Las inversiones basadas en criterios ambientales, sociales y de buen gobierno (ESG, por sus siglas en inglés) han pasado de ser una moda a una tendencia estructural
VALÈNCIA. Las inversiones basadas en criterios ambientales, sociales y de buen gobierno (ESG, por sus siglas en inglés) han pasado de moda a convertirse en una tendencia estructural, que se ha acelerado con la evolución de la pandemia de la covid-19. Hace justo 50 años que se produjo el lanzamiento del primer fondo socialmente responsable en Estados Unidos (Pax World Funds), aunque este tipo de inversión no comenzó a ser una opción destacable hasta la irrupción de la crisis económica y financiera del año 2008, momento en que el Banco Mundial lanzó los primeros 'bonos verdes'. En los últimos diez años, el volumen de activos con criterios ESG ha pasado de 36.000 millones de euros a 285.000, a cierre de 2019.
En el actual escenario donde existe una creciente concienciación sobre aspectos relacionados con el respecto al medio ambiente y la conciencia social, la industria financiera está impulsando las inversiones socialmente responsables, con los inversores institucionales lanzados a descarbonizar sus carteras y a incluir en sus apuestas de inversión compañías con criterios ESG, lo que ha propiciado una explosión de nuevos productos financieros sostenibles.
El departamento de Educación Financiera de EFPA España ha elaborado un documento que recoge algunas claves y trata de resolver algunas preguntas que se pueden realizar ahorradores e inversores particulares que se planteen invertir bajo los criterios ESG.
1) ¿Qué se entiende por finanzas sostenibles?
Las inversiones sostenibles incluyen los criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza, por sus siglas en inglés), que se añaden a otros estrictamente financieros como la rentabilidad, el riesgo y la liquidez.
2) ¿Cuál es la oferta de productos con criterios ESG?
Como recuerda la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en su guía práctica, las finanzas sostenibles permiten el diseño de distintos productos financieros que fomentan el desarrollo sostenible y tratan de equilibrar rentabilidad y sostenibilidad. En esta categoría podemos encontrar: Fondos de inversión que aplican criterios ASG en su política de inversión; Fondos de inversión solidarios, que ceden una parte de la comisión de gestión a determinadas entidades benéficas o no gubernamentales; y Bonos verdes y sociales, emisiones de deuda pública o privada, emitidos a medio y largo plazo para financiar proyectos respetuosos con el medio ambiente o que persiguen mejoras de tipo social.
Es complejo conocer al 100% las empresas que contribuyen a la mejora de la sostenibilidad, pero sí existen fondos que excluyen directamente a sectores que puedan ser controvertidos, como, por ejemplo, las empresas tabaqueras, las industrias del carbón o la industria armamentística, con el objetivo de alcanzar esta categoría de ISR (Inversión Socialmente Responsable). Cada vez en mayor medida, las gestoras de fondos cuentan con departamentos específicos que supervisan el nivel de cumplimiento ESG de las compañías y, de este modo, seleccionarlas para incluirlas o excluirlas de sus carteras.
3) ¿Cómo se pueden contratar este tipo de productos?
Del mismo modo que cualquier otro producto financiero, un inversor particular debe acudir al intermediario con el que suela contratar sus productos (gestora de fondos, entidad, asesor particular…), aunque es recomendable que previamente solicite información complementaria sobre qué implica la inversión en vehículos que cumplen criterios ESG.
4) ¿Puede afectar a la rentabilidad y a las comisiones aplicadas?
La mayor parte de las investigaciones académicas llevadas a cabo sobre el rendimiento real de las carteras de inversión sostenible no ha mostrado ninguna penalización sobre la rentabilidad, por parte de este tipo de inversión, y posiblemente incluso los resultados sugieren un rendimiento ajustado al riesgo positivo en lugar de negativo. Si un inversor quiere priorizar su objetivo en la rentabilidad, tendrá que asumir un riesgo más elevado, en un entorno de tipos bajos como el actual, independientemente de que sus carteras estén diseñadas bajo criterios sostenibles.
Con respecto a los gastos de comisiones, es cierto que la gestión de un fondo sostenible requiere la utilización de datos externos, pero nada justifica que tengan que ser más caros. Además, los fondos sostenibles también se ven sometidos a la tendencia global de reducción de costes y esto vale también para el universo de ETFs o fondos de inversión cotizados, cuyos costes en la gama sostenibles muestran un descenso prolongado.
5) ¿Qué ventajas conlleva la inversión en ESG en el escenario actual?
Además de cuestiones de carácter ético, algunos estudios señalan que los activos ESG son menos volátiles que otros productos de similares características, como ha demostrado la pandemia provocada por la covid-19 donde la volatilidad de los mercados ha afectado más a los índices tradicionales que a los sostenibles. La capacidad para adaptarse a situaciones adversas de los fondos ESG es mayor que la de los fondos de características similares pero que no integran criterios ESG.
6) ¿Con quién debemos consultar antes de tomar la decisión de inversión?
Antes de decantarse por cualquier apuesta de inversión, resulta fundamental contar con la ayuda de un asesor financiero cualificado para que indique cuál es la información previa que un inversor particular debe conocer antes de tomar una decisión de inversión, atendiendo a variables como el perfil de riesgo, el horizonte temporal y las necesidades personales a corto, medio y largo plazo. En el caso de las inversiones socialmente responsables, existe una amplia gama de alternativas para todo tipo de ahorradores, pero consultar a un asesor es la única forma de canalizar el aluvión de novedades y nueva información en este ámbito.