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FIRMA VALENCIANA FUNDADA POR RAFAEL CARRAU Y VICENTE CARPIO

Finest diseña un servicio para ayudar a las empresas a salir a bolsa

7/12/2017 - 

VALÈNCIA. En julio de 2013 dos viejos amigos, Rafael Carrau y Vicente Carpio, volvían a encontrarse -laboralmente hablando- tras su salida de la extinta Ruralcaja. Anteriormente habían sido dos de las piezas más importantes en el despegue de Crédit Valencia, una pequeña caja rural pero con muy buen cartel dentro de las entrañas del Banco de España. Palabras mayores.

En aquel caluroso verano de hace cuatro años ponían en marcha un proyecto de asesoramiento financiero patrimonial llamado Finest Portfolio Ideas, tal y como avanzó entonces este diario. Para ello eligieron a la sociedad de valores independiente Tressis para que les surtiera de productos financieros. Una decisión que a la postre ha resultado fructífera porque se han ganado -y se siguen ganando- la confianza de un buen número de clientes, cuyas carteras están en plena ascensión.

Pero nada mejor que hablar con estos reputados financieros valencianos para conocer el balance de estos cuatro años y medio, los planes que tienen, el impacto de la MiFID II y, entre otras cuestiones, la figura cada vez más extendida del compliance.

-Finest Portfolio Ideas va camino de cumplir sus primeros cuatro años y medio, ¿qué balance hacen?
-Rafael Carrau (RC): Estamos en el buen camino. Empezamos como agentes de Tressis SV ofertando nuestra experiencia en los mercados como nuestra mejor 'arma'. Al comenzar, al revés que la mayoría de agentes, no teníamos una cartera propia de clientes que aportar. Vicente venía de la gestión pura y dura de la tesorería (en el grupo CRM gestionaba algo más de 2.000 millones de euros de tesorería), y yo venía de la alta dirección de cajas rurales, sin funciones comerciales. Hemos ido creando esa cartera y ya hemos alcanzado el centenar de clientes, que los tenemos razonablemente satisfechos como lo demuestra la rentabilidad media de la cartera de nuestros clientes que, con un perfil mayoritariamente conservador, alcanza en el último año un 4,42% TAE.


-Nos consta que están trabajando en ayudar a las empresas valencianas a acudir al Entorno Pre-Mercado, que precisamente está domiciliado en la Bolsa de Valencia. ¿Qué es concretamente?
- Vicente Carpio (VC): Más que el Entorno Pre-Mercado diríamos que nos orientamos al Entorno 'Pre-Pre Mercado'. Hemos diseñado un servicio, que le llamamos de 'excelencia empresarial', orientado a ayudar a las pequeñas empresas a madurar, a empezar a incorporar herramientas de gestión que les permitan ser más fiables para terceros inversores y financiadores. Ayudamos a que las empresas incorporen sus primeros pasos en materia de buen gobierno corporativo, incluido el protocolo familiar, en responsabilidad civil corporativa, en conducta ante los consumidores

-¿Cómo nace esta idea?
-VC: De la experiencia vivida en la caja y de la observación de los cambios que se están produciendo en las empresas valencianas. Antes el empresario sólo contaba con el capital propio y con la financiación bancaria. Como mucho, algunos empresarios se atrevían a implicar a familiares o amigos en el capital, pero aun así con muchos reparos porque la empresa era algo 'muy suyo' y la aportación de capital ajeno se consideraba como una interferencia. Las nuevas generaciones de empresarios, con la moda de las 'startups' y con el crecimiento del capital riesgo en todas sus fases, ya no hacen ascos al capital ajeno. Si se necesita para crecer, se acude a él.

-Aquí entra el impulso que desde las bolsas se está intentando dar a los mercados alternativos..
-RC: Así es como sucede con el Mercado Alternativo Bursátil (MAB) en España -todavía poco profundo pero que cogerá impulso-, o el AIM londinense -mucho más maduro-, por citar los que nos sirven como mayor referencia. Pero, ¿qué le ocurre a una empresa que un día se plantea la posibilidad de ir, por ejemplo, al MAB? Nosotros mismos lo vivimos con una empresa que nos propuso que les ayudásemos a salir al MAB. En ese momento, cuando entra en contacto con un asesor registrado empieza a darse cuenta de que ese salto le supone un choque de conceptos. La transparencia, las obligaciones informativas, el buen gobierno… son muchas cosas novedosas que le exigen un cambio de chip.


-Sin embargo ustedes cuentan a favor con la experiencia por su paso y dinamización de Crèdit Valencia Caja Rural...
-VC: Era una pequeña entidad pero estaba obligada a cumplir muchos requerimientos normativos como todas las entidades de crédito, aprendimos a dimensionar las obligaciones. El pequeño puede incorporar buen gobierno, ajustado a su dimensión; el pequeño puede incorporar responsabilidad social corporativa (RSC), ajustándola a su dimensión, y así todo. Lo que hemos hecho en Finest es definir procesos de buen gobierno corporativo, de obligaciones informativas, de RSC, de cumplimiento normativo (no sólo penal), y dimensionarlos para la pequeña empresa, para cada empresa según su tamaño. Si cuando lo hicimos en Crèdit Valencia la supervisión bancaria nos lo valoró bien, estábamos convencidos de que podíamos hacerlo bien para pequeñas empresas de cualquier sector.

-Pero el coste de esos proyectos ¿no queda fuera del alcance de las pequeñas empresas?
-RC: Si lo que se pretendiese hacer es homologar todas las ISO, sin duda que tendría un coste disuasorio para las pequeñas empresas. Pero no se trata de eso. Lo que hacemos es coger al empresario o al directivo de la empresa y trabajar con él para que, al ritmo que su empresa y la atención a su gestión le permita, ir añadiendo novedades en la gestión. Se trata de incorporar ideas y experiencias que hagan posible ganar en mejora de la gestión, con consecuencias inmediatas, y que a largo plazo vayan preparando la empresa para futuros saltos adelante. Así, el día que se planteen incorporar capital ajeno podrán acreditar experiencia en la transparencia de la gestión; y eso tiene consecuencias económicas en la valoración de la empresa desde ya, incluso para pedir una financiación. Con ese planteamiento nos acoplamos en cada caso a las posibilidades de cada empresa, en función del tiempo que ellas puedan dedicar a este proyecto estará el coste de nuestra dedicación, siempre adecuado a las posibilidades de las pequeñas empresas. Queremos 'crecer a su lado'.

-Han mencionado anteriormente el cumplimiento normativo haciendo hincapié en "no sólo penal” ¿qué quieren decir con esto?
-VC:La moda del compliance no se está acometiendo todo lo bien que sería deseable. La reforma del Código Penal ha generado una alarma que ha llevado a que muchas empresas lo implanten. Sin embargo, nos encontramos con el problema de que hay empresas que lo implantan como una obligación, pero sin ninguna convicción. En estos casos el tiempo nos dirá qué hacen la fiscalía y los jueces, pues las circulares de la Fiscalía General del Estado ya advertían de que el 'copia y pega' por cumplir no vale, y no garantiza las exenciones de responsabilidad que se buscan. 

-¿Tiene sentido implantar a secas el 'compliance penal'?
-RC: En nuestra opinión implantar el 'compliance penal' a secas, aunque se haga bien, es un mero gasto para el 95% de las empresas; aunque sea un gasto muy conveniente por si acaso uno cae en ese 5% de empresas que en su vida conocen de algún delito en su vida empresarial. Sin embargo, si con la misma filosofía en vez de implantar un 'compliance penal', una empresa implanta 'protocolos de cumplimiento normativo general' y con ello desaparece el gasto para convertirse en inversión. Un alto porcentaje de empresas está en riesgo de padecer sanciones administrativas de muy diversos tipos. Y las sanciones administrativas cuestan mucho dinero a las empresas. Si implantamos un protocolo de cumplimiento normativo general, que contemple la previsión de sanciones administrativas, vamos a tener un doble efecto: se van a evitar algunas multas (lo que ya aporta rentabilidad a la cuenta de resultados) y se van a obtener reducciones en otras. Aunque las leyes administrativas todavía no contemplan expresamente la reducción de las sanciones, ya ha habido algúórgano sancionador de la Administración que ha aplicado sanciones en sus importes más reducidos a empresas que han demostrado que son proactivas en intentar evitar las infracciones.  


-Volviendo al proyecto de 'excelencia empresarial' ¿Han presentado este proyecto al Entorno Pre-Mercado que preside Vicente Olmos a la sazón presidente de la Bolsa de Valencia?
-VC: Hace un mes visitamos la Bolsa de Valencia para exponerles nuestro proyecto. La percepción que tuvimos fue de mucho interés. Creemos que el proyecto del Entorno Pre-Mercado Entorno que está llevando a cabo la Bolsa de Valencia es muy bueno para las empresas valencianas. Queremos colaborar en lo que podamos con ellos, ya que probablemente una buena parte de nuestro trabajo es para una fase anterior a esa iniciativa.

-¿Se ha interesado ya alguna empresa?
-RC: Este 'pack' lo diseñamos en el tercer trimestre de este año, aprovechando la experiencia que había surgido a raíz de trabajos puntuales realizados con algunas empresas, en las que vimos que hacía falta algo más. Estamos en la fase de 'presentación' y estamos percibiendo interés. Sabemos que tenemos que armarnos de capacidad de convicción, pues para tomar la decisión se necesita que el empresario o directivo tenga una visión a largo plazo. Muchas veces los árboles no dejan ver el bosque y el pequeño empresario tiene todo su tiempo cogido para atender el día a día de su empresa. También hemos observado interés inmediato en algunas gestoras de entidades de capital riesgo porque nos ven como una herramienta complementaria a su inversión. Si nuestro trabajo es positivo y lo aplicamos en una de sus inversiones, ellas ganarán mucho valor añadido para el momento de su desinversión.

-Como financieros con una gran dilatada trayectoria profesional en la City valenciana, ¿por qué las empresas valencianas son tan reacias a salir a financiarse a la bolsa, bien al MAB o bien al Mercado Continuo?
-VC: El Mercado Continuo son palabras mayores y las empresas que tienen dimensión para dar ese salto tienen sus propios criterios para hacerlo o no hacerlo. Son empresas ya maduras y vienen de una concepción muy tradicional de la empresa familiar como algo propio. El cambio de concepto que supone salir a mercado exige tantos cambios que no han estado preparándose para ellos.

-¿Y sobre el Mercado Alternativo Bursátil?
-RC: En cuanto al MAB observamos mas interés ante lo novedoso y, sobre todo, porque son empresas más jóvenes y por ello más predispuestas a los cambios. Pero este mercado todavía carece de profundidad en la negociación. Hace falta que los inversores institucionales empiecen a creer en el MAB pues son ellos los que mueven los mercados. Este paso se va a dar, sin ninguna duda, pero no se ha alcanzado todavía. Y mientras no se alcance esa profundidad el MAB no aportará todas las ventajas que debe aportar a las empresas que salen al mismo. Eso las empresas lo saben y por eso, aunque hay interés, falta el empujón final.


-¿En qué otros proyectos están trabajando? ¿Qué planes tienen para 2018
-VC: Estamos profundizando en encontrar vías de colaboración con otros despachos profesionales. Nosotros aportamos valor en determinado tipo de proyectos, y conocemos despachos valencianos muy especializados que ofrecen valor en otros. Por ejemplo, hemos empezado a colaborar activamente con un despacho dedicado específicamente a operaciones corporativas. Para vender o comprar empresas hace falta acudir a un buen especialista que sepa moverse con discreción en un mercado especialmente sensible y hemos encontrado ese tipo de profesional. Hay otros ámbitos de colaboración con otros y queremos ir madurando esas formas de colaboración con 'especialistas' que sumen calidad a nuestros clientes.

-Hablar de 2018 en el sector financiero es hacerlo de la entrada en vigor la esperada directiva MiFID II, ¿cómo les va a afectar?
-RC: Nos va a afectar a todos. Desde los aspectos formativos, que ya están cumplidos, hasta, sobre todo, la forma de tratar con los clientes. La transparencia en lo que se cobra es absoluta. En Tressis se tomó la decisión de anticiparse a algunas de las obligaciones y ya vamos por delante. Es bueno que el cliente pueda comparar. Es cierto que las grandes entidades tienen más formas de no imputar directamente costes al cliente, pero al final éste los va a ver por un lado u otro, con lo que va a acabar valorando el precio del asesoramiento.

-Por cierto, ¿fue una buena elección Tressis como compañero de viaje
-VC: Magnífica. No nos hemos arrepentido en ningún momento. Cuando creamos Finest estuvimos hablando con tres entidades del sector que tenían a gala su independencia. Elegimos Tressis y hoy es la única de aquellas tres que mantiene la independencia. Eso nos permite alinear nuestros intereses con los de los clientes, pues no hay objetivos de colocar productos. El objetivo único en Tressis es ofrecer lo mejor al cliente: esté donde esté lo mejor.

-En su caso, Rafael ¿Le costó mucho abandonar el despacho familiar Carrau?
-Siempre cuesta, aunque Carrau Corporación ya no era un despacho estrictamente familiar porque sólo tres de los diez socios éramos de la familia. Pero la tradición del apellido en el nombre de tu empresa siempre pesa, evidentemente, y más cuando el origen de todo se fija más de un siglo antes (1881). Pero era el momento de dedicarme únicamente al proyecto Finest Portfolio Ideas, que habíamos creado tres años antes y que requería mi dedicación plena. No me arrepiento en absoluto porque considero que ha sido un pleno acierto. Por supuesto que mantengo una muy buena relación con Carrau Corporación, al fin y al cabo allí siguen como socios mi mujer, Matilde Tatay, y mi hermano Ignacio; además de la presencia de mi sobrina Lucía Carrau en el equipo de abogados del despacho.

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