, el pasillo del antiguo taller de confección de ropa en el que se ubica Pols se convierte en un carril por el que nadar -metafóricamente, no hace falta que lleven bañador-, mientras que en el nivel superior se extiende una colección de toallas sin dueño. En este juego de conexiones, la artista también las crea con el (joven) espacio artístico -“se cierra el círculo”, explica-, pues remite directamente a su primera intervención en la sala, en el año 2019. Fue en el contexto de la colectiva En amores inflamada, con la que Pols abría sus puertas, en la que asumió el reto de trabajar el aire del espacio, algo que resolvió con un colchón hinchable que, poco a poco, iba soltando aire de La Petxina.