Suciedad, rancho y fritanga. Malas pulgas (muy malas pulgas), detritus moral y diarreas por doquier. Almax, omeprazol y cuatro padrenuestros porque estos son, queridos amigos, los peores restaurantes de Valencia. Lo peor de lo peor.
Dos apuntes antes del calvario y la violencia. En primer lugar, estos cinco lodazales gastronómicos (esto lo digo yo) son los cinco restoranes peor puntuados de Valencia según Tripadvisor. Elegidos por la turba (me da a mi que los comentaristas de Tripadvisor no son precisamente Manuel Vázquez Montalbán) pero elegidos democráticamente, al fin y al cabo. El pueblo valenciano ha hablado, guapis —y no se ha cortado un pelo.
En segundo lugar, la idea original (“Los grandes artistas copian, los genios roban”) pertenece a mi admirado Mikel López Iturriaga y aquel 'Hit parade' nacional memorable, pero había que volver a nuestro Cap i casal. La idea es (por el bien de mi salud genital, básicamente) dejar que sea el populacho quien dicte sentencia: recopilaremos las opiniones más pintorescas. Esto también es España. Qué narices: esto es España.
Pero antes de bajar a catacumbas de la Valencia gastronómica mas vergonzante y hedionda, una dolorosa conclusión: tres de los cincos tugurios más apestosos de la ciudad se ubican en el Paseo Marítimo. ¿Una ciudad abierta al mar? Ja ¿El Mediterráneo que te besa “como una mujer perfumadita de brea”? Más bien gastroenteritis, naúseas y grasaza.
Puesto 1.934: 285 opiniones (37 pésimas, 27 malas)
“En la memoria colectiva destaca la croqueta de morcilla por su difícil tránsito esofágico, que aún transcurrido un tiempo, se ha convertido en un icono en el mundillo tenístico de Monteolivete”.
“No sé cómo estará el resto de la comida pero las croquetas son de las peores que me he comido nunca. Secas, harinosas y recalentadas. Pésimas”.
“Este profesional no entiende un 'no' por respuesta y nos persigue por la acera insistiendo, incluso tocándonos con la hoja de menú en la espalda. La edad no es obstáculo y si su hija es menor de edad también puede ser abordada por su cautivador discurso”.
“Yo también he experimentado la falta de respeto y educación de su relaciones públicas. En concreto me refiero a que no deja de dirigirse a mi cuando pasó por la zona incesante y reiteradamente y habiéndole explicado que su actitud me molesta. Hace poco me siguió a mi y a mi familia durante más de 50 metros, teniendo un desagradable enfrentamiento en la propia terraza del local. Nos dirigimos al responsable y se negó a darnos la hoja de reclamaciones. En conclusión, tuvimos que llamar a la policia para poder tener una simple hoja de reclamaciones donde poder reflejar la mala educación y falta de profesionalidad de su caza clientes”.
“No hemos entrado al restaurante sólo por el comportamiento de un señor de relaciones públicas que estaba enfrente el restaurante. El señor era muy agresivo, gritándote por la calle, casi empujándote para que te sientes y corriendo por la calle detrás de ti ofreciéndote descuentos”.
“Puta fritanga que para gustos colores y lo que es peor... camareras desagradables y maleducadas”.
Puesto 2.500: 274 opiniones (84 pésimas, 8 malas)
“Tendrían que saber que poner un bote entero de colorante alimentario para una paella es tóxico. Yo estoy embarazada y cuando he llegado a casa he tenido que vomitar de lo mal que me encontraba. Jamás he comido tan mal en ningún sitio”.
“Cuartos de baño: Mordor es un Cinco Estrellas en comparación”
“Espero que el camarero haya terminado su descansito; y tras 72 horas, esté atendiendo alguna mesa”.
“Pedimos una balleta para limpiar la mesa, ya que se podía dibujar del polvo que había, a lo que el camarero nos dice que no tienen ningún trapo en todo el local para limpiar una mesa”.
“Trato pésimo y limpieza muy deficiente: horrible olor en el interior a aceite refrito y olor fortísimo a orín en los alrededores de los aseos”.
“Espero con muchas ganas el día en el que ese bar cierre o sea pasto de las llamas hasta sus cimientos”.
Puesto 2.545: 45 opiniones (28 pésimas, 1 mala).
“Nunca pensé que encontrase comida de tan mala calidad. Nunca pidáis consomé, eso era aceite puro”.
“Al poner pésimo, subo la media. Una pesadilla de comida”.
“De la comida solo puedo decir que nadie que se encuentre en su sano juicio se puede llevar esos platos a la boca, 1º por aspecto y 2º por higiene”.
“Jamás volveremos ni para unas papas”.
“Aquel que disfrute con el ridículo ajeno encontrará en este lugar un autentico teatro de la risa. Mi hermana y yo no comimos pero lo pasamos en grande”.
“Acabamos de comer ahí mi marido y yo y nos sentimos unos pobres guiris nórdicos; el postre: uffff, pedí una tarta de zanahoria y eso era un vómito de a saber qué con un poco de nata para decorar”.
Puesto 2.556: 212 opiniones (105 pésimas, 11 malas).
“El peor chiringuito de la península ibérica”.
“El peor arroz de la Malvarrosa, los peores camareros y bebidas calientes a 33 grados. Si te va el sado, no lo dudes”
“Pedimos dos gintonics de Bombay y nos pusieron Larios. Al quejarnos el camarero escondió la botella de Bombay y nos dijo: solo tengo Larios”.
“El peor momento fue cuando un camarero derramó parte del aliño de una ensalada sobre la espalda de mi mujer. Ni se dio cuenta”.
“En nuestra vida hemos visto nada igual”.
“Nos han amargado el domingo. Carísimo. El peor servicio que he visto en mi vida”.
Puesto 2.557: 87 opiniones (56 pésimas, 7 malas)
“Los baños asquerosos y los precios disparatados. Debería ser un delito disfrutar de un entorno tan fantástico y tener un negocio tan deplorable. Huyan de ahí mientras puedan”.
“El camarero debe haber hecho un curso de marketing y relaciones públicas en Cambridge, que es lo que se paga”.
“El esgarraet, una basurilla con sobras de algo parecido al pez mantequilla de la china de al lado de Mestalla con dos trozos de pimiento rojo del Yakisoba sobrante del contenedor de al lado. Todo bañado con un generoso chorreón de aceite de moto”.
“Los baños dan miedo y si ves la cocina de refilón se te ponen los pelos de punta”.
“Nos sirvieron patatas bravas recalentadas, entre las que nos encontramos... ¡una cabeza de sardina entre el tomate!”
“Es la primera vez que dejo un plato de paella casi sin tocar por incomestible; qué imaginación llamar a aquel plato paella”.