MADRID, (EP). La posición del sol durante el invierno es más baja en el cielo y los rayos llegan con una inclinación que los hace muy molestos y nocivos para los ojos, por lo que es fundamental usar gafas durante todo el año, no solo en verano, y seguir una serie de consejos para evitar los problemas oculares, según ha advertido el Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas.
Cada año se dan muchos casos de quemaduras corneales y hemorragias retinianas en esquiadores y alpinistas, debido a que la radiación ultravioleta (UV) puede ser hasta 8 veces más intensa en las pistas de esquí que en otros lugares debido a las propiedades de reflexión de la nieve, por lo que deben protegerse con las gafas adecuadas. Además, el frío y el aire propios del invierno provocan un aumento del lagrimeo y sequedad en los ojos, que se puede reducir protegiéndolos con unas gafas adecuadas y utilizando lagrimas artificiales.
"Como la nieve puede reflejar hasta el 80 por ciento de la luz en comparación con las superficies terrestres normales es vital que, si deseamos evitar problemas oculares y visuales posteriores, nos dejemos aconsejar por nuestro óptico-optometrista y elijamos unas gafas de sol protectoras que estén diseñadas específicamente para los deportes de invierno y que absorban al menos el 95 por ciento de la radiación UV", ha indicado el presidente del Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas, Juan Carlos Martínez Moral.
También hay que tener en cuenta que las gafas cumplan las normas ISO relevantes para protección y que tengan el marcado CE, que demuestra que cumplen las normas de seguridad europeas; además se deben elegir gafas que ofrezcan una visión óptima tanto en días soleados, como nublados o incluso con niebla.
Es importante también seleccionar la categoría de intensidad de color de las lentes, según la protección solar, que para las estaciones de esquí debería ser la categoría 4 (el más oscuro), por ser el que más protege en condiciones soleadas.
Los expertos también recomiendan que las lentes cubran las zonas laterales de la cara, con el fin de proteger esa zona de las nocivas radiaciones solares; y también tener en cuenta a los más pequeños, puesto que los niños son más vulnerables a los rayos UV y también deben protegerse con las gafas adecuadas.
Aunque es una intervención poco invasiva, requiere la experiencia de un médico especializado para evitar complicaciones