MADRID (EP). La junta general de accionistas de Repsol ha aprobado la reelección de Antonio Brufau como presidente de la compañía para el que será su último mandato, antes de que abandone el cargo en 2023, en una reunión que ha contado con la presencia del 56,3% de los accionistas de la compañía. Brufau, consejero de Repsol desde 1996 y que ocupa su presidencia desde 2004, aunque en 2015 ya traspasó todas las funciones ejecutivas a Josu Jon Imaz, el CEO de la petrolera, anticipó el pasado mes de marzo al consejo de administración su intención de que esta sea su última reelección como consejero, de tal forma que su cargo expiraría al término de este nuevo mandato.
El directivo de Mollerusa cuenta actualmente con 71 años, con lo que con esta nueva reelección estará como presidente de la energética hasta los 75 años. Junto a Brufau, los accionistas también han dado el visto bueno a las reelecciones, por cuatro años, como consejeros del propio consejero delegado de la compañía, Josu Jon Imaz, así como de José Maunuel Loureda, John Robinson West y Henri Philippe Reichstul.
Además, Repsol ha llevado a su junta diversas propuestas encaminadas a avanzar en las mejores prácticas de Buen Gobierno, como, entre otras, la separación y transparencia de funciones entre presidente y consejero delegado, la presencia de mujeres en el consejo de administración por encima del 30%, la mayor presencia de consejeros independientes, el nombramiento de un consejero independiente coordinador o la reducción del número de miembros de su órgano rector. En este sentido, se han aprobado los nombramientos como consejeras externas independientes de Aránzazu Estefanía Larrañaga, desde 2000 hasta enero de 2019 socia directora del Despacho Uría Menénez Abogados y actualmente secretaria del consejo de administración de Bilbao Exhibition Centre, y de María Teresa García-Milà Lloveras, directora del Barcelona Graduate School of Economics y profesora del Departamento de Economía de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.
Con estos nombramientos, el consejo de administración de Repsol supera la recomendación del Código de Buen Gobierno para las Sociedades Cotizadas de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de contar con al menos un 30% de consejeras en 2020. El órgano rector de la compañía quedará reducido a 15 miembros, de los cuales cinco serán mujeres. Junto a estos cambios en el consejo de administración, la compañía también ha sometido a sus accionistas la aprobación de las cuentas anuales consolidadas y el informe de gestión consolidado correspondientes a 2018, ejercicio en el que la petrolera registró los mejores resultados de los últimos ocho años, con un beneficio neto de 2.341 millones de euros.
Además, la junta ha aprobado una retribución al accionista equivalente a unos 0,525 euros brutos por acción, a través del Programa 'Repsol Dividendo Flexible' y en sustitución del dividendo complementario del ejercicio 2018. Esta retribución se suma a la que la compañía aprobó, como parte del mismo programa y en sustitución del tradicional dividendo a cuenta de 2018, por un importe equivalente a unos 0,425 euros brutos por acción, por lo que la retribución total al accionista ascenderá a los 0,95 euros por acción, un 5,6% superior a la del ejercicio anterior. De acuerdo con su plan estratégico 2018-2020, Repsol prevé incrementar el dividendo hasta situarlo en un euro por acción al final del periodo.
A su vez, se ha dado el visto bueno a una reducción del capital social, mediante la amortización de acciones propias, por un volumen equivalente a los títulos que se emitan en 2019 con motivo de los 'scrip dividend'. El consejo de Repsol también ha propuesto a sus accionistas mantener el programa de 'scrip dividend' como fórmula de retribución al accionista, permitiéndole decidir si prefiere recibir parte o la totalidad de su retribución en efectivo o en acciones liberadas de la compañía. En este sentido, se han aprobado las dos ampliaciones de capital liberadas necesarias para continuar con el programa 'Repsol Dividendo Flexible'.
Por su parte, el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, ha reafirmado el eje central de la compañía en su compromiso con la sostenibilidad y de dar respuesta "a las necesidades energéticas de la sociedad" por medio de una transformación dirigida a convertirse en una "compañía multienergía". Imaz ha señalado que esta estrategia enfocada en la sostenibilidad y en la consecución de los objetivos del Acuerdo de París es compatible con el mantenimiento de una "sólida posición financiera", acompañada de una retribución "que aporta valor al accionista".
En lo relacionado con la sostenibilidad, ha puesto en valor que el 30% de los inversores institucionales de la compañía corresponda a fondos cuyas decisiones de inversión "se guían por criterios responsables y sostenibles". De hecho, el objetivo de la compañía es reducir la intensidad de dióxido de carbono (CO2) de la cadena de valor en un 40% para 2040 por cada unidad de energía generada, al mismo tiempo que se reduzcan tres millones de toneladas de CO2 antes de 2025 y en un 25% las de metano.
Respecto al desempeño del negocio en el último año, Imaz ha destacado el incremento de la producción del 3% respecto al ejercicio precedente y que el número de clientes dentro del negocio 'downstream' se incrementó en un 16% entre noviembre del año pasado, cuando adquirió los activos de Viesgo, y el último mes de mayo.