Fallece Loles Salvador, matriarca del grupo La Sucursal

VALÈNCIA. Con 83 años, Loles Salvador se sentía «preparada para enfrentarse a la vida». Eso le dijo a Lidia Caro durante la entrevista que le concedió para Revista Plaza hace apenas unos meses. De aquella conversación, salieron otras grandes frases como mantras vitales.  «Si tengo algún mérito fue engañar a tantos hijos para que trabajaran conmigo»; «¿Si volvería a la cocina? Probablemente, porque no sé hacer nada más»; «Nunca he permitido que un hombre me pagara un café»; y podríamos seguir la enumeración. Porque si algo emanaba ella, era sabiduría.

Pero Loles se ha marchado. La matriarca de uno de los grupos gastronómicos más importantes de la ciudad, La Sucursal, y de una de las sagas hosteleras con más solera de la ciudad, los De Andrés, ha fallecido en su casa del Rincón de Ademuz, a los 83 años. Lo anunciaba el propio Javier de Andrés, en un mensaje en el que destacaba su «amor, coraje, dignidad, generosidad, talento, elegancia, belleza. Infinitas enseñanzas, infinita gratitud». El pésame del sector de la restauración, donde Salvador era muy apreciada, no tardaba en llegar en las redes sociales.

Su legado empresarial son los restaurantes del grupo La Sucursal que, en la actualidad, gestionan sus hijos: La Sucursal, La Marítima, Malabar y Vertical. Pero también hay un legado emocional. Ella, que saltó de un puesto de verduras en el Mercat Central a la hostelería, para abrir su primer restaurante (La Sal) en 1986, supo transmitir la pasión por el oficio a toda la familia.  «Ese subidón cuando va a empezar el servicio, un banquete de ochocientas personas y en una hora tienes que darles de cenar. Esa tensión que te genera… Hay que vivirlo», dijo.