VALÈNCIA. Comienza un pequeño paseo por Ciutat Vella, València. Del balcón de decenas de edificios cuelga el cartel de “se vende”, algunos espacios incluso están abandonados. Este paseo podría ser inservible para cualquiera, pero tiene un significado clave para Ana Beltrán y Eva Sanjuán, arquitectas de Estudio Correoviejo. En respuesta a ver estos espacios en desuso trabajan en el proyecto Edificios con alma, en el que buscan la transformación del edificio urbano al espacio con alma poniendo el foco en los edificios históricos para “recuperarlos”.
Desde que llegaron al Estudio Correoviejo, en el año 2010, sueñan con generar espacios compartidos como el suyo escuchando siempre la estructura del lugar y del espacio: “Desde que llegamos a nuestro estudio comenzamos a contemplar como el espacio se genera de una manera muy especial. Tenemos el portón que nos introduce en el estudio, espacios muy amplios y con una calidad brutal”, explica Sanjuán, “empezamos también a analizar qué edificios cierran esas puertas y como podrían ser en el interior”.
Con este afán de investigación estudian cómo aplicar la innovación social dentro de los edificios históricos con el fin de recuperarlos, con el motivo de que València recupere espacios de su propio entorno urbano. Para ello comienzan a experimentar con su propio espacio, Beltrán explica que lo que hacen es trabajar ciertas medidas de experimentación en su estudio y así comprueban que es exportable a otros lugares: “Podemos llegar a ejecutar eventos a juego con la plaza, o abrir puertas que siempre están cerradas, imaginamos todos esos sitios a los que les podemos dar la vuelta con este proyecto. Cuando nos sentamos a pensar que estaba pasando en Correoviejo vimos que estábamos mezclando espacios: trabajamos aquí, hay gente que vive aquí y además generamos eventos. Nos parece interesante ver como un edificio puede acoger diferentes usos, mezclarlos y generar “frecuencias” con esto.