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CRÓNICAS POR LOS OTROS / OPINIÓN

Fa vint anys que tinc vint anys

Foto: Monia Antonioli

Si la esperanza de vida en el entorno en que vivo es de 80 años, acabo de entrar en el ecuador de mi vida. Ayer cumplí 40 años

12/08/2017 - 

VALÈNCIA. Los 40, esa edad que siempre veía con cierta distancia, lejana y llena de propósitos cumplidos. Esa edad donde pensaba que alcanzaría los objetivos marcados y donde me establecería y me acomodaría para el resto de mi vida. Esa edad en que estaba convencida que los sueños se cumplían, los objetivos se alcanzaban y las realidades se asentaban. Esa edad idealizada. Esa edad con pasado y con futuro. Esa edad en que seguimos creciendo.

Esa edad  en que seguimos soñando, aprendiendo y luchando por la vida que queremos. Porque los 40 de hoy, no soy los 40 de entonces y porque los 40 en el mundo occidental, no son los 40 en el mundo en desarrollo.

Hablaremos de los 40 desde un punto de vista occidental, de una mujer acomodada que vive la vida que elige. A partir de ahí escribimos… Los 40 se celebran con entusiasmo, con ganas y con esperanza. Los 40 se celebran por todo lo alto especialmente las mujeres porque, según aseguran algunos entendidos de a vida, los 40 para una mujer son la mejor década para vivir. 

Los 40 se presupone que cuentas con la madurez necesaria para saber discernir entre lo que quieres y lo que no.  Contamos con un pasado a nuestras espaldas que nos ha hecho aprender de las experiencias, tanto las positivas como las negativas. Los 40 nos ayudan a perderle el miedo a muchos asuntos y descubrir otros temores e inseguridades

Con los 40 ya podemos hacer balance. Se presupone que  tenemos algo de criterio, unos más que otros. Los 40 normalmente marcan un antes y un después como marcan todos lo cambios de década. Los 40 de hoy no son los 40 de entonces.

Los 40 de hoy 

Hace años una persona de 40 años ya tenía su vida hecha, prácticamente pocos cambios le esperaban.  Como ocurre en otros lugares del mundo menos desarrollados donde la esperanza de vida ronda los 40.

En África por ejemplo, en Lamu desde donde escribo, una persona a los 40 años está considerada una persona mayor. Con respecto a la mujer, a los 40 ya suelen tener hijos criados e, incluso, puede ser abuela. Y es que la maternidad marca la madurez  y la esperanza de vida de la mujer pues se da por supuesto que todas las mujeres serán madres. El caso es que con 40 años una persona en Lamu tiene su vida ya hecha, entra en la etapa de la vida de esperar mientras sigue luchando y sobreviviendo cuando se trata de personas con pocos recursos económicos.

Foto: MERCEDES HERRAN

"La maternidad tardía rejuvenece a la fuerza, pues mientras algunas mujeres a los 40 ya tienen hijos de 20, otras empezamos a descubrir la vida"

Hoy en día los 40 en el mundo occidental es una época en auge todavía. Una época donde si hacemos referencia a las mujeres,  algunas incluso estrenamos  maternidad y con la década de los 40 nos espera todo un mundo por descubrir. Y es que la maternidad o la no maternidad marca totalmente y radicalmente la década de los 40 en la vida de la mujer. 

La maternidad tardía rejuvenece a la fuerza, pues mientras algunas mujeres a los 40 ya tienen hijos de 20, otras empezamos a descubrir la vida.

En otras culturas, países y sistemas a los 40 la vida puede estar ya consolidada a falta de cambios inesperados y no planificados. Pero en mi entorno y haciendo referencia al perfil de mujeres que me rodea, medianamente acomodadas, independientes y autosuficientes, puedo asegurar que seguimos esperando años  de cambios,  de incertidumbres, de búsquedas, de aciertos y de fracasos, equilibrios y desequilibrios. 

Vencemos algunos miedos y descubrimos otros nuevos, las prioridades se transforman, cambian de forma y de intensidad  e intentamos exprimir la vida y encontrar la esencia en las pequeñas cosas. Aprendemos a enfrentarnos a la vida desde una perspectiva diferente, y algunas de nosotras nos empeñamos en abrir nuestros propio camino. 

Mis 40

Recuerdo cuando mi madre cumplió 40 años. Yo tenía 17. La percepción del tiempo y de la edad eran diferentes. Yo veía en mi madre una mujer asentada, con tres hijos y su vida hecha. Veía a una madre. Porque a las madres se les ve siempre como madres.  Visión tan injusta como real. 

Cuando mi madre cumplió los 40, los veía  tan lejanos, estaba viviendo mi adolescencia. Veía toda una vida por delante, soñaba, soñaba y volvía a soñar. Tenía toda una vida por descubrir y un papel en blanco para escribirla. Hoy ese folio en blanco ya tiene unas letras, unas frases y unos párrafos escritos.  Una vida que voy escribiendo con mucha pasión, entusiasmo, inconformismo y amor, mucho amor.

Cuando cumplí los 30 mi madre me regaló una foto nuestra… Una foto y un mensaje que grabé a fuego en mi día a día:  “No sigas ningún camino, crea tu propia huella” 

Hoy hago balance  de estos primeros 40 años de vida y el balance es más que positivo. 40 años intensos que volvería a vivir una y mil veces con sus luces y sus sombras. Hoy puedo decir que estoy feliz con las decisiones que he ido tomando en mi vida. No siempre han sido fáciles pero tampoco difíciles y han marcado la persona que soy ahora y la vida que vivo. 

"A mis 40 me reafirmo en  vivir una vida menos cómoda pero muy rica"

A mis 40 me reafirmo en  vivir una vida menos cómoda pero muy rica. Una vida que no sigue parámetros establecidos pero que tampoco inventa nada nuevo. Una vida que  a veces me cuesta vivir e incluso entender. Una vida que  me empeño en vivirla sin necesidad alguna. Una vida que me cansa y me enriquece por igual. Una vida que me ha removido sin vuelta atrás.

Una vida que me ha dado tantas alegrías que no puedo estar más satisfecha de haberla elegido.  Una vida que me ha puesto a prueba en más de una ocasión y una vida que podría desestabilizar a cualquiera si seguimos los patrones convencionales. Mientras para algunos sería una vida totalmente inestable, esta vida me ha dado una estabilidad que nunca hubiera imaginado. Y hoy más que nunca sin nada estable a mi alrededor , me siento más segura que nunca.

Esta vida elegida no es cómoda pero es relativamente fácil porque parto de una base y de un colchón donde te caes y no duele y donde lo más difícil de superar son los miedos. Parto de la base de tomar decisiones con un colchón familiar que me permite volar, un colchón que me permite no tener miedo a equivocarme, a fallar… Porque en mis 40 años si hay algo que estoy aprendiendo es a superar mis miedos y vencer esos límites que me paralizarían y no me permitirían hacer nada de los que hago. Y todo este proceso tiene como resultado una seguridad, una sensación de orgullo y una fortaleza que sería difícil conseguir de otra manera.

Una vez superas los miedos, entras en la fase de comerte el mundo. Son miedos naturales cuando intentas alejarte del sistema establecido, un sistema donde todo está orquestado para no salir de él. 

Mi vida no ha sido una vida convencional pero ha sido una vida elegida y ahí radica la diferencia. Siempre insisto en el privilegio de poder elegir pues marca la diferencia. Y quienes elegimos la vida que vivimos somos unos afortunados y más aún si contamos con el apoyo y el respeto de nuestra familia aunque en ocasiones no compartan nuestras decisiones.

Foto: PEPE ÁBALOS (Uranes FILMS)

Mis decisiones comenzaron con mi mayoría de edad, al menos las decisiones que marcarían el rumbo de mi vida. Decisiones que han ido encaminando mi vida, decisiones más o menos acertadas pero decisiones mías. Y pienso cómo sería mi vida si no hubiera podido decidir.

Si no hubiera podido decidir

Si no hubiera podido decidir no hubiera decidido estudiar, trabajar mientras estudiaba, estudiar fuera de España, irme a trabajar fuera, presentarme a la selección de multitud de  trabajos, viajar, descubrir, vincularme con proyectos de todo tipo, en definitiva, no hubiera vivido la vida que vivo. Si no hubiera podido decidir no hubiera puesto en marcha retos y proyectos que han marcado mi vida para siempre.

Si no hubiera podido decidir no hubiera podido equivocarme, lamentarme de las decisiones tomadas, llorar mis errores y aprender con ellos. Si no hubiera podido decidir… 

La semana que viene… más!

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