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Final de una campaña sazonada con la influencia (o no) de los ingredientes nacionales

27/05/2023 - 

VALÈNCIA. El calendario electoral propio es una de las prerrogativas contempladas en el Estatuto de Autonomía de la Comunitat Valenciana. El presidente de la Generalitat tiene la capacidad de convocar las elecciones cuando lo desee, sin verse obligado a seguir el ritmo marcado por España para otras regiones que no disponen de esa condición. 

En 2019, el jefe del Consell y líder de los socialistas valencianos, Ximo Puig, optó por adelantar un mes las elecciones autonómicas para hacerlas coincidir con las generales. El motivo fue puramente estratégico: tratar de beneficiarse de la movilización contra la ultraderecha y del buen momento de la marca PSOE, dar un empujón a Podemos para asegurar su presencia en Les Corts y, de paso, limitar las posibilidades de crecimiento de Compromís. 

Nunca se sabrá qué habría pasado si se hubieran celebrado esas autonómicas junto a las locales que tenían lugar un mes después: los artífices de la idea del adelanto y los que la respaldaron, todavía sacan pecho; pero son muchos también los que opinan que la izquierda habría ganado más holgadamente.

Este viernes por la noche concluyó la campaña de las elecciones autonómicas y locales que tendrán lugar este domingo 28 de mayo. Precisamente, dos semanas en las que uno de los principales componentes ha sido la mayor o menor influencia de los ingredientes nacionales en el cóctel de la agenda política. Lo que indica que quizá la única manera de que unas elecciones autonómicas se celebren sin esta distorsión, es convocarlas absolutamente en solitario. Quién sabe si ocurrirá alguna vez.

Estos días, las fuerzas del bloque conservador, especialmente PP y Vox, han tratado tanto en las temáticas elegidas como en la tipología de los actos, de abrir la puerta de par en par a la opinión pública nacional, especialmente a través de los grandes medios de comunicación. De hecho, desde el inicio, se ha señalado la Comunitat Valenciana como epicentro de las elecciones, con el mensaje de que el vuelco a favor de la derecha significará el primer paso para que el líder nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo, desaloje al socialista Pedro Sánchez


Así, asuntos como las listas de Bildu, la compra de votos en Melilla o, en líneas generales, cualquier tema de corte nacional posible, se ha utilizado como ariete para tratar de socavar a las fuerzas del Botànic. Todo ello sumado a potentes mítines del PP -un lleno en la Plaza de Toros de València- y de Vox -buena asistencia en la plaza del Ayuntamiento con Santiago Abascal-, han permitido apuntalar el relato conservador y animar a la movilización. El candidato a la Generalitat, Carlos Mazón, se ha ocupado al mismo tiempo de repartir toda suerte de propuestas y críticas, especialmente en la recta final de la campaña, mucho más focalizadas en la Comunitat Valenciana, y ha contado además con la implicación de Feijóo, que ha visitado en varias ocasiones la autonomía estas dos semanas. En definitiva, toda la carne en el asador en la campaña del partido de la gaviota.

En la otra orilla, los dos socios principales del Botànic, PSPV y Compromís, se han movido en un perfil de campaña más valencianizado. "Sánchez, Feijóo, estas no son vuestras elecciones", proclamó el candidato de la coalición valencianista, Joan Baldoví, en su mitin central de campaña. Eso sí, desde esta formación también han sabido 'jugar' la baza nacional para, sin ir más lejos, que el alcalde de València, Joan Ribó, contara con el apoyo de la vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, este mismo jueves, o también a la hora de realizar constantes comparaciones de gestión entre la Comunitat Valenciana  y Madrid. La ventaja de Compromís, como siempre, además de sus mensajes bien dirigidos a un electorado con un sentimiento de fuerte pertenencia procedente de sus raíces nacionalistas, es el buen desempeño en imagen, marketing electoral y redes sociales. Una característica que les suele proporcionar mejores resultados de los previstos en las encuestas por gozar de apoyos que se sitúan por debajo del radar.


Por parte de los socialistas, Puig ha basado su campaña en potenciar su figura (con el lema 'El President) y apoyarse en los numerosos alcaldes del PSPV para que los ciudadanos depositen la papeleta del "puño y la rosa" en las dos urnas. En cambio, y aunque Pedro Sánchez ha estado en las tres provincias en los respectivos mítines centrales, ha sido una campaña sólo con la presencia mínima necesaria del líder nacional y también de algunos ministros. Un intento fallido, el de Puig y su entorno, de que se difuminara la campaña para vender gestión y continuidad sin un ambiente de excesiva crispación y movilización, al que se le dio un golpe de timón en los últimos días para recuperar el toque emocional de la campaña y tratar de activar la movilización necesaria para que la izquierda continúe en el gobierno.

Curiosamente, los que también han tenido muchos toques nacionales en estas dos semanas han sido Podem-EU. El candidato a la Generalitat, Héctor Illueca, ha mantenido un discurso de constantes críticas a grandes empresarios con nombres y apellidos con el respaldo de Madrid; además de proponer empresas públicas revolucionarias como una gran cadena de supermercados, otra farmacéutica... y, además, para terminar de cerrar el aroma estatal de su campaña, contó con las ministras Irene Montero y Ione Belarra en su acto central de València; con el apoyo público de Yolanda Díaz en el mitin de Alicante y, este mismo viernes en el cierre, del mismísimo Pablo Iglesias, en un acto que congregó a cientos de personas en el cauce del Turia.

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